VIERNES 28 DE JULIO DE 2000

* La embestida de solicitantes, a través de Internet


A diario llegan a casa de Fox entre 150 y 200 curriculum

* Nuevos signos de la cargada para entrar a la bolsa de trabajo

Jaime Avilés * Desde que Vicente Fox despacha en la casa número 607 del Paseo de la Reforma, a diario llegan entre 150 y 200 currículum, bajo el brazo de las respectivas personas que de esta suerte buscan un puesto en el próximo gabinete presidencial. Pero no se detiene allí la embestida de los búfalos posmodernos: éstos atacan sobre todo por Internet.

Si Napoleón Gómez Sada, líder del sindicato minero y metalúrgico, publicó en todos los diarios un desplegado de adhesión a Fox inmediatamente después de las elecciones; si Víctor Flores, hampón y líder ferrocarrilero, se apresuró a estrechar la mano del presidente electo; si el escultor Sebastián, artista consentido de Salinas, corrió tras el automóvil del caudillo de Guanajuato, para entregarle un fólder saliendo de la casa de Sari Bermúdez al cabo de una "reunión con intelectuales"; si estos distinguidos pináculos del PRI actuaron con el oportunismo de siempre sin percatarse del "cambio", la tradicional cargada empieza a cobrar características propias.

A diferencia de los antiguos "licenciados" panzones, bigotones y de anteojo negro, o de las robustas y populares lideresas de pepenadores y ambulantes, que eran símbolos palpables de la corrupción priísta, hoy en el entorno del PAN victorioso lo que abundan son los ejecutivos tipo Santiago Creel, de atuendo azul marino, totalmente palacio, o las damas de recatado aspecto, olorosas a incienso y a parroquia, aunque no faltan los cazadores de oportunidades, en su mayoría jóvenes y adultos de clase media empobrecida, que por lo regular se van con las manos vacías.

Quienes conocen ya las nuevas reglas del juego -sea por sus contactos, sea porque han ido más de una vez a esta flamante bolsa de trabajo- son los que pierden menos tiempo en su visita. En cambio, los neófitos se acercan a la mansión que antaño fuera sede de la embajada de la India y se forman a la zaga de una cola celosamente vigilada por agentes del Estado Mayor Presidencial.

Cuando llegan a la puerta se encuentran con una sorpresa:

-Si usted no tiene cita, vaya a Reforma 525; ahí se la dan -asegura el coordinador de los soldados disfrazados de paisanos.

-No, si nomás vengo a dejar esto -insiste quien antes había dicho que era "amigo de Pedro Cerisola".

-Todos los documentos se reciben en Reforma 525 -responde, impasible, el militar.

-Y eso Ƒdónde queda?, disculpe...

-Aquí nomás joven, a la otra cuadra.

-ƑPara arriba o para abajo?

-Para abajo, señor. El siguiente...

Una cargada electrónica

En la casa número 525, situada a cien metros de la oficina del virtual presidente electo, el hombre al que toda la gente quiere ver se llama Ramón Muñoz, y es un joven psicólogo egresado de la Ibero que en el pasado reciente fungió como coordinador de asesores de Fox en el gobierno de Guanajuato. Fue él quien se encargó de "rediseñar" toda la estructura burocrática de la administración estatal, de manera que donde antes intervenían ochenta empleados para tramitar la compra de un lápiz o de un tractor, hoy basta una sola persona que efectúa la adquisición mediante un ultramoderno sistema de cómputo.

Ideólogo de Fox, en la medida que lo instruyó en los mandamientos de la "cultura de calidad" y quien lo enseñó a ver a la ciudadanía como una "clientela" que paga por los servicios del gobierno, Muñoz despachaba desde una cafetería de Irapuato, valiéndose de una lap-top y de un celular. Autor de la crónica titulada "Pasión por un buen gobierno", hoy se ocupa de recibir los abundantes catálogos de méritos personales que cientos y cientos de personas le entregan cada semana con la esperanza de obtener un empleo. fox-vicente-morelos-jpg

Pero que nadie se equivoque. Si usted llega a la puerta de Reforma 525, después de haber fracasado en la puerta de Reforma 607, no cometa el error de tocar el timbre. Saque un teléfono celular y marque al 5540-1459, al 5540-1349, al 5540-2547, o al 5520-2973; lo más probable es que, de todos modos, nadie le contestará. "Es que estamos saturados", confiesa una muchacha de guapa voz, llamada Fernanda. Ante la avalancha de solicitudes, explica, se creó el buzón de Internet [email protected], donde no hay que esperar y el trámite se hace obviamente más rápido.

