LUNES 24 DE JULIO DE 2000
* La dirigente rehúsa dimitir; dice que sólo ella puede revocar su mandato
Perredistas dan voto de confianza dividido a Amalia García Medina
* Ordenan al comité ejecutivo incluir en sus sesiones a un consejo político consultivo ampliado
Juan Antonio Zúñiga, Matilde Pérez y Mireya Cuéllar * El primer intento para iniciar la reforma del PRD concluyó ayer con un ''voto de confianza'' dividido a una presidencia nacional debilitada y el mandato al Comité Ejecutivo Nacional de incluir en sus sesiones a un consejo político consultivo ampliado, el cual carecerá de voto en los acuerdos para llevar a cabo un congreso nacional durante la primera quincena de marzo.
La dirigente Amalia García Medina, quien el día anterior pareció dejar abierta la posibilidad de aceptar una ampliación de la dirección nacional, en el último día de sesión del octavo pleno del cuarto Consejo Nacional reviró, y en conferencia de prensa dijo tajante que solamente ella tiene la facultad para revocar su mandato. Y aclaró que los estatutos del partido establecen que sólo mediante la renuncia puede dejar el cargo.
ųƑEstá decidida a permanecer hasta el término de su mandato? ųse le preguntó directo ante las continuas evasivas a esta inquietud que permeó ampliamente el Consejo Nacional perredista, a lo que respondió: ''estoy decidida a trabajar por el país y el partido, como me lo mandataron los miles de perredistas en las elecciones del año pasado''.
ųPero ayer parecía estar de acuerdo con el planteamiento del grupo en el que participa Rosario Robles y la corriente Nueva Izquierda en el sentido de que aceptaría que se adelantaran las elecciones internas.
ųNo estoy de acuerdo con el documento de Rosario Robles de adelantar el periodo electoral. Lo podemos discutir, todo lo podemos discutir, dijo. Y ante la insistencia de los reporteros, acotó: legalmente no es posible que este consejo me destituya, y aseguró que no se sentía presionada por ninguna de las corrientes internas del partido.
Diferencias con el PRI
Desde la noche del sábado y madrugada del domingo, Nueva Izquierda, el otro grupo en el que participa Robles, y los amalistas discutieron el documento, en el que se pedía a los consejeros nacionales ratificar al actual CEN y que la dirección política integrada por el CEN y el consejo consultivo político ampliado atendieran conjuntamente las tareas para la reforma del PRD.
La discusión se prolongó hasta la mañana de ayer y finalmente el documento que se presentó a los consejeros contenía la demanda de un ''voto de confianza'' a la presidenta nacional y al CEN. De la versión original se eliminaron los conceptos ''ratificar'' y ''dirección política'' en busca de alcanzar un acuerdo consensado de las expresiones políticas perredistas más influyentes.
Sin embargo, García Medina quiso aclarar en tribuna a los consejeros de esos matices. ''Algunos (consejeros) me dijeron que no debía intervenir, tenían preocupación por el tono de la discusión de estos días''; pero reintrodujo en el ambiente el tema de su renuncia, el cual prácticamente había sido superado por todas las corrientes con el resolutivo de respaldo a la directiva nacional y su ampliación a través del consejo político consultivo.
Sobre su renuncia, que abiertamente fue exigida por consejeros en los dos días anteriores de la sesión, subrayó que en primer lugar debía haber respeto a la institucionalidad del partido y recordó que tanto la presidencia como la secretaría general se alcanzaron en una elección en la que participaron alrededor de 600 mil militantes. Eso le sirvió de apoyo para establecer una diferencia con lo que en su opinión ha sucedido en el PRI.
''Sería grave que ante la opinión pública apareciera que lo que pasa en el PRD pueda ser igual a lo que acontece en el PRI''. Y de allí apuntaló su defensa para permanecer al frente de la directiva nacional acorde con unos estatutos que delimitan al consejo político consultivo al papel de opinador.
García Medina explicó que por razones políticas no aceptaba una dirección acotada ni con funciones limitadas y pidió a los consejeros que le otorgaran toda la autoridad política y toda la fuerza para ''ir a las mesas de negociación con los dirigentes de otros partidos políticos''.
