JUEVES 20 DE JULIO DE 2000
* Emilio Pradilla Cobos *
La izquierda y la sociedad urbana
Los resultados de las elecciones del 2 de julio en el DF, la Zona Metropolitana y otras grandes ciudades del país, imponen al PRD y a las fuerzas que se reclaman de izquierda una profunda renovación, que es en primer lugar política y no de reacomodo de personas u organizativa. Hay que contestar una pregunta crucial: Ƒresponden los programas y propuestas presentadas en el proceso electoral y en esta etapa a la realidad urbana actual y a las aspiraciones y necesidades de las mayorías explotadas y dominadas a las que quieren representar?
Medio siglo de urbanización acelerada convirtió a las ciudades en asiento de la mayoría de la población y en los núcleos básicos de la economía, la política y la cultura. Entre ellas, las metrópolis y grandes ciudades ocupan un lugar dominante, estructurador de su entorno y el resto de la sociedad nacional, y están fuertemente relacionadas entre sí por intensos flujos de personas, mercancías, capitales e información. Sus estructuras económicas, sociales, culturales y territoriales son una compleja combinación de situaciones, posiciones e identidades que no aceptan simplificaciones ni discursos primarios. En las dos últimas décadas, de crisis y recuperaciones, de aplicación salvaje del neoliberalismo e inserción subordinada en una globalización desigual y excluyente, las ciudades y sus sociedades han acelerado y profundizado su cambio; no son las mismas de los años ochentas.
En la zona metropolitana, la crisis de la agricultura periférica, la terciarización, la desindustrialización y la informalización de la economía, han cambiado la estructura social: un número creciente de propietarios pequeños y medios, menos obreros industriales, campesinos urbanizados, más empleados, un núcleo muy importante de técnicos, administradores e intelectuales con poder y una enorme masa de trabajadores precarios, informales o subterráneos (cerca de 45 por ciento del total en el DF), que sobreviven individualmente mediante su resistencia e ingenio. Aunque un tercio de la población urbana y periurbana vive en pobreza extrema y otro tercio en pobreza, son pobres en grandes ciudades, con acceso parcial a sus servicios e insertos en su cultura globalizada; son diferentes a los del campo o las aldeas y pequeñas ciudades; quieren salir de su situación y no sobrevivir en ella.
Las formas históricas de organización y lucha, hasta ahora muy controladas por el régimen priísta, se han debilitado y perdido gran parte de su capacidad de acción, corroídas por el corporativismo, el clientelismo y la corrupción. En el movimiento urbano popular gana espacio la gestión, atravesada por el clientelismo. Las ONG, importantes espacios de participación social, dependientes del financiamiento, segmentan transversalmente a las clases y sectores sociales. Mujeres, jóvenes, indígenas, lesbianas y gays, discapacitados, defensores de derechos humanos, aficionados a cualquier actividad, seguidores de alguna estrella, etcétera, se organizan fragmentariamente, sin que se vean representados en o por las organizaciones políticas.
En una sociedad agobiante, fragmentada, individualizada, los medios de comunicación de masas, trasnacionalizados, sustituyen a las viejas formas de socialización política con sus mensajes banales, conservadores, controlados por el poder trasnacional.
Esta sociedad compleja y distinta exige a la izquierda, si quiere sobrevivir, avanzar y ser opción de gobierno, no sólo de oposición, propuestas de futuro, no sólo respuestas coyunturales para ayer u hoy, que coincidan con sus necesidades y esperanzas de mejoramiento y cambio.
Aunque el sujeto fundamental de sus propuestas sean los oprimidos y excluidos, la izquierda debe formular políticas públicas para todos, pues todos están en la ciudad y deciden su destino, sobre todo los que controlan las decisiones económicas, culturales y territoriales básicas. Estas políticas y propuestas deben llegar a todos los sectores a través de los medios de comunicación actuales, y no sólo a los núcleos duros, aglutinados corporativamente, o que asisten a los actos partidarios y de campaña. ƑEs ésta la situación actual de la izquierda y el PRD? Es una de las respuestas fundamentales a dar en el impostergable debate de hoy.