DOMINGO 16 DE JULIO DE 2000

 

* José Agustín Ortiz Pinchetti *

El PRI: destino incierto

Un amigo de alto rango en el actual gobierno federal me comentó con cordial franqueza que mis artículos tienen un sesgo maniqueo, catalogando como malo todo lo que tenga que ver con el PRI y como bueno todo lo que se le opone. Reconozco que para mí el PRI fue el mayor obstáculo para la modernización política. Acepto que por haber vivido amargas experiencias en el trato con el PRI he extremado a veces mis críticas, pero también afirmo que la mayoría de aquellos que lo hemos criticado no deseamos su desaparición sino que rectificara sus vicios y recuperara su creatividad. Sabemos de la enorme importancia que el PRI ha tenido en toda nuestra historia contemporánea. Hoy mismo es factor central para la estabilidad política y para la construcción de un nuevo orden democrático.

Hay que reconocer que el PRI ha aceptado su derrota y que esto lo relegitima. ƑTendrá recursos para reorganizarse y luchar por el poder en un sistema distinto? La respuesta está en entender las causas de su derrota. Destaco, entre muchas, la doble dependencia: para empezar, con el presidente de la República, a cuyo estilo e ideas y caprichos se plegaba el PRI aunque estuviera en contradicción abierta con su ideología. La política antipopular de los tres últimos presidentes destruyó la base electoral del PRI, pero los priístas prefirieron seguir fieles al monarca que resistir. Por esto suena ridícula la ira de ciertos destacados priístas contra el presidente Zedillo por haber reconocido el triunfo de Fox. ƑEsperaban la ayuda providencial del Presidente con un nuevo fraude electoral?

Otra dependencia del PRI es la que estableció con la oligarquía. Una elite corrupta y codiciosa, que después de haber presionado a los presidentes se les impuso. Esta nomenklatura opresora desvirtuó a su favor las políticas públicas del gobierno, dañó al país y lo metió en un proceso de decadencia de la cual la derrota del PRI es sólo un episodio. El partido no depende ya del Presidente y sus vínculos con la oligarquía se van a ver dañados. Una buena parte apoyó a Fox y otra se va alinear con él.

Otra causa del quiebre del PRI es el agotamiento de su creatividad. La formación del partido en 1929 fue una obra de arte de la política. Por lo menos hasta 1950 supo responder a los distintos retos. Desde entonces empezó a repetirse a sí mismo. Se convirtió en ídolo de sí mismo ųcomo dice Toynbeeų. Desde hace décadas ha sido incapaz de innovar. Se creyó su propio cuento de que era un sistema para todos los tiempos.

El PRI tiene muchos activos que podrían permitirle la reorganización. Muchos grupos de interés estarían dispuestos a apoyarlo. El presidente Fox va a tener que lidiar con ellos y concederles espacios. La elite de administradores públicos, unos 300 mil, forman parte del PRI y son indispensables porque gracias a ellos opera el Estado. Hay algunos corruptos, pero la mayoría son gente limpia y de alta calificación. Fox tendrá que incluir a muchos en su equipo. Tiene 21 gobernadores y otros tantos Congresos locales. Es un gigante poderoso que extiende su presencia hasta el último rincón de la nación. José Antonio Crespo piensa que a pesar de esta tremenda musculatura, el PRI tiene pocas posibilidades de sobrevivir porque ha quedado decapitado al perder a su jefe supremo. Quizás tenga razón. No será fácil establecer un sistema de gobernabilidad interna, como diría Esteban Moctezuma. El PRI no tiene cultura democrática para crear liderazgos sin dedazo y no tiene tampoco reglas claras. Su legislación interna está hecha para procesar la consigna.

Yo veo tres obstáculos mayores a vencer. El PRI tendrá que crear un apoyo logístico y financiero que sustituya al que le proporcionaba el gobierno federal. Aunque tiene muchos padrinos, muy pocos estarían dispuestos a invertir sus recursos en gran escala para que se volviera a levantar otra vez su maquinaria.

Y Ƒserá creíble la renovación del PRI? Está por verse si puede dejar de jugar los elementos más dañinos, establecer alianzas con los partidos reformistas y levantar otra vez las banderas de la justicia social. Otro enemigo es la falta de creatividad. La rigidez en las respuestas políticas y en la estructura del PRI nos expresa el grado de cristalización interna que padece. Se requeriría iniciativa, valor, imaginación superiores para la tarea de reconstrucción. Son pocos los priístas que tienen clara la brevedad del tiempo de que disponen para un cambio profundo y creíble.

Pero hay otro enemigo que podría ser mortal y que tampoco viene de fuera: al perderse el arbitrio presidencial la fuerza de los caciques se libera. La ambición de algunas personas de línea dura se orienta a quedarse con el control del PRI no para revitalizarlo y convertirlo en un verdadero partido de oposición competitivo, sino más bien para proteger sus intereses contra la acción de la justicia, en una nueva época donde la garantía de impunidad estará en tránsito de desaparecer, como tantas otras cosas.