JUEVES 20 DE JULIO DE 2000
CocaCola y garrote
* Abraham Nuncio *
Vicente Fox ha dicho, según tres periodistas de la redacción de The Wall Street Journal, que va a gobernar México con las lecciones aprendidas en CocaCola. No con las experiencias acumuladas en su gestión como gobernador ni a partir de lo que pudo haberle indicado la campaña, sino remitiéndose a su antigua querencia.
Pareciera materia para un sketch de Adal Ramones. No, se trata de una práctica ya ensayada al margen de bromas. En el interesante libro Alternancia y transición política. ƑCómo gobierna la oposición en México? (compilado por Víctor Alejandro Espinoza Valle y coeditado por el Colegio de la Frontera Norte y Plaza y Valdés), el sociólogo Luis Miguel Rionda, en su análisis sobre el gobierno foxista en Guanajuato, considera que Vicente Fox, por su experiencia en CocaCola, ''pertenece a una tradición efectivista dentro de la administración que privilegia los medios sobre los objetivos'' y la cual dio lugar al sistema conocido como reingeniería.
Efectivismo en la empresa y pragmatismo en la política responden a mecanismos similares. Pero en su conjugación hay un fin superior acerca del cual el propio Fox no deja lugar a dudas. En su recuento biográfico y político titulado A Los Pinos, hay un par de párrafos que no tienen desperdicio. En la página 35, dice Fox: ''Hay que entender una cosa. En el mundo de los negocios los empresarios se satisfacen generando empleos, lo que evidentemente forma parte de su responsabilidad social, pero para mí el buen empresario tiene que ir más allá, trascender''. ƑY qué hacía ese buen empresario al frente de CocaCola? En la página 44, Fox nos da la respuesta: ''Al asumir la presidencia de CocaCola, mi responsabilidad básica era generar utilidades para la firma, que puede ser un asunto muy criticado o satanizado, pero que es lo único que expresa en concreto la generación de riqueza; aunque en este caso, y al tratarse de una compañía extranjera, las ganancias van para los accionistas de afuera''.
Aumentar las ganancias de los accionistas a toda costa, bien desde la empresa, bien desde la administración pública. ƑEn qué se tradujo la reingeniería de Fox en el gobierno guanajuatense, según Luis Miguel Rionda? Por un lado, en ''una administración jerárquica, vertical, ejecutiva y gerencial... en contraste con la administración medinista, que siempre buscó entablar relaciones más horizontales con ciudadanos, autoridades municipales y ciudadanía en general''. Por el otro, en ''recortes de personal y despidos''. Recortes de personal y despidos de empleados, que seguramente tenían la necesidad de mantener a sus ''chiquillos''. Tuvo que haber beneficiarios, y éstos con seguridad no fueron los jodidos.
Si lo que guía a Fox son los métodos aprendidos en CocaCola, los mexicanos ya podemos imaginarnos lo que será su gobierno. La misma madrugada del lunes 3, cuando los seguidores de Fox aún celebraban su victoria, los llamados a la concordia y las promesas de que el suyo no sería un gobierno represor no impidieron que en Nuevo León fuera reprimido con violencia por el gobierno panista de Fernando Canales un grupo de enfermeras despedidas arbitrariamente del Hospital Universitario (también, algunas, con ''chiquillos'' que mantener).
El desalojo violento de las enfermeras que realizaban un plantón frente al palacio de gobierno fue un doble grito funeral y victorioso: ''šEl autoritarismo del PRI ha muerto! šViva el autoritarismo del PAN!''. Si los ciudadanos pensaban que la buena cara de las campañas iba a durar más allá del 2 de julio, se equivocaron. El maltrato a las enfermeras recordaba la agresión de que fueron objeto, apenas en abril, los miembros de El Barzón por manifestarse pacíficamente frente al Congreso del estado para exigir que se extendiera el plazo del programa Punto Final.
En esa ocasión, varias organizaciones no gubernamentales censuraron el hecho y le dirigieron una crítica al gobernador Canales: ''Ha quedado claro con su gobierno, que la simple alternancia en el poder no es garantía de que se esté arribando a la democracia, entendiendo a ésta como una forma de convivencia pacífica entre gobernados y gobernantes''.
Sí, la alternancia ųno el fin, sino la condición de la democracia, ha dicho en estas páginas Jacqueline Peschardų garantiza el derecho inalienable de los ciudadanos a anotar, pero también, eventualmente, al autogol.
El electorado mexicano es joven y vota, en un porcentaje que con toda seguridad sorprendería a los analistas, de manera boxística (ahora fue foxística): o le va al campeón hasta que pierda o le apuesta al retador que le ofrece mayores posibilidades de derrotar al campeón. Ni siquiera se pregunta si el partido y los candidatos por los que vota, en su momento votaron por él, por su bienestar o, como se dice, por su calidad de vida. Sería bueno que al menos este criterio elemental lo tuviera en cuenta la próxima vez que le toque votar.
Por ahora sería bueno pensar que la celebración de un triunfo electoral es de pocas horas, mientras que la conquista de la democracia es una cuestión de todo el tiempo. En otras palabras: no es para quedarse en casa viendo en la tele a los nuevos mesías. *