* Movimientos de generales en activo y retirados


Buscarían "restarle poder" al próximo titular de la Defensa

* Discuten sobre la integración de la jefatura de las tres armas

David Aponte y Jesús Aranda * Al interior del Ejército hay movimientos de diversos sectores, de generales en activo y retirados de los tres grados (brigada, brigadier y división), encaminados a buscar la restructuración de esa institución, con el propósito de "restar poder" al próximo titular de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y abrir la posibilidad de que civiles participen en el alto mando de las fuerzas armadas.

Los grupos interesados en la reforma militar discuten la necesidad de crear una nueva secretaría que integre a los mandos del Ejército, Armada de México y Fuerza Aérea, en un Estado Mayor Conjunto. El proyecto llevaría a la desaparición de la Secretaría de Marina y de la comandancia de la Fuerza Aérea.

El conflicto en Chiapas también es tema de debate entre los altos mandos, algunos de los cuales quieren el retiro de las tropas acantonadas en la región, como un factor esencial para lograr una solución política en aquella entidad.

En forma inédita, generales en activo y retirados tratan de ventilar en la opinión pública la necesidad de un cambio de la institución armada, de cara al triunfo de la oposición en los comicios presidenciales del 2 de julio. Por primera vez, ofrecen puntos de vista con una frase que podría ser interpretada como un disenso: "Ya no aceptamos el dicho de 'cartucheras al cañón, quepan o no quepan'".

Sin embargo, y como es tradicional al interior del Ejército, mantienen la disciplina, y piden que sus nombres no sean manejados, "porque no es poco lo que está en juego y hay muchos intereses económicos y políticos creados".

Como ejemplo, mencionan que el general secretario tiene actualmente un férreo control en todos los ámbitos de las fuerzas armadas: administra e imparte la justicia militar; tiene a su cargo las prisiones de la institución; maneja los bancos del Ejército, y controla las fábricas de armas y uniformes.

A pesar del enorme poder económico, político y armado, el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional no rinde cuentas a nadie. El general secretario no comparece ante el Congreso de la Unión ni da a conocer su declaración patrimonial, no obstante que el marco jurídico castrense obliga a la presentación de resultados.

Con la idea central de restar poderío al futuro titular de la Sedena y abrir la puerta al mando civil en algunos renglones de la institución armada, diversos sectores del Ejército, principalmente generales, plantean al menos dos proyectos para modificar el organigrama de las fuerzas armadas.

Actualmente, las mismas están estructuradas de la siguiente manera:

Comandante supremo (presidente de la República), secretario de la Defensa Nacional y titular de la Secretaría de Marina.

La Sedena tiene una subsecretaría, la oficina del oficial mayor, el Estado Mayor Presidencial (integrado por miembros del Ejército y de la Armada), la comandancia de la Fuerza Aérea, la jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional, las coma cuadro militar 1 eps. ndancias de las 12 regiones militares del país y las direcciones de Armas y Servicios.

La jefatura del Estado Mayor de la Defensa Nacional cuenta con dos subjefaturas, una Operativa y otra Administrativa, y cinco secciones: Personal, Inteligencia, Operaciones, Logística y Planeación. Los servicios del Ejército y la Fuerza Aérea están organizados por las direcciones de Ingenieros, Servicio Cartográfico, Trasmisiones, Materiales de Guerra, Transportes, Administración, Intendencia, Sanidad, Justicia, Veterinaria y Remonta, Control de Vuelo y Material Aéreo.

La comandancia de la Fuerza Aérea tiene bajo su mando a las comandancias regionales y al Estado Mayor Aéreo. Las 12 comandancias regionales están por arriba de las 41 zonas militares.

Por otra parte, la Secretaría de Marina tiene otra estructura: la jefatura del Estado Mayor Naval y las comandancias de Zona Naval. De la primera dependen las subjefaturas Operativa y de Administración. De la segunda, las comandancias de Sector Naval.

