VIERNES 28 DE JULIO DE 2000
* Cientos de fanáticos derribaron la malla metálica para ingresar al campo
Desorden y violencia en el primer Día del Aficionado del América
* Al menos tres lesionados de gravedad por caídas al foso, enfrentamientos y agresiones
Abril del Río * La presentación del América, planeada como algo fuera de serie ante su afición en el estadio Azteca, se convirtió en una tarde violenta, como una seria advertencia sobre la seguridad en el coloso de Santa Ursula, con varios lesionados, que obligó a la suspensión del entrenamiento público, luego de cuatro horas de espera de unas 60 mil personas que con sus vestimentas iluminaron las tribunas de amarillo.
Esta vez no fueron unos cuantos, pues para derrumbar la malla metálica ųen una lateral, una cabecera y una esquinaų que se había colocado un día antes, se requirió la unión de fuerzas humanas, turbas de gente que, desde distintas zonas en la sección baja de las graderías, presionaron hasta romper la red y utilizarla como puente para irrumpir en el campo.
Jugadores, cuerpo técnico, directivos, algunos comediantes y personajes de la farándula invitados para dar "lustre" al acto, con el que se pretendía imitar a las majestuosas presentaciones de equipos europeos, salieron despavoridos al tiempo que unos 800 fanáticos se apoderaban del escenario.
Algunos de estos hinchas no alcanzaron a cruzar por el puente y cayeron al foso que separa a las tribunas de la cancha. Entre los seis lesionados hubo un niño de 11 años, Carlos Juárez, con golpes en la cabeza "no graves", pero que requerían suturas.
Uno de los paramédicos que lo atendía buscaba desesperadamente un teléfono celular par llamar a una ambulancia, recurso con el que no contaba ayer el estadio, pese a que lo exige el reglamento.
La multitud, atraída por la insistente promoción de entrada gratuita lanzada desde los medios electrónicos para acudir a la presentación del equipo estrella de Televisa y su nueva figura, Luis Hernández, se apostó en las taquillas desde temprano, antes de la cita, fijada a las 13:00 horas.
Ahí, los seguidores del América se percataron que no había gratuidad, pues nadie entraría sin boletos, distribuidos sin costo por firmas patrocinadoras o desde programas de radio, así que los interesados no escaparon a la reventa, y algunos adquirieron entradas que se ofertaban hasta en 100 pesos.
Aquello desencadenó en el portazo, ya más que tradicional en el Azteca, pero la desesperación de la gente creció con las horas que debieron esperar para que, a eso de las 4 de la tarde, sus ídolos saltaran a la cancha.
Al tiempo que estallaban los cohetones y aparecían nubes de humo, un intrépido alcanzó el campo del lado de la portería sur. No faltaron los imitadores y tras ellos los grupos de gente que finalmente hicieron ceder la malla.
Ya en el campo, la pretensión era tomarse fotos, conseguir autógrafos, ver de cerca a los jugadores y hasta llevarse pedazos de pasto.
El enfrentamiento mayor se suscitó con la intervención del grupo de seguridad privada Lobos, que utilizó la fuerza como único recurso, y aquello se convirtió en una batalla campal con los seudoaficionados.
En la revuelta, el presidente del América, Javier Pérez Teuffer, abandonó la cancha con una cortada superficial en la mano derecha, y entre otros incidentes, se dio la rapiña en la tienda del estadio que ofertaba réplicas del nuevo uniforme, y donde uno de los dependientes fue golpeado de forma brutal.
Apareció El Matador
Poco antes de los incidentes, en una conferencia de prensa que también se distinguió por su desorganización, al recibir la camiseta del América, Luis El Matador Hernández afirmó que respeta la trayectoria de Cuauhtémoc Blanco, pero advirtió que "yo forjaré mi propia historia, y si con eso se marca un estilo propio en la cancha, pues qué bueno".
El delantero comentó que su llegada al club de Coapa se produjo al no hacer uso la directiva de Tigres del derecho que tenía de recontratarlo, y luego de que el Rayo Vayecano español no cubrió sus expectativas.
Reveló su gusto por estar en "uno de los mejores equipos de México"; habló de entrega, de esfuerzo, pero descartó cualquier tipo de presión ante un título, ese que Las Aguilas no consiguen desde hace 11 años.