MIERCOLES 26 DE JULIO DE 2000
Ť José Steinsleger Ť
Juárez y Fidel: el espejo desenterrado
Para Cuba, la transición política hacia la democracia empezó el 26 de julio de 1953, año del centenario del natalicio de José Martí y día en que Fidel Castro encabezó el asalto al cuartel Moncada. La derrota de esta acción se revirtió con el triunfo revolucionario de 1959. De entonces a la fecha, Fidel no ha cesado de invocar el principal legado político de Benito Juárez: "Entre los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz" (1867).
Si difiere con lo dicho en el párrafo apuntado, le propongo hacer a un lado la "ideología" (esa palabra tan fea y viscosa) para meditar acerca de temas que, seguramente, son de preocupación compartida. ƑQué tal la historia? ƑNo siente que, por momentos, subyace en muchos lados un clima de patrias ciberpunk que nos inducen a olvidar de dónde venimos y dónde estamos parados?
Vivimos en tiempos en los que si nos inyectamos con el aire de la corriente que lidera la globalización, nos llegará gratis la suscripción a la versión "amable" de la historia. Una historia que convierte la disciplina en folletín de aventuras sin sentido. Una historia que a diario, y con el cuento de la democracia "moderna", nos propone el movimiento de la genuflexión perpetua.
Le ruego que no tome lo dicho como diatriba contra la globalización, la democracia y lo moderno. Aunque preferiría, eso sí, que alguien me explique todo esto pero sin las vaciladas del "periodismo constructivo". Porque, mire, con los años uno se vuelve desconfiado, y la democracia con pocos lectores, sin relectores y muchos electores (que es como ahora se le dice a los ciud... perdón, clientes), me gusta poco y nada.
ƑNo le parece que las democracias "modernas" son peligrosas? Datos del otro lado del muro, indican que la mitad de los universitarios de Harvard, Princeton y Yale ignoran qué pasó en 1776. Y los granjeros de California y Arizona, en el ejercicio libre y constitucional de la iniciativa privada, acaban de discutir el 4 de julio pasado las formas idóneas para asesinar a los indocumentados que saltan el muro. šY yo que estuve a punto de creer que las fechas míticas eran cosa de "cavernícolas premodernos"!
Demos vuelta el calcetín y abandonemos los hechos peregrinos para contar historias que fogonearon el peregrinar de los hechos históricos. Remontémonos a enero de 1863, cuando una delegación de conservadores mexicanos, enemigos de Juárez, viaja a Europa y le ofrece el trono de México a Maximiliano de Habsburgo. Un año más tarde, el ungido y su esposa, Carlota de Bélgica, se embarcan rumbo a Veracruz, para erigir en este país el imperio títere de Napoleón III.
A poco de llegar, la noble Carlota, que era linda pero no boba, observa en derredor y le escribe a Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III: "...Los conservadores (mexicanos) se imaginan ser súbditos temporales del Papa y son bastante bestias, perdón por la palabra, para creer que la religión consiste en diezmos y la facultad de poseer. Detrás de todas las negociaciones del nuncio, que no es más que un maniquí, se muestra el rostro de monseñor Antonio Pelagio de Labastida y Dávalos, arzobispo de México...".
Benito Juárez, quien vive momentos difíciles y por tanto sabe que nada puede esperar de nadie, convoca al pueblo llano. Pero las armas que sus agentes adquieren en la frontera para luchar contra la invasión son confiscadas por el gobierno de Estados Unidos. Como bien dijo Isidro Fabela, Washington se lavó las manos y olvidó, por esta vez, la "Doctrina Monroe" diseñada para frenar las ambiciones de Europa en América.
Evoquemos un pasaje de la guerra. El 11 de abril de 1865, el general Nicolás de Régules decide atacar Tacámbaro (Michoacán), defendido por el belga Tydgat, quien expone a la esposa e hijos del general al fuego del atacante. Régules titubea... Divisa a su propia emperatriz, a sus niños, los encomienda al cielo, los divisa nuevamente, titubea y por fin da la orden a sus oficiales: "šSeñores, cada uno a su puesto, a cumplir con su deber!".
Juárez consigue la victoria sobre los ejércitos de ocupación. No obstante, tras el fusilamiento de Maximiliano en el Cerro de las Campanas (Querétaro), los "demócratas" europeos y sus aliados criollos califican de "bárbara" la acción. Ellos, los que se aprestan para degollar al pueblo de París (1871), y los criollos que vendieron a su patria para ser "modernos" (ya entonces eran "pragmáticos"), tachan de "bárbaro" al estadista más digno y lúcido de la América en formación.
Motivados por hechos como los referidos, y mientras renovadas formas de dominación empiezan a hervir a temperaturas muy altas, insignes personalidades de México estarán hoy junto a Fidel. Bertha Zapata le hará entrega del premio Benito Juárez y Juan Bañuelos leerá poemas de su Espejo humeante (pero desenterrado), en el que aún se reflejan quienes sienten que hay que seguir con las pilas puestas aquí, en este lado del muro.