LUNES 24 DE JULIO DE 2000

* "La presidencia del partido es el partido", dijo


Por dignidad, Amalia García se aferró a la dirección del PRD

* El consejo político consultivo sólo tiene derecho a voz, aclaró

Mireya Cuéllar * Permanecer en la presidencia del Partido de la Revolución Democrática se convirtió para Amalia García en un asunto de "dignidad" personal. Aferrada al cargo, trastabilló, cayó... y tambaleante se puso de pie. Pero nada pudo hacer para evitar que el Consejo Nacional del PRD encontrara una vía jurídica y política para acotarla: la obligó a aceptar la tutela del consejo político consultivo ųintegrado por los ex presidentes perredistas, gobernadores y personalidades de la "intelectualidad democrática" que serán nombrados en breveų para dirigir los destinos de perredismo de aquí al congreso.

En medio de un intenso jaloneo, la presidenta del PRD lo único que pudo lograr fue un dividido "voto de confianza" en ella y el Comité Ejecutivo Nacional que encabeza. "Acosada", "asediada" ųcomo definióų puso su renuncia sobre la mesa como un elemento de presión. Fue así como logró que los chuchos y el grupo de los Cárdenas, Rosario Robles, Imanol Ordorika aceptaran incluir el voto de confianza.

Fue un largo, muy largo día para los perredistas. La noche anterior muchos miembros del consejo se habían ido a dormir con la percepción de que las cosas se estaban encauzando y si no terminaban del todo bien, cuando menos habría tregua. Pero no.

La mañana de ayer, cuando Rosario Robles, Carlos Navarrete, Jesús Ortega, Ordorika, Martha Gastélum y algunos otros se reunieron en uno de los salones del hotel donde sesionó el consejo para redactar el "más importante" de los acuerdos, las diferencias se desbordaron. Ahí se estableció que el Comité Ejecutivo Nacional y el consejo político consultivo se convertiría en la "dirección política" del partido. y además se "ratificó" al actual comité.

Los negociadores del equipo de la presidenta adelantaron que el tenor del resolutivo resultaba "indignante" para ella. Hicieron consultas ųGarcía Medina no se apareció por el sitio de la reuniónų y trajeron a la mesa una posibilidad; en esos términos, lo único que le estaban dejando a García ųcon todas las implicaciones que tenía en esos momentosų era la renuncia.

Un mediodía caracterizado por la tensión

Los rumores se multiplicaron en los pasillos. "Ese gesto se le demandó antes, no ahora". "En estos momentos una renuncia sólo complica las cosas... los periódicos van a decir a ocho columnas: fractura en el PRD", se comentaba con preocupación.

Al lado, en el centro de operaciones del grupo encargado de redactar un nuevo acuerdo, se había cambiado la palabra "ratificar" al actual Comité Ejecutivo Nacional por "otorgar un voto de confianza al Comité Ejecutivo Nacional". Pero a la presidenta del partido tampoco le gustó, exigió que la redacción fuera: "otorgar un voto de confianza a la presidenta nacional y al CEN".

En el resto del texto se le mandaba "incorporar de inmediato al consejo político consultivo a intelectuales, líderes sindicales, dirigentes campesinos e indígenas...", para que junto con el CEN "atiendan las tareas políticas" del partido, entre ellas los procesos locales que se avecinan, las relaciones con otras organizaciones y el nombramiento de la Comisión para la Reforma del Partido. El ambiente estaba para entonces muy crispado. Era mediodía y Amalia García ya conducía, junto a Javier Hidalgo, el debate del Consejo Nacional, en el que se discutía la posición del PRD frente al nuevo gobierno. Quienes participaron en ese intercambio parecían ajenos a la intensa negociación que se daba afuera.

Acordado el texto final, todos los negociadores se incorporaron al consejo. Sentados en las sillas de uno de los costados, estaban Lázaro y Cuauhtémoc Cárdenas Batel, Imanol Ordorika, Rosario Robles, El Güero Javier González. En la fila de en medio, sobre las primeras sillas, se ubicaron Martha Gastélum y Silvano Aurioles, los operadores de Amalia García.

