* Intenta lograr un acuerdo entre Israel y Palestina
Clinton retrasa su viaje a Japón por la cumbre en Campo David
* Barak acusa a Arafat de "falta de buena fe" para negociar
* Hemos dado muestras de flexibilidad, responden palestinos
Afp, Ap, Dpa y Reuters, Thurmont, Maryland, 19 de julio * El presidente estadunidense, Bill Clinton, retrasó 24 horas su partida a Japón para una conferencia del Grupo de los Ocho, en un último intento por lograr un acuerdo entre israelíes y palestinos en la cumbre de Campo David, luego que el primer ministro israelí le envió una carta en la que acusó a los palestinos de "desperdiciar una oportunidad dorada para lograr la paz", al haber rechazado todas las ofertas hechas en los últimos ocho días.
Por la tarde se dijo que el Parlamento israelí ordenó a Barak y su delegación regresar hoy mismo a Tel Aviv, pero hasta el cierre de esta edición no se notificó sobre la salida de los israelíes de Campo David. Fuentes de la Casa Blanca afirmaron que los contactos continuarían durante la noche, dado que Clinton había demorado su viaje, aunque confirmaron que no había nada que indicara la concreción de un acuerdo.
Según agencias noticiosas que tuvieron acceso a la carta de Barak a Clinton, el primer ministro acusó a Yasser Arafat de "no negociar de buena fe".
"Para mi tristeza, no apareció la disposición palestina para tomar las decisiones históricas requeridas en esta etapa", sostuvo Barak, quien afirmó que todo indicaba que los esfuerzos en Campo David tendrían "los resultados trágicos de una oportunidad perdida".
El vocero de la Casa Blanca, Joe Lockhart, enfatizó la buena voluntad de Clinton al retrasar su viaje "lo más que pudo", y afirmó que las delegaciones israelí y palestina "saben lo que tienen que hacer", aunque admitió que las negociaciones han sido muy difíciles.
El número dos de la Autoridad Nacional Palestina (ANP), Mahmud Abbas, confirmó que las conversaciones están "en crisis", y que en ocho días de conversaciones no se ha logrado aproximar ninguna de las posturas divergentes de las partes.
A su vez, el vocero de Arafat, Tayeb Abdelrahim, aseguró que la parte palestina "ha dado muestras de flexibilidad al aceptar, de principio, un intercambio de territorios, aunque por ahora nos negamos a hablar de porcentajes". Añadió, sin embargo, que los israelíes no proponen que haya reciprocidad alguna en este intercambio, y pretenden entregar menos superficie de la que quieren conceder.
Al parecer estas declaraciones se refieren al hecho de que los israelíes habrían propuesto a los palestinos transferirles el control de varios territorios bajo control israelí, a cambio de que se le permitiera a Israel anexar un bloque de asentamientos judíos en Cisjordania.
Aunque el contenido de las negociaciones en Campo David se ha mantenido en secreto, también ha trascendido que los israelíes propusieron un acuerdo "simbólico" sobre Jerusalén, en el que transferirían a los palestinos el control sobre los barrios árabes de dicha ciudad, que ambas partes se disputan como su capital, a cambio de no discutir, al menos durante unos años, el estatuto definitivo de la entidad.
Asimismo, se supo que a respecto de la cuestión de los más de 3 millones refugiados palestinos, negociadores israelíes habrían ofrecido dar importantes donativos a organizaciones no gubernamentales para garantizar el bienestar de la mayor parte de los desplazados de dos guerras con Israel, y repatriar a varias "decenas de miles" de estas personas, siempre y cuando demuestren que tienen familiares en territorio israelí.
Sin embargo, Tel Aviv condiciona esta solución al antiguo problema de los refugiados a que los palestinos nunca vuelvan a hacer reclamos en este sentido ni responsabilicen moralmente a Israel del problema.
Si bien es cierto que Barak es posiblemente el primer gobernante israelí en ofrecer soluciones al problema de Jerusalén y al de los refugiados, también es cierto que los palestinos han insistido durante años en que no aceptarán lo que consideran soluciones parciales a estos temas, que figuran entre sus principales reivindicaciones.
En tanto, el Parlamento israelí aprobó hoy en primera lectura un proyecto de ley presentado por el derechista partido de oposición Likud según el cual un eventual acuerdo de paz con los palestinos sólo podrá entrar en vigor si es aprobado por 60 por ciento de la población, que deberá declararse en favor o en contra de él en un referéndum. El proyecto deberá todavía pasar por tres votaciones más en el Parlamento para considerarse aprobado.