VIERNES 14 DE JULIO DE 2000
* Diálogo con Ovidio es el nuevo trabajo literario de Gonzalo Rojas
La imaginación viva, prodigio en riesgo ante la veneración por lo tecnológico
* Cumple 65 años de haber escrito su primer poema * ''El teléfono celular es una oreja extra''
* Leo con frecuencia a los maestros antiguos y eso les hace falta a los contemporáneos, dice
César Güemes * Siempre tiene los zapatos boleados, incluso en los días lluviosos. Usa tirantes y no siente nostalgia por las mancuernillas porque las porta. Sus corbatas son de suave tela, lo mismo que las boinas con que viaja. Sin embargo, Gonzalo Rojas no sufre de dandismo. Es así, pulcro, ordenado, generoso para la charla. Ahora, con su nuevo trabajo literario, cumple 65 años de haber escrito su primer poema.
Diálogo con Ovidio (Aldus-El Dorado) es el título del volumen que incluye su recientísima producción más el agregado del que fue su primer texto. El libro inicia con una foto suya, de hace poco, y cierra con una de cuando tenía apenas 17 años e iniciaba un viaje en barco. No contiene, pese a ello, textos nostálgicos. De hecho realiza varias referencias al uso del fax y o los teléfonos celulares. Y aclara: ''El poeta no tiene por qué restarse a los vocablos que se emplean en pacto con la tecnología tecnolátrica. Claro que no es un homenaje al celular, sino que es una ironía sobre ese aparatito que lo persigue a uno por todo el mundo como si fuera una oreja extra".
Sagitariano con la condena del viaje
ųƑSe acerca a la tecnología, la disfruta, le interesa?
ųLa miro, pero me fastidia la adoración de lo tecnológico que parece superar el prodigio de la imaginación viva. Alguien dirá que ahora los niños nacen con la habilidad para el uso de aparatos cibernéticos, y es verdad, pero lo que más me importa es que se respete el derecho a la imaginación. La máquina tiende a la exactitud de uno u otro modo y los poetas no trabajamos bajo ese concepto porque se parece mucho a un límite o una trampa. Si ni los físicos de hoy, que son los verdaderos poetas, hablan de la exactitud, los poetas mucho menos. Hace poco tuve un diálogo con un excelente físico, el mejor de mi país y uno de los mayores del hemisferio, y hablamos de física y poesía. Consideramos aquello que Heráclito llamaba la aproximación, la ambigüedad. Así que esto que decimos los poetas es balbuceante, aproximado. Y la física de hoy es muy consciente de eso.
ųEl primer poema del volumen le da título y, sin embargo, Ovidio prácticamente ya no aparece en ningún otro momento.
ųOvidio, el poeta del amor, me es muy próximo porque mostró el mundo desde la vivacidad del eros y tuvo una experiencia dura y cruel que lo llevó a escribir sus preciosa elegías, la experiencia del exilio, de ser expatriado. Me gusta leerlo en voz alta para oír ese viejo idioma, tan diferente del eclesiástico latín de cocina. Por eso le dedico el libro a él, por reverencia a los manantiales de nuestra lengua. Leo con frecuencia a los maestros viejos y creo que eso les hace falta a los contemporáneos. Los buenos poetas estadunidenses o ingleses, T.S. Eliot, por ejemplo, manejaba el latín y el griego con soltura, lo mismo que Ezra Pound. Las viejas lenguas no cesan de influir en nosotros. Incluso deberíamos estudiar el árabe por todo lo que nos ha dado a los hablantes de español.
ųEl libro acaba de salir de la imprenta y también de su escritorio. ƑAsí sucedió, va directamente de su estudio al lector?
ųEstá casi recién terminado y tiene esa gracia, diría yo, de lo muy espontáneo, casi es un diálogo oral. Quise hacer este libro con desenfado e incluso con cierto descaro. Ese poema inicial, por ejemplo, no es una elegía, sino que está transido de humor, es irreverente.
ųTan espontáneo es el poemario que contiene un texto titulado ''Rock sinfónico".
