ƑSOLUCIONES EN MEDIO ORIENTE?
Las negociaciones en Campo David están todavía en curso y las delegaciones palestina e israelí, del mismo modo que el Departamento de Estado, guardan silencio en torno a las soluciones propuestas, así como sobre los obstáculos y las resistencias a un acuerdo negociado, pero las noticias que se filtran -muchas veces intencionalmente para influir en la discusión- parecen sugerir posibles desenlaces.
Una de las versiones sostiene en efecto que Israel retiraría de Gaza (no así de Cisjordania) todas las colonias allí instaladas y que, además, daría una amplia autonomía a los sectores palestinos de Jerusalén oriental, que quedarían bajo la jurisdicción de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), mientras el resto de la ciudad seguiría con administración israelí.
Esta división de hecho de Jerusalén, aunque permitiría formalmente a cada lado fijar allí su capital, también mantendría latente el espinoso asunto del estatuto de este centro sagrado para tres religiones. Habría que ver, por lo tanto, si los palestinos -al igual que la derecha israelí- aceptan un compromiso consistente en posponer la solución definitiva a una cuestión que es internacional, además de fundamental para cada una de las partes en disputa.
Queda, igualmente, el problema del agua (que Israel retiene para sí a costa de los territorios árabes ocupados) y el de las colonias israelíes diseminadas por todas las zonas palestinas como otros tantos búnkers y que impiden la continuidad territorial y la viabilidad del Estado palestino que Yasser Arafat declaró en forma reiterada que proclamaría en septiembre, o sea, dentro de 60 días.
Está, por último, la cuestión de los palestinos refugiados, desde hace más de 50 años o desde la guerra de 1967, en los países árabes vecinos y el de las fronteras de Israel, que se niega a aceptar las sucesivas resoluciones de la Organización de Naciones Unidas (ONU) de volver a su territorio anterior a dicho conflicto bélico.
Sobre la primera cuestión, los palestinos exigen el cumplimiento liso y llano de la resolución 194 de la ONU, que obliga a Israel a permitir el retorno a sus tierras y hogares (hoy en manos ajenas) de los palestinos fugitivos. Arafat ha dicho que renunciaría y se exiliaría si esa resolución no se cumpliese y la izquierda palestina, así como los grupos religiosos extremistas, no están dispuestos a negociar al respecto. Pero una parte más conciliadora, en la derecha de la ANP, aceptaría monetizar la cuestión y propondría indemnizar a los refugiados para que renuncien a sus derechos y propiedades.
Israel es partidario de esta solución, siempre y cuando el dinero lo desembolsen otros. Se ventila ya la cifra de cien mil millones de dólares para fijar a los palestinos en otros países árabes y Jordania sola podría absorber a los palestinos allí refugiados a cambio de la anulación, por Estados Unidos, de su deuda de 6 mil millones de dólares o, incluso, de una ayuda de 2 mil millones de dólares anuales durante 20 años (lo cual aumentaría su renta nacional en una cuarta parte), mientras 400 mil palestinos refugiados en el Líbano podrían ser enviados a Irak, con una compensación de 20 mil millones de dólares.
Sólo unos cien mil palestinos volverían a sus tierras, a un costo de 20 mil millones de dólares para su reinstalación, sugirió Mohamed Rashid, un destacado dirigente del ala derecha de la ANP.
Sin embargo, si esa fuese la solución de compromiso, muy probablemente un importante sector palestino abriría una crisis con los negociadores y la posición de Arafat se vería muy debilitada, mientras en cambio se reforzaría en Israel la de Ehud Barak y se fortalecerían igualmente los gobiernos árabes que, sin el problema palestino, podrían pactar con Tel Aviv y, además, recibir dinero y ciudadanos valiosos.
Pero los conservadores en Estados Unidos no verían con buenos ojos el gasto que podría hacer el gobierno de Bill Clinton para terminar su mandato con la paz -inestable y discutida- en Medio Oriente. Todo hace pensar que, aunque la actual relación de fuerzas desfavorable a los palestinos pueda arrancar concesiones de la ANP, de Campo David va a salir más una prolongación de la tregua que una verdadera paz.
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