LUNES 24 DE JULIO DE 2000

* Nipper, arte sonoro, exposición internacional


La acústica, centro de una muestra de jóvenes en NL

* Convocan al público a tener una "curiosidad constructiva"

José Garza, especial para La Jornada, Monterrey, NL * La sala está vacía, sin objeto alguno, salvo una bocina funcionando. Más adelante hay una instalación cuyo centro de atención es la música electrónica que emite, y hay también una pieza que sin sonido reafirma la importancia del mismo. Es la exposición internacional Nipper, arte sonoro, que el joven curador regiomontano Marco Granados ha organizado con artistas mexicanos, estadunidenses, europeos y de Oceanía.

Nipper (nombre del perrito emblemático de una marca discográfica, el cual aparece junto a un gramófono) representa la primera exposición de su tipo en Monterrey, con obras cuyo soporte principal es el sonido, una modalidad poco desarrollada en el país y en esta ciudad pero que tiene antecedentes desde los años sesenta.

La muestra está montada desde el 20 de julio --culminará el 31-- en las galerías de la biblioteca universitaria Raúl Rangel Frías, pero desde el 14 está disponible en Internet (www.neuroticos.com/nipper.html) una versión cibernética de la misma. Además, hay un catálogo, aunque no es un libro, como suele tenerlo toda exposición, sino un disco compacto (cd-rom) interativo.

Artista y promotor de arte joven y de festivales de instalaciones y performance en Monterrey, Marco Granados explica que la exposición muestra diferentes tipos de expresión en los que la constante es la utilización del elemento sonoro: música, video, sono-instalación y tracks interactivos. "Con ellas y en ellas reconoceremos las casi transparentes fronteras entre las disciplinas antes mencionadas y a la vez nos topamos con dejos de nostalgia y otros de alarmante actualidad", declara.

En ese contexto, el espectador se encuentra con que la exposición abre con una instalación sin título de Daniel Lara, joven regiomontano reconocido por un trabajo tridimensional, consistente en cinco consolas con tocadiscos e igual número de discos de 45 revoluciones por minuto.

En una segunda sala hay un reproductor de discos compactos con dos bocinas (amplificadores) exteriores que transmite una compilación sonora identificada como noise lounge, con las creaciones de Alejandro Rosso, integrante del dueto Plastilina Mosh; Rosy Parlane, artista inglesa radicada en Nueva Zelanda; Mopna Mur, creadora alemana; Israel Mercado, integrante del colectivo 3er. 1/5, y Zina Kaye, artista australiana caracterizada por sus composiciones de sonido, video y tecnología.

En una tercera sala está representada Pilar de la Fuente, versátil artista regiomontana, con la instalación Music sounds better with you, compuesta por tipografías de vinyl adherible de diferentes dimensiones.

De la Fuente propone una experiencia sonora dentro de un espacio en total silencio; ofrece la letra de diez canciones que el espectador, al leerlas, puede completar en su mente la experiencia del sonido.

Mayra Silva y Adrián Porcel, también brillantes artistas de la localidad, montaron lo que llaman "intervención sonora". Colocaron un reproductor con dos bocinas exteriores para hacer sonar un disco compacto con grabaciones hechas en diferentes espacios públicos.

En el corredor entre la tercera y la cuarta galerías de la biblioteca, el colectivo La Lucha Libre (Miguel y Lulú) montó una instalación sonora con tres tocadiscos y seis bocinas exteriores, que reproduce una serie de discos compactos con la grabación de una discusión entre dos personajes, las cuales debaten cómo hacer una decisión correcta.

Por último, la exposición tiene un reproductor con dos bocinas que hace sonar un disco compacto con la grabación de una segunda compilación, denominada Dj's lounge.

En este material está la obra del capitalino Mario García Torres, titulada Dj scann/747, y que corresponde a la creación de un disc jo-ckey cuya identidad ha sido creada por el propio artista.

Asimismo, ese compacto ofrece las creaciones de disc jockeys virtuales, elaboradas por Ramón Amezcua, Pepe Mogt y Mashio Chávez.

En la misma sala hay un monitor con reproductor VHS y audífonos para apreciar los videos Accent Mark y Nortec, de Ulises Mora y Salvador Vázquez; se trata, sobre todo Nortec, de una compilación de tracks que mezcla la música electrónica con banda sinaloense y jazz.

Y ya para concluir, en lo que es un patio exterior de la última galería de la biblioteca, el artista Aldo Chaparro y el colectivo Los Lichis montaron una escultura sonora, Andador 20, una especie de cabañita con iluminación y sonido.

Para apreciar el tipo de trabajos como los que expone Nipper, el crítico de arte Guillermo Santamarina --director del Ex Teresa-- un día antes de la apertura de la muestra, el miércoles 19 de julio, ofreció una conferencia sobre "las paradojas del arte contemporáneo"; el público, asevera, tiene que llegar con "una curiosidad constructiva, propositiva, que de alguna manera ha sido opacada por el mensaje digerido y por la obscenidad que está en los elementos del espectáculo.

"Hay que llegar a este tipo de exposiciones con curiosidad para que, después de encontrarte con objetos que tal vez no te dicen nada por ellos mismos, pueda exaltarse una parte de tu sensibilidad o una parte de tus sentidos; que al salir de la galería o del museo vayas a buscarle y a confrontar en tu conocimiento, en tu memoria, en tu tradición."

Romper límites puristas

Granados reconoce que este tipo de exposiciones implica riesgos, por la poca familiaridad que existe con manifestaciones como el arte sonoro, pero visualiza la muestra "como una invitación a abrir las percepciones a otro tipo de expresiones; esto se sale mucho de los casos de lo que serían tradicionalmente las artes visuales, es cierto, pero también creo que ya estamos en épocas en las cuales los límites puristas de las manifestaciones artísticas hace mucho que se dejaron de utilizar".

Acepta que tampoco hay nada nuevo bajo el sol. Reconoce que este tipo de expresiones tiene origen en las manifestaciones experimentales de las décadas de los sesenta y los setenta.

"En aquellos años se dieron efectivamente propuestas artísticas que rompieron con lo establecido", explica. "Si bien las bases establecidas por John Cage marcaron la pauta tanto del uso de sonidos como herramienta de creación y de su utilización y complementación con lenguajes como el performance y la instalación, esto ha dado paso a múltiples posibilidades de representación, que van desde la música hasta llegar a trabajos creados desde una computadora y para la Internet".

En México, sin embargo, lamenta, "estamos alejados de las vanguardias hasta tres décadas, por lo que este tipo de expresiones se comenzaron a dar entre nosotros hasta los años ochenta. En Monterrey, hablar de arte sonoro, es hablar de una de las modalidades menos exploradas hoy por nuestros artistas".

Pero a partir de este tipo de experiencias, añade, los artistas actuales, veinteañeros y treintañeros, caracterizados por una formación universitaria y de mucha actualización, han generado una serie de inquietudes por experimentar y desafiar los soportes convencionales, echando mano también de la música y los sonidos, como en este caso.