* Lourdes Galaz *
Blindaje político
* Zedillo anuncia que seguirá siendo priísta * A quién le deben su lugar en el Congreso los del PRI * Líderes parlamentarios para enmendar la Constitución * Las asignaturas pendientes del sexenio
El esfuerzo y los recursos puestos en juego por Ernesto Zedillo para que sus reformas dieran fruto, tanto que hasta el partido que hace seis años lo llevó a la Presidencia resultara derrotado en las elecciones del primer domingo de julio, son la base que sustenta la estrategia de fin de sexenio para garantizar un blindaje político al sucesor en el gobierno. Zedillo se empeña en pasar a la historia como el hombre que hizo posible la democracia electoral en México, y no quiere en cambio que se le recuerde como uno más de los artífices de la destrucción del PRI y de los viejos esquemas de la política a la mexicana, vigentes más de siete décadas. "Seguiré siendo priísta", fue la frase célebre del Presidente esta segunda semana de catarsis priísta. Frase muy celebrada (también la catarsis, claro) por los hombres del presidente que no tienen empacho en publicitar que Zedillo sigue siendo el "primer priísta" del país, cuando esta semana impidió que los grupos de poder y de presión al interior de la maltrecha organización tomaran el control partidario. Más aún, los hombres del presidente se congratulan que los operadores de Los Pinos en el PRI (Diódoro Carrasco, Jesús Murillo Karam, Emilio Gamboa, María de los Angeles Moreno, Dulce María Sauri) cumplieran su objetivo de evitar que la primera fuerza parlamentaria (que aún lleva las siglas del PRI) boicotee las primeras acciones del nuevo gobierno en el Congreso.
A nadie sorprendió la designación de los coordinadores del PRI en el Senado y la Cámara de Diputados. Y es que esos representantes populares que llegan al Congreso surgieron de una lista de candidatos integrada por Emilio Gamboa y Dulce María Sauri, con cierta intervención del secretario de Gobernación, pero eso sí con la bendición del secretario particular del Presidente. Entonces, si diputados y senadores reconocen los favores de Gamboa Patrón y Liébano Sáenz, Ƒpor qué no responder con un voto en favor de la línea de Los Pinos? La eterna representante popular Beatriz Paredes (tiene tres décadas que pasa de una curul a un escaño, a la silla de gobernador, a un escaño, a una curul) y Enrique Jackson, el efectivo operador (en casos de emergencia electoral, policiaca o de cualquier tipo), serán los responsables de la histórica retirada del primer priísta y de la entrega del país en las cámaras legislativas. Zedillo confía en que las enmiendas constitucionales pendientes en el Congreso se liberen antes que concluya su sexenio. La que más le interesa sería la reforma legislativa para la apertura total del sector eléctrico a la inversión privada.
Con la catarsis priísta y el triunfalismo del foxismo y sus aliados, la semana que termina pasó desapercibida la urgencia del director de la Comisión Federal de Electricidad, Alfredo Elías Ayub, para que se inyecte capital a la industria eléctrica. Urgiría este asunto sobre todo si, como dice el funcionario, la demanda de electricidad crecerá 60 por ciento en ocho años. Para cubrirla se requiere una inversión de 25 mil millones de dólares, estima Eugenio Laris Alanís, responsable del proyecto de inversión financiera de la misma CFE. Ante tal urgencia, ya el miércoles anterior Eduardo Sojo (asesor económico de Vicente Fox) confirmó que la restructuración de todo el sector eléctrico será prioritaria en el gobierno foxista. Y, claro, la iniciativa privada en voz del dirigente del Consejo Coordinador Empresarial, Claudio X. González (asesor económico de Salinas de Gortari en su tiempo presidencial), mostró alivio porque "confiamos que se va a dar con mucha rapidez" (la apertura y restructuración de la CFE).
El trabajo y los acuerdos parlamentarios son fundamentales en la entrega del poder y para que el nuevo gobierno comience su estrategia "como Dios manda": con paz en las conciencias y estabilidad política. Y Ernesto Zedillo tiene el compromiso de hacer lo requerido para que así ocurra y no se tengan los contratiempos (económicos y políticos) que él vivió en aquel trágico diciembre de 1994 que, hoy dicen los priístas y aceptan los tecnócratas, habría costado a la nación unos 200 mil millones de dólares con cargo a los 40 millones de mexicanos en pobreza extrema (14 millones más que al fin del salinato), y que todavía pagan las clases medias que perdieron todos sus ahorros en la crisis financiera de 1995. Desde Los Pinos hace un año se preparó el blindaje de la economía y la semana pasada Zedillo lo reforzó para que sirva todo el primer año del foxismo. También desde Los Pinos se instrumentó el blindaje político, apuntalando en el PRI a lo que resta de las exiguas fuerzas del priísmo tradicional, para que garanticen la gobernabilidad lo que resta del año y en tanto el equipo de Fox y las fuerzas del PAN logran los primeros acuerdos. Un blindaje político que ataje las presiones de los grupos priístas que con todo intentarán defender sus intereses y posiciones en el sistema.
El blindaje político será eficaz para proteger la retirada del último priísta en Los Pinos y la entrada del nuevo caudillo a la casa presidencial. El presidente Zedillo quiso pasar a la historia como el economista que "puso en orden" las finanzas mexicanas y como el demócrata que hizo posible la alternancia (Ƒserá?) en el gobierno. No quiere ser recordado como el presidente del último gobierno priísta que fue derrotado por una creciente corrupción gubernamental, la extensión de la delincuencia organizada (el narco y otras cosas) y la escasa seguridad pública en las calles y los hogares. Tampoco el que ofreció concluir las investigaciones de los crímenes políticos de Colosio, Posadas y Ruiz Massieu (Raúl Salinas se dice inocente y podría ser liberado en menos de un sexenio)... Mucho menos por sus intentos de acabar con la universidad pública y por el cierre de la UNAM todo un año. Ni se le ocurre que se le recuerde por qué no logró la paz en Chiapas y por otras asignaturas pendientes.
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