DOMINGO 16 DE JULIO DE 2000
* José Antonio Rojas Nieto *
Las obsesiones de Carlos
Apenas hace cuatro meses conversamos en su casa. Geofísico y economista de sólida formación y gran ánimo; pero, más que nada, una buena persona, que siempre vivió entusiasmado por la vida. Y aquella noche comentaba con profunda alegría la posibilidad de que, por fin, nuestro país se abriera más a la democracia en estas elecciones. Lograr una vida más democrática era una de sus obsesiones; lo había llevado a participar en la formación de un amplio frente civil que lo nominó para disputar la presidencia municipal de Aguascalientes en los años en que el gobernador Barbarena lo acusó de traición al PRI, partido en el que Carlos militó de joven, siguiendo la tradición de su padre, gobernador del estado en los años 50. "El PRI es quien ha traicionado a la gente, ingeniero", replicaba Carlos en esos días en el que el frente civil exigía el reconocimiento de su incuestionable triunfo en las casillas. Nunca lo logró. El gobierno ųjuez y parte en esos añosų nunca lo permitió. Incluso el PAN, bajo cuyo registro había contendido y movilizado a buena parte de la sociedad de Aguascalientes, prácticamente no hizo nada por defender ese triunfo. Luis H. Alvarez lo sabe bien.
Los priístas nunca le perdonaron el abandono del partido; primero lo hostigaron, luego lo ignoraron. Pero a hombres como Carlos no se les puede ignorar; jamás se podrá ignorar a quien ųcomo los ferrocarrileros de los años cincuenta y muchos jóvenes y adultos de hoy en Aguascalientesų participara en una lucha cotidiana por la democracia; para resolver dos problemas vitales, ya no sólo para Aguascalientes sino para todo el país: el agua y la energía, otras de sus obsesiones. Carlos no dejaba de insistir: urge resolver el problema, Aguascalientes se va a quedar sin agua. Además aumenta la dificultad para encontrar yacimientos de agua en la zona y cada día será más difícil la producción de energía; se impone no sólo una política de ahorro, sino el diseño de una solución de largo plazo, insistía Carlos Ortega de León.
Reducía a esos tres problemas las dificultades del desarrollo de México: la democracia, el agua y la energía. Sin democracia no hay organización social para resolver, muy en serio, los problemas; sin agua y sin energía no hay vida. Así de simple. Y acumulaba informes y estudios sobre la democracia, el agua, la energía. Leía y releía las notas sobre la evolución política del país; las facturas del agua y las tarifas eléctricas para riego agrícola. Estimaba costos de producción de hortalizas, legumbres, alfalfa, en general de todo lo que se producía en el Bajío, una de las zonas de mayor consumo de electricidad para riego agrícola en el país. Y hablaba de la contaminación de la zona; de la limpieza de ríos, de bosques. Preparaba sus escritos, que a estas alturas son verdaderas obras completas sobre la vida económica, social y política de Aguascalientes, su futuro; el presente de una ciudad que, pese a su limitado tamaño, ya padece los estragos de una alta y acelerada concentración industrial, de una expansión urbana desordenada y una vida democrática muy pobre. Nunca olvidaré la noche en la que luego de pasar horas contando las estrellas del cielo de Aguascalientes con Silvia Benard, Claudio Vargas y Joaquín Sosa, y con la decisión de Jesús Antonio de la Torre Rangel y algunos otras compañeras y otros compañeros sin los que eso no hubiera sido posible, decidimos fundar el Centro de Investigaciones Multidisciplinarias de Aguascalientes (CIEMA) que, por insistencia de Carlos, estudiaría los problemas de la democracia, del agua y de la energía y cuyas modestas, pero significativas actividades lo honran hoy.
Carlos ya no verá su libro editado por el CIEMA. Ni siquiera pudo participar en las elecciones del domingo, ni discutir y disfrutar un resultado por el que siempre luchó: elecciones limpias y triunfos reconocidos. Tampoco alcanzó a disfrutar una de las más fuertes lluvias que ųa manera de homenajeųcayera sobre la ciudad el jueves 6 de julio
en la noche. Menos aún que la noche previa a su muerte ųsin duda también como homenaje de la vida a su lucha por la democracia ųse dieran a conocer los resultados definitivos de las elecciones del domingo 2 de julio. Pero siempre sentirá que muchos, entre los que felizmente me incluyo, le agradeceremos haber disfrutado su vida de geofísico, de economista, de luchador social, de hombre generoso y bueno.