VIERNES 14 DE JULIO DE 2000
Fox y el presidencialismo autoritario
* Horacio Labastida *
Los experimentados jefes de las tribus que ocultábanse en las cavernas para evadir a las fieras asoladoras, exclamaron ante sus seguidores que el reino de las tinieblas, la noche sin fin que los rodeaba desde el otro cuaternario, aseguraría la aniquilación del hombre si no brillaban alguna vez las luces del camino redentor; y consta en los remotísimos cantos prehoméricos que aquellas desesperanzas llegaron a los oídos del olímpico Prometeo, enamorado de la especie humana y dispuesto a hurtar de las arcas de Zeus el fuego salvador de los humanos, sin importarle los espantosos castigos que le impondría la iracunda y arbitraria voluntad divina.
Y así fue como la humanidad salió de la oscuridad a la claridad de las civilizaciones que desde entonces habitan el maravilloso planeta Tierra. Ahora bien, tales metáforas de las prístinas edades idas, vienen a cuento porque la reciente caída del priísmo y el nacimiento del panismo foxista, hecho aún no analizado en profundidad, provocan perplejidades, dubitaciones y densas tenebrosidades que urge despejar con una claridad que nos permite ver las instancias salvadoras que tenemos a la mano, a fin de evitar el triste destino de las no pocas atlántidas de miserias, arrepentimientos y penas que llenan la historia de los fracasos humanos olvidados; y es obvio que estas reflexiones obligan a buscar dicha claridad como condición sine qua non de una salida honrosa al inmediato porvenir.
En un magnífico discurso pronunciado en Guanajuato, el 16 de septiembre de 1867, Gabino Barreda lo señaló con precisión: el solo triunfo de Juárez sobre los invasores franceses y los imperiales, no aseguraba el renacimiento de México.
Era indefectible trazar una política capaz de reactivar con base en las ruinas que nos heredaron la Guerra de Tres Años y las ambiciones napoleónicas, los sueños y realidades imaginados por la grandiosa generación reformadora de 1857; y no cabe duda que aquella sensibilidad del sabio mexicano en los albores de la restauración republicana, se infiltra en la conciencia del ahora.
La caída del priísmo no es por sí misma punto de partida del bien común anhelado por los mexicanos, y salta de inmediato la pregunta: Ƒcuál es el problema que nos agobia por sobre todos los agobios que rodean nuestros días?
El pecado capital se llama el presidencialismo autoritario que ha cubierto en sus dos formas el aún no cumplido bicentenario de nuestra historia independiente: la etapa militar va de Santa Anna a Plutarco Elías Calles, incluyendo a Porfirio Díaz, y la civilista iniciada por Miguel Alemán aún no concluye en este julio de 2000, presidencialismo definido de acuerdo con los siguientes atributos.
Es una estructura política creada para violar el estado de derecho sancionado en las leyes supremas, servir a los intereses económicos locales y extranjeros, simular administraciones legales carentes de legitimidad, y dañar al pueblo no sólo por ignorar sus demandas sino también por disponer de la riqueza social para enriquecer al capitalismo empresarial y sus personeros.
En pocas palabras: el presidencialismo autoritario es la estructura política que ha servido del mismo modo al capitalismo del siglo XIX que a los superpoderes trasnacionales de los últimos decenios; y esta es la situación en que se encuentran el (virtual) presidente electo, Vicente Fox Quesada, y las corrientes que lo acompañan.
Nótese bien que el presidencialismo autoritario no es priísta ni está sujeto a adjetivaciones temporales o circunstanciales; del mismo modo que fue santanista, obregonista o alemanista, puede también ser foxista o panista.
Su naturaleza es ajena a las adjetivaciones del momento y muestra la relación inviolable que hay entre la lógica del poder económico, del poder político y de la persona física del presidente; éste no es más que el ejecutor de esa lógica, impuesta por el sistema aun contra la voluntad personal.
Esta vinculación del presidencialismo autoritario con la estructura económica que lo gobierna y el titular del Poder Ejecutivo, tiene por objeto poner en marcha y dar eficacia a las leyes de ganancia y acumulación del capital que rigen el desenvolvimiento del orden trasnacional y corporativo floreciente.
ƑPodrá el (virtual) presidente electo romper con esas estructuras al tomar posesión de su cargo?
Sin hacer a un lado el beneficio de la duda, los síntomas actuales parecen indicar que la caída del priísmo connotará sólo el acunamiento de otro presidencialismo autoritario igual que el anterior, Ƒo no? *