Un grupo de militares de alto rango propone la integración las tres fuerzas armadas, el Ejército, la Armada de México y la Fuerza Aérea, bajo el mando de un Estado Mayor Conjunto, situación que llevaría a la desaparición de la Secretaría de Marina.

La iniciativa castrense está planteada de la siguiente forma: Secretaría de la Defensa, a cargo de un general de división en activo o retirado, sin descartar la posibilidad de un mando civil.

El titular de la dependencia tendría bajo su mando una subsecretaría, ya sin oficialía mayor ("que actualmente sólo administra a las bandas de música", según algunos generales). Después de la subsecretaría estaría la jefatura del Estado Mayor Conjunto.

Esa jefatura tendría tres secciones que aglutinarían las tres armas o fuerzas militares: estados mayores del Ejército, de la Armada y de la Fuerza Aérea. La jefatura del Estado Mayor Conjunto sería "rotativa" por un periodo de dos años, para que altos mandos de las tres armas estuvieran al frente; "esto para que no haya predominio de un arma sobre las otras dos". Debajo de este nuevo organigrama seguirían las direcciones de Armas y Servicios.

Obviamente, la restructuración de las fuerzas armadas requiere de modificaciones a legislaciones de la administración pública, entre ellas, la Ley Orgánica del Ejército y la Fuerza Aérea mexicanos, el Código de Justicia Militar y algunos reglamentos internos, de acuerdo con los militares que discuten la modernización del sector.

En este punto proponen la redacción de una ley de cuadros militares que delimite la cantidad de rangos y la estricta aplicación del escalafón ("a veces utilizado para favorecer a algunos miembros de la institución"). El marco legal permitiría también la elaboración del presupuesto anual de las fuerzas armadas.

Los militares consideran que esta iniciativa podría ser discutida por un comité de expertos de las fuerzas armadas y senadores y diputados, para su presentación a la 58 Legislatura del Congreso de la Unión.

La segunda propuesta de restructuración de la Sedena sólo difiere en cuanto a la creación de algunas áreas dentro de la institución y el nombre que llevaría la sección que aglutinaría a las tres fuerzas armadas.

Bajo esta visión de otro sector del Ejército, la dependencia estaría integrada de la siguiente forma: un titular militar o civil ("para darle representación a la sociedad en un país democrático"), tres subsecretarías, una de Operaciones, una de Administración y otra de Apoyo Social (estas instancias podrían estar en manos de civiles, y la última permitiría atender a la población de escasos recursos de manera permanente y no sólo en casos de desastres naturales), una jefatura del Estado Mayor General con sus tres comandantes o jefes del Ejército, Armada y Fuerza Aérea.

Al igual que en el primer proyecto, la jefatura del Estado Mayor General sería rotativa, aunque esta propuesta no define el tiempo de gestión del militar al mando.

De acuerdo con la discusión de los grupos al interior del Ejército, cualquiera de las dos opciones restaría capacidad de operación y poder económico y político al próximo secretario de la Defensa Nacional, quien ya no manejaría toda la infraestructura de la institución, como los bancos y la fabricación de las armas.

Independientemente del debate sobre la reforma de las fuerzas armadas de cara al próximo gobierno surgido del PAN, algunos generales en activo y retirados discuten el tema de Chiapas, principalmente el retiro de las tropas.

Para uno de los sectores del Ejército, el nuevo gobierno tiene que aplicar los acuerdos de San Andrés; reiniciar el diálogo con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional; desarmar a los grupos paramilitares, y sacar a las tropas de la zona de conflicto, para dar una salida política y negociada al problema.

La Sedena dejaría una "pequeña guarnición armada para conservar la paz en Chiapas", según esta idea.

De esta forma, algunos mandos militares ya discuten frente a los medios de comunicación las reformas que desde su punto de vista requieren las fuerzas armadas del país, asuntos que en el pasado fueron intocables en el terreno civil.