LUNES 17 DE JULIO DE 2000

* La producción, concentrada en 300 mil agricultores


Recibirá el gobierno panista un agro sumido en contradicciones

* Bajos recursos de familias del campo, aspecto más palpable de la crisis

Angélica Enciso L. * El próximo gobierno recibirá un campo sumido en grandes contradicciones: bajo ingreso de los campesinos y a la vez incremento de la producción de 16 por ciento; dependencia alimentaria en al menos siete básicos y déficit en la balanza agropecuaria con Estados Unidos contra un aumento en las exportaciones, además de la concentración de la producción en tan sólo 300 mil agricultores, 11 por ciento de los 27 millones de personas que viven en el medio rural.

El aspecto más palpable de la crisis que se presenta en el campo se observa en los escasos recursos económicos que obtienen las familias, ya que éstos constituyen apenas 45 por ciento del promedio que perciben en las zonas urbanas; adicionalmente, alrededor de la mitad de ese 45 por ciento proviene de actividades agropecuarias, indica un análisis de la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados.

La población ocupada en las actividades agropecuarias es de casi 8 millones de personas, 29 por ciento de las cuales percibe menos de un salario mínimo, 95 por ciento carece de prestaciones sociales, 41 por ciento no percibe salario y 26 por ciento son mujeres, detalla el documento con base en la Encuesta Nacional de Empleo de 1996, la cual precisa además que cerca de 5 millones son trabajadores con salarios por debajo del mínimo.

Del total de la población rural que asciende a 27 millones de personas, 4 millones de familias son productores de autoconsumo, y sólo 300 mil familias generan excedentes de producción y, en consecuencia, son las que pueden participar en el mercado doméstico y exportar.

La Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural (Sagar), aun cuando reconoce el bajo ingreso de los agricultores, habitualmente minimiza esta situación y destaca la alta producción de zonas agrícolas tecnificadas como Sinaloa. Así, en sus datos reporta que durante la última década hubo un crecimiento de 16 por ciento en la producción agrícola.

En 1990, las cosechas totales fueron de 98.43 millones de toneladas, 27 millones de las cuales correspondieron al subsector granos y oleaginosas, mientras que para 1999 el total llegó a 116 millones de toneladas, de los cuales 32 millones correspondieron a granos.

Asimismo, aunque la Sagar descarta que exista dependencia alimentaria, hay productos como la soya cuyo consumo nacional depende en casi ciento por ciento del exterior, y casos de alimentos básicos como el maíz, cuyas importaciones pasaron de 1.4 millones de toneladas, en 1991, a 5.8 millones de toneladas en 1996, y a 5.4 millones en 1999.

Las importaciones de granos y oleaginosas casi duplicaron su valor entre 1993 y 1999, al pasar de 2 mil millones de dólares a 3 mil 900 millones de dólares. De igual forma, las compras en el exterior de derivadas de esos productos crecieron 40 por ciento, al pasar de 191 millones de dólares a 265 millones de dólares, señala Ana de Ita, del Centro de Estudios para el Cambio en el Campo Mexicano (Ceccam).

Pero además, la dependencia de México ha crecido sobre todo con respecto a Estados Unidos, ya que esta nación ha desplazado a otros países en el mercado interno, "gracias a los beneficios de la reducción de los aranceles y su agresiva política de fomentar sus exportaciones a través de programas de apoyo y de crédito", advierten por su parte Rita Rinderman y Manuel Ángel Gómez, de la Universidad Autónoma de Chapingo, en el estudio Impacto del TLCAN en el sector hortofrutícola.

Resaltan el hecho de que el mercado se concentre en ese país y exista poca diversificación hacia otros mercados, "toda esta situación permite concluir que la dependencia de México respecto de Estados Unidos en la cuestión alimentaria se ha profundizado con el TLCAN, realidad que hace más vulnerable la soberanía alimentaria del país porque en muchos productos depende en forma exclusiva o en un porcentaje cada vez más alto de una sola nación".

Detallan que entre los países desplazados en el mercado mexicano están Australia y Nueva Zelanda en cárnicos, Italia y Francia en carnes preparadas, Chile en frutas y países asiáticos en arroz. Además, Estados Unidos mantiene su tradicional posición predominante en maíz y sorgo, donde cubre prácticamente 100 por ciento de las importaciones mexicanas, y en soya y harina de soya, en que participa con 90 por ciento.

La Sagar ha resaltado el aumento del comercio exterior, donde las exportaciones agroalimentarias pasaron de 3 mil 700 millones, en 1993, a 7 mil 800 millones en 1999. Sin embargo, aunque las exportaciones se elevaron en 79 por ciento en ese periodo y las importaciones en 56 por ciento, esto no es atribuible al TLCAN, ya que el Departamento de Agricultura de Estados Unidos considera que este comercio sin dicho acuerdo sólo hubiera sido 3 por ciento menor, indican los especialistas.

Además, se ha mantenido el déficit en la balanza agropecuaria, de mil millones de dólares en promedio anual. Para el vecino país del norte, México es el tercer mercado en importancia, luego de Canadá y Japón.