Antes de ser oficina de Ramón Muñoz, la casa de Reforma 525 era el cuartel general del grupo Amigos de Fox, a cuyos integrantes se atribuye la gestión que hoy le permite al gran triunfador del 2 de julio ocupar la residencia de Reforma 607, y empezar a extender su dominio sobre la avenida más cara y elegante de la ciudad, que en la zona de marras cada día acumula un mayor número de camionetas de guaruras, vehículos de reparto, coches de periodistas, un gigantesco camión de Luz y Fuerza del Centro, y desde luego montones de visitantes que hablan por celular...

La prensa quiere sentarse

Pintorescos pero insólitos en el barrio más lujoso de la gran capital, poco a poco se multiplican los vendedores de paletas, los neveros con su carrito de campanas, y los famosos toreros que ofrecen cigarros sueltos, chicles, papas fritas, cerillos y todo el breve catálogo de las golosinas que caben en una cajita de cartón. Sus principales clientes, desde luego, no son los del Estado Mayor Presidencial, ni los ilusos que van a ofrecer su experiencia profesional para ayudar al "gobierno del cambio", sino los reporteros y fotógrafos que deben permanecer, a veces, más de doce horas al día, bajo la lluvia o bajo el sol, sin que nadie se apiade de ellos.

"El sábado y el domingo me la pasé en Guanajuato, afuera del rancho San Cristóbal, esperando a ver en qué momento salía Fox montado a caballo o con su familia para ir a comulgar. Fue una chinga espantosa", afirma una reportera de una cadena radial que se especializa en malpagar a sus empleados. "El domingo en la noche me regresé en autobús, y aquí estuve el lunes de las nueve de la mañana a las seis de la tarde sin poder siquiera sentarme", se queja.

Martha Sahagún, responsable de la relación de Fox con los medios, anunció dos semanas atrás que, para hacer menos penosa la "guardia" de los reporteros, se instalaría una sala de prensa en Reforma 525. Sin embargo, siempre según Sahagún, el Estado Mayor Presidencial prohibió la iniciativa porque "viola las normas de seguridad del candidato". Así, a menos que lleven paraguas, cantimplora y lonchera, los informadores se ven obligados a mojarse, asolearse y morirse de hambre y de sed, porque los restaurantes de la zona sobrepasan sus posibilidades adquisitivas.

Un kilómetro más arriba, siempre sobre Reforma, hay dos comederos de lujo: uno de cocina italiana y otro de carne asada en donde la sopa más "barata" cuesta 43 pesos y es servida en una taza para café en la que apenas cabe la cuchara. Vetados a la prensa por razones económicas, tales sitios son ahora el refugio de los colaboradores de Fox, y a menudo, y en un lenguaje altisonante, se escuchan anécdotas juveniles que en la mayoría de los casos ocurrieron en el Tec de Monterrey.

ƑQuiénes son? Misterio. El martes por la tarde, horas después que todos los chicos de la fuente se retiraran porque desde adentro Fox mandó decir que ya no habría nada hasta el otro día, dos empleados de Televisa, obligados por su empresa a no moverse de ahí hasta que se vaya el presidente electo, propusieron que, ante el desfile de caras desconocidas, pertenecientes a la nueva élite política del país, Martha Sahagún tendría que imprimir un "who is who" dentro del foxismo, para que todos sepamos con quiénes estamos tratando.

Es tan fatigosa e inútil muchas veces la espera, que de acuerdo con una estadística de los que siempre están ahí, desde que Fox se instaló en Reforma 607 se han registrado seis accidentes de tránsito, y todos bajo el mismo formato. Dicen: "Un idiota se frena de repente al ver las cámaras y el tumulto, y el idiota que viene detrás se le estampa en la cajuela". Para otro colega, "lo más desesperante es que te dicen: reunión con obispos, estrictamente privada, pero siempre que dicen estrictamente privada, alguien sale y te explica de qué se trató la cosa. ƑEntonces en qué quedamos?".