Eran ya poco más de las dos de la tarde cuando Lázaro Cárdenas se acercó a los amalistas, platicó con ellos. No los convenció. Encaminó entonces sus pasos hacía la mesa donde estaba García Medina. Ahí, tras el presídium, permaneció en cuclillas los 10 minutos que duró la discreta plática con la presidenta, quien, sentada, de perfil hacía el auditorio, escuchó a Cárdenas Batel sin más respuesta que algunos movimientos de cabeza que revelaban una negativa.

ųƑQué pasa? ųera la pregunta.

No faltaba mucho para que todos se enteraran. Puesto el famoso resolutivo, ahora sí, sobre la mesa del consejo, algunos se preguntaban qué sentido tenía dar un voto de confianza a la directiva después de que "no la tuvimos aquí". Está legitimada, no necesita de eso Ƒo sí?, preguntó Benito Mirón Lince.

Como respuesta, Silvano Auvioles ųuno de los más cercanos operadores políticos de Amaliaų, fue a la tribuna para explicar que se trataba de una "necesidad" frente a "las cosas totalmente contrarias" que manejaron los medios y ante "el golpeteo interno y externo" que sufría la presidenta.

Pero fue la propia Amalia García quien disipó todas las dudas. Primero delató a "aquellos que venían a pedirme que no tomara la palabra", les pidió que se despreocuparan, porque "si de algo he dado muestras ha sido de actuar con mucha responsabilidad".

Le recordó al auditorio que ella había sido electa presidenta del partido por "más de medio millón de militantes" y esa "es una opinión que tenemos que respetar". Que el Consejo Nacional tenía facultades legales para "ratificar" a los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, pero no a ella ni al secretario general, porque esa "es una facultad colectiva de miles y miles de militantes".

Y más: les refirió que si bien en el caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) se puede "acotar a su presidenta y tenerla con funciones simbólicas, en el caso del PRD, no". Le advirtió a un auditorio perturbado por el tono de su discurso que no aceptaría seguir trabajando "con una espada de Damocles", siempre levantada porque "la presidencia del partido es el partido".

Aquí no estamos en el PRI, les reiteró, y, contrariamente a la posibilidad que se abrió ayer ųen el sentido de que el congreso pudiera elegir una nueva directiva ų, dijo que ni el consejo ni el congreso la podían destituir. Entonces, un fuerte rumor se levantó de entre los asistentes. Sus palabras dejaron desazón en muchos consejeros. Habló de que había quienes querían "destrozar" su liderazgo desde afuera, amarrar navajas. "No puede ser que la dirección nacional y la presidenta nacional estemos asediados y acosados permanentemente".

El único que se ánimo a bromear con la situación fue Félix Salgado Macedonio. Trató de distender el ambiente: "campea un ánimo de división", fue lo único que se le ocurrió decir. "Si no lo dices, ni me entero", se escuchó entre la delegación de Chihuahua.

ųƑQuién la está acosando? Dé nombres y apellidos ųle requirió el senador Costales. Y también dejó ir: "ƑQuiénes van a refundar el PRD?, los que lo han refundido". No hubo respuesta.

Amalia García abandonó el salón en medio de una nube de reporteros que le demandaban explicaciones a las muchas dudas que su discurso abrió. Y entonces, lo que sí hubo, fue una conferencia en la que aclaró una cosa: el consejo político consultivo no tiene voto, sólo derecho a voz. Así que las decisiones las toma el CEN.

Y dejó un eco en las oscuras paredes del salón implementado como sala de prensa.

ųƑEstá decidida a mantenerse en el cargo?

ųEstoy decidida a trabajar por el país...

ųƑQuién tiene la facultad para revocar su mandato?

ųSolamente que yo renunciara, según nuestros estatutos. šSolamente!

ųƑEstaría dispuesta a renunciar?

ųLegalmente no es posible...

ųƑEl congreso podría tomar decisiones para remover a la directiva?

ų ...ninguna ley se aplica retroactivamente.