ųEs un decir, y hay otro que combina la idea del latín con la del jazz. De modo que el libro no tiene la gravedad de otros escritos míos. Siempre en mi ejercicio poético he intentado el juego de lo lúdico y de lo sacro. Libro contra la muerte es algo muy existencial, pero este nuevo no, aquí hay mucha vivacidad.
ųLa foto que cierra el libro es de cuando tenía usted 17 años. Según la imagen ya desde entonces gustaba de una vestimenta sobria y en cierto sentido elegante.
ųPara entonces ya había escrito algún poema, ''La litera de arriba", del año 35, que mi editor incluyó en este nuevo libro. Esa fotografía aparece al final por cierta idea de cambiar el tiempo, de abolirlo o transgredirlo. Pero no estaba vestido elegantemente. Era un chico desharrapado y pobretón que andaba por el norte de mi país. Corresponde a mi primer vagabundeo. Como soy sagitariano tengo la condena del viaje, de moverme siempre de un lado para otro aunque no tenga dinero. Digo que me fui al norte porque en Chile cada que uno se mueve va siempre hacia arriba, ya que todo Chile es sur.
El juego es con la relectura
ųEn este primer poema habla de Joaquín Cifuentes, Ƒquién es?, Ƒqué le decía ese personaje a sus 17 años?
ųEl escribía y por entonces estaba preso. Fue compañero de caminos de Neruda, en Santiago. Joaquín hizo ciertos negocios malos en la venta de caballos, se robó algunos y fue a dar a la cárcel. Yo lo conocí a través de un hermoso libro que hizo ya preso, El adolescente sensual. A mí lo que más me interesaba era que estuviera preso, me atraía mucho esa idea. Y por esos días me encontré con Retrato del artista adolescente, de Joyce, que amarré en un vínculo imaginativo pero firme con el volumen de Cifuentes. Y ahondando en la cosa, si leemos con cuidado el segundo volumen de Residencia en la tierra, de Neruda, nos encontraremos con un poema que se llama ''Ausencia de Joaquín", que es un tesoro literario. Todo eso se une porque los poetas andamos en la trama enigmática, queramos o no, y ésa se va descifrando casi sola. Yo me voy al norte de Chile, en barco, leo el volumen de Cifuentes y luego el de Joyce. Me corresponde la litera de arriba en un camarote de esa embarcación modesta y así que hago el poema.
ųSi su primer texto es de 1935 hablamos, entonces, de 65 años de poeta.
ųPor cierto. Si la vida es así, velocísima, y uno empieza temprano a respirar poéticamente si es que los dioses le dieron la opción de decir el mundo con palabras.
ųƑNo diría que fue necesario trabajar para hacerse del lenguaje además de la capacidad o disposición natural para la escritura?
ųClaro, fui lector minucioso y por eso adoro a Borges, maniático de la lectura. Decía que su paraíso fue la biblioteca de su padre.
ųƑY a usted cuál fue la biblioteca que le significó el paraíso, don Gonzalo?
ųDe muy joven estuve internado en un colegio espartano que tenía una gran biblioteca. Dentro de ella un sector se encontraba bajo el letrero de ''libros prohibidos". Los leí todos. Me acerqué a los clásicos temprano. Leí toda la colección Rivadeneyra, 52 volúmenes enormes, gordos, del tamaño de una Biblia. Mi diálogo con Quevedo se remonta a esa época. Fui lector y lo sigo siendo. Sobre todo releo, algo que también decía Borges. No es certero pensar que con una lectura basta. Nada, el juego es con la relectura.
Gonzalo Rojas ha hecho una pausa para la entrevista. Antes, se encontraba dedicando prolijamente una pila de ejemplares de Diálogo con Ovidio. Después habría de seguir con la revisión de algunos textos.
ųParece que los poetas sagitarianos no se cansan, maestro.
ųEn el verano de Chile, que terminó en marzo, nado por el río que pasa cerca de mi casa. Y me ejercito en casa. Consigo 12 levantamientos de todo el cuerpo en la barra, hasta ahora. Y hago, como digo en un poema, flexiones pero no genuflexiones.