LUNES 17 DE JULIO DE 2000

* Al final la gente se sensibilizó para trabajar con nosotros: Ana Lilia Bejarano


El desorden hallado en 1997 retrasó los programas de seguridad en delegaciones

* En algunas demarcaciones no se comprometió al 100% porque sabía que era una papa caliente, dice

Angel Bolaños Sánchez * Como resultado del desorden en que se encontraron las delegaciones políticas al asumir la actual administración el gobierno en 1997, la aplicación de los programas de seguridad publica se retrasó en las demarcaciones, lo que aunado a otros problemas como apartar los intereses políticos de la participación ciudadana y lograr el acercamiento de los mandos policiacos con los vecinos a fin de conjuntar los esfuerzos contra la delincuencia, ha sido un proceso lento pero finalmente "la gente se sensibilizó para trabajar con nosotros", señaló Ana Lilia Bejarano, subcoordinadora de Enlace Interinstitucional de la policía capitalina.

Admite sin embargo que en algunas demarcaciones "algunas gentes no se quisieron comprometer al cien por ciento para resolver el problema de la inseguridad pública. Sabían que era una papa caliente y que si no la resolvían se quemaban".

Prefirió no citar nombres, "el trabajo se ve", dijo.

Consideró que uno de los mayores problemas que observó en la gente para participar en esta materia fue la politización, la partidización del tema: "Muchos comités vecinales, no todos, están en la lógica de trabajar con un gobierno acostumbrados al clásico charolazo, a que si soy de tal partido me tienen que atender y si no te hago una manifestación".

La gente, advirtió, tiene que acostumbrarse a trabajar organizadamente con sus autoridades, porque de otra manera será más difícil solucionar los problemas.

En lo que definió como el periodo de transición, recordó que las dificultades al principio de "retomar una delegación con toda su problemática y toda una serie de desbarajustes que se encontraron. De componer todo lo que se había descompuesto durante mucho tiempo y fomentar la participación ciudadana para cuajar el programa de seguridad. Fue un proceso lento, paulatino, pero al final de cuentas la gente se sensibilizó para trabajar con nosotros a pesar de los problemas como el hecho de carecer de un presupuesto".

Refirió que entonces, una vez que los jefes delegacionales asumían las responsabilidades que les correspondían en materia de seguridad pública, se enfrentaban al hecho de que los jefes de sector no podían asistir a las reuniones con los vecinos, si no era con una autorización de sus mandos, que a su vez tenía que autorizar el subsecretario y el estado mayor policías.

Cuando el actual secretario de la SSP, Alejandro Gertz Manero, sustituye al anterior jefe de la policía, Rodolfo Debernardi, al desaparecer las figuras de las direcciones regionales, "se abre esta posibilidad de que los jefes vayan a las colonias, vayan a las colonias, vayan a los recorridos, escuchen las denuncias de viva voz. Esto permite un mayor acercamiento con las autoridades delegacionales y con la ciudadanía para comenzar a trabajar juntos".

Refirió por otra parte que hace falta una política clara sobre si se aplica una descentralización o una desconcentración de los mandos policiacos hacia las delegaciones, porque lo primero implica una personalidad jurídica con patrimonio propio, en tanto que la segunda pasar la facultad sobre un mando, pero dirigiendo todas las políticas.

Tampoco hay una homologación de la figura que debe existir en las demarcaciones, así por ejemplo en algunas "existe la subdelegación de seguridad pública, en otras la coordinación de transporte, vialidad y seguridad pública. Hay otras delegaciones donde existe la jefatura de unidad de seguridad pública y en otras la jefatura de unidad del comité delegacional y no es posible definir una figura jurídica que pudiera permitir descansar realmente todas las atribuciones en este rubro en una sola persona".

Pero, acotó, es la propia ciudadanía la que tiene que acercarse a nosotros, "si no coopera el programa se cae" porque no hay quien nos diga si vamos bien , si vamos mal, si nos regresamos o aceleramos el proceso.