* Refundación o cambio profundo, las opciones
El PRD enfrenta el mayor reto: superar su peor crisis electoral
* El descalabro del 2 de julio lo obliga a replantear estrategias
Este fin de semana, el PRD pasará del recuento de los graves daños sufridos, al primer intento de reconstrucción. El Consejo Nacional será el escenario donde las distintas corrientes que lo conforman deberán repensarse y definir estrategias para acercarse a una sociedad que el pasado 2 de julio miró en otro sentido
Andrea Becerril * El Partido de la Revolución Democrática tiene frente a sí dos de sus mayores retos: superar la peor crisis electoral que ha vivido en sus 11 años de existencia ųla pérdida en las elecciones para presidente de la República y de casi la mitad de su presencia en la Cámara de Diputadosų y constituirse en un partido de izquierda moderno.
A nivel nacional, el partido obtuvo un millón menos de votos con relación a 1997; sólo en un estado, Michoacán, Cuauhtémoc Cárdenas ganó; de las 125 diputaciones federales alcanzadas en 1997, sólo retiene 54, y se cuestiona la decisión de haber conformado la Alianza por México con partidos que poco aportaron a la campaña cardenista.
Un día antes de las elecciones del 2 de julio, la presidenta nacional del PRD, Amalia García, lo había advertido: ''Pase lo que pase, gane quien gane, el partido que gobierna ya a 20 millones de mexicanos, entre ellos a los habitantes del Distrito Federal, de otras tres entidades y cerca de 300 municipios, debe someterse a una profunda reforma que lo convierta en un moderno partido de izquierda''.
Sin embargo, el panorama poselectoral fue mucho peor de lo previsto por García. A tal grado, que la mayoría de los dirigentes coinciden en que el partido requiere refundarse. El PRD logró retener el Gobierno del Distrito Federal, pero no la mayoría en la Asamblea Legislativa, y aunque hay aún una impugnación ante la autoridad electoral, lo más probable es que Andrés Manuel López Obrador gobierne con un Congreso local dominado por los panistas.
Los orígenes
El PRD es un partido con poco más de una década y una larga lista de muertos: más de 600 perredistas han sido asesinados ųla mayoría durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortarių, entre ellos destacados dirigentes sociales. En ese lapso, más que una política de crecimiento, el perredismo se dedicó a la autodefensa.
En la historia mexicana queda ya la Corriente Democrática del PRI, con Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y otros priístas destacados, surgida en 1987 y que dio origen a la primera gran ruptura al interior del añoso partido oficial. Ese grupo de priístas y una serie de organizaciones populares y pequeños partidos ųcomo PARM, PPS y PSTų confluyeron en las movilizaciones de 1988 alrededor de Cárdenas. El reto de hoy es fortalecer las direcciones institucionales y paralelamente disminuir el poder de los jefes de los distintos grupos y corrientes que conformaron el PRD a partir del registro del Partido Mexicano Socialista (PMS).
El michoacano logra una gran movilización en torno de su candidatura y el 6 de julio de 1988 se constituye para muchos en un parteaguas. La cantidad de votos que recibe Cárdenas cimbra las estructuras del sistema y se genera una crisis política que hace de Carlos Salinas un presidente muy cuestionado en sus inicios.
El primer Comité Ejecutivo Nacional perredista elige como coordinador a Cárdenas, que se convierte en su presidente en noviembre de 1990, por el voto de los delegados asistentes al también primer Congreso Nacional. Son los años de la resistencia al embate del presidente Salinas de Gortari, ''quién dedicó sus mayores esfuerzos a combatir al que a su juicio era su enemigo natural: el cardenismo'', precisa Julio Moguel.
Sin embargo, esos años del sexenio de Salinas, en que éste coptó dirigencias sociales y políticas de toda índole y castigó rudamente a las fuerzas que en 1988 y los siguientes se identificaron con Cárdenas, fueron también escenario del surgimiento de otros liderazgos, como el de Andrés Manuel López Obrador, dirigente estatal del PRD en Tabasco, que en enero de 1991 llega al Distrito Federal al frente del Exodo por la Democracia.
Para las elecciones federales intermedias de 1991, el PRD se presenta por primera vez ante el electorado; no gana un solo distrito electoral en todo el país y sus 40 diputados llegan a la 55 Legislatura por la vía plurinominal. Un año antes del levantamiento zapatista de 1994, se efectúa el segundo Congreso Nacional del PRD, que elige a Muñoz Ledo como presidente. Cárdenas recorre por segunda vez el país, Luis Donaldo Colosio es asesinado en Lomas Taurinas y la estrategia de Salinas de presentar al perredismo y a su candidato presidencial como sinónimos de la violencia, se impone. Ernesto Zedillo llega a Los Pinos.
Cárdenas obtuvo en los comicios de 1994, 16 por ciento de los sufragios y con ese porcentaje el PRD alcanzó 71 diputaciones en la 56 legislatura.
En julio de 1996, Andrés Manuel López Obrador es electo presidente del PRD. Inicia una política de puertas abiertas y alianzas. En dos años, obtiene las primeras cuatro gubernaturas para su partido. Las dos que se pierden son con diferencias de menos de 5 por ciento, como en el caso de Guerrero, donde Félix Salgado Macedonio documenta cientos de irregularidades.
Cárdenas vuelve a la lucha y gana el gobierno del Distrito Federal en julio de 1997, con amplísimo margen, 48.11 por ciento de la votación, y lleva al PRD a alcanzar la mayoría en la ALDF, a elevar su número de diputaciones federales hasta 125 y el de senadores a 16.
Pero la gestión de López Obrador se ve afectada luego de las elecciones internas de dirigente nacional del PRD. Los efectos del desaseado proceso del 14 de marzo de 1999 fueron de tal magnitud, que los ecos se siguen escuchando. Ello dejó al descubierto una serie de prácticas que se creían propias del priísmo.
Después vendría la confrontación con Porfirio Muñoz Ledo, otro asunto que no abonó a favor del perredismo. Los 6 millones 259 mil 48 mexicanos que votaron por Cárdenas el pasado 2 de julio ųun 16.64 por ciento del electoradoų ''son votos activos que reflejan una fuerza social consciente, capaz de dar peleas exitosas en los próximos meses'', considera el analista Julio Moguel, asesor en la campaña del político michoacano.
Aún más, Moguel sostiene que una parte de quienes sufragaron por Vicente Fox, y lo llevaron a la Presidencia de la República, lo hicieron porque creyeron que éste se posicionó del lado de las exigencias democráticas que tienen el sello de la izquierda. Estos votantes, agrega, ''junto con el cardenismo activo, de carne y hueso, serán el espacio natural de resistencia frente a las inconsecuencias y políticas neoliberales y de derecha del foxismo''.
Finalmente, en el futuro del PRD será fundamental ųcoinciden sus dirigentesų dejar atrás peleas internas y que en el nuevo ciclo de lucha se convierta en un partido democrático y de izquierda.