En su alegato, García Medina no dejó pasar la oportunidad de deslizar el meollo de su posición. Dijo: ''yo no aceptaría de ningún modo, y este no es sólo un asunto de dignidad, aunque también lo es, que en el tramo que sigue de aquí a dos años nuestra responsabilidad (se vea amenazada) con una espada de Damocles, porque eso también debilita a esta dirección. Y si estamos convencidos, como se ha dicho aquí, en todas las intervenciones, que vivimos un momento histórico y extraordinario, démosle a la dirección todo el respaldo y la fuerza para concluir esas tareas''.
En forma progresiva transformó la solicitud en exigencia: ''No es lo mismo la crisis del PRI que nuestro debate, por apasionado que sea, y una obligación nuestra es sí fortalecer a la dirección nacional, sí darle todo su respaldo. Cuando dije voto de confianza ųporque yo lo planteéų y me felicito porque en la comisión plural que redactó el documento se tomó esto en cuenta, y era voto de confianza y no ratificación porque este consejo no puede ratificar a la presidencia ni a la secretaría general''.
Luego introdujo los fundamentos jurídicos con los que respaldó su posición política. ''Este consejo no puede ratificar a la presidencia ni a la secretaría general. No es su facultad ni la puede destituir ųni un congreso nacionalų por el método de elección que nosotros nos dimos''. Y remató: ''dejemos esta puerta abierta para una discusión serena, si algo necesitamos hoy es no ir con amarras a ningún debate (al congreso nacional). Vayamos abiertos a discutir todo, pero generemos el ambiente de confianza, de responsabilidad, de transparencia que nos lleve a una reforma de fondo para fortalecer al PRD''.
Inmediatamente después de la intervención de la presidenta perredista, el resolutivo fue sometido a votación ''en lo general''. Lejos de la unanimidad, los consejeros votaron divididos, inclusive los integrantes de Nueva Izquierda.
Antes de discutir el resolutivo en ''lo particular'', se abrió un receso y Amalia García convocó a una conferencia de prensa. En ésta, la mayor parte de las preguntas intentaron dilucidar la posición de la presidenta del partido en torno a su permanencia o renuncia.
ųƑSe prolongará esta dirección?
ųMire, sin duda esta dirección lo que tiene es el voto para poder hacer política.
ųƑQuién tiene la facultad para revocar su mandato?
ųSolamente que yo renunciara, según nuestros estatutos.
El vacío
Luego de la conferencia de prensa, reinició la sesión del consejo. Estaban pendientes la discusión de la agenda legislativa y la ruta crítica rumbo al congreso nacional. Sin embargo, de los 200 consejeros presentes quedaron 60, del recinto habían salido los integrantes de Nueva Izquierda, parte del grupo de consejeros que participan en el gobierno capitalino, y de otras corrientes.
La intensidad del debate, que se trasladó por los corrillos, salones y reuniones en la cafetería del hotel donde se llevó a cabo la reunión, se desplomó. Con desconcierto, algunos consejeros se miraban unos a otros en un ambiente ubicado en la frontera entre el desánimo y el desencanto.
Tres días de intenso debate y energía terminaron con un resolutivo que en sus puntos medulares establece: ''otorgar un voto de confianza a la presidenta nacional y al CEN; fortalecer a la dirección política del partido con la incorporación de personas que enriquezcan la discusión política y vinculen al partido con diversos sectores de la sociedad. Mandatar al CEN a incorporar de inmediato al consejo político consultivo a intelectuales, líderes sindicales, dirigentes campesinos e indígenas, representantes de los movimientos juvenil y de mujeres, universitarios y voces connotadas de los medios de comunicación''.
El CEN y dicho consejo político se reunirán regularmente e integrarán comisiones para iniciar trabajos y contactos necesarios para conformar una amplia alianza social en defensa de la soberanía, profundizar la democratización del país, impulsar el cambio de régimen político y reorientar el rumbo económico de la nación. Atender los procesos electorales locales, principalmente de Chiapas y Tabasco; elaborar la agenda y las líneas políticas de acción para discutir la reforma del Estado, las iniciativas parlamentarias, la relación con los partidos políticos y con el nuevo gobierno. Nombrar a la comisión para la reforma del PRD.
El resolutivo especifica que tanto el nombramiento de los nuevos integrantes del consejo político como las comisiones que sean designadas ''serán ratificados en el próximo pleno del consejo nacional'', al que convoca la dirección nacional.