Ť Gustavo Leal F. Ť Ť

Sutra del sufrimiento

Reza el refrán popular que la medicina moderna es buena para medir la salud de los pacientes, pero no tanto a la hora que debe tomarse a sí misma el pulso. La terapéutica altamente tecnologizada, narra el doctor V. Guarner, pareciera olvidar al ser humano que padece detrás del aparato. En realidad, lo sustituye por la información "vital" que, sobre su constelación enferma, emite sistemáticamente la red de sensores y pantallas frías que lo acosan en el lecho. Víctima de un padecimiento agudo, en el hospital escuela de "punta" de la Universidad de Cornell, resistió in corpore el infeliz destino de su propia profesión: "mi persona, corporalmente, no existía. Yo era un simple objeto. La enfermedad estaba en la computadora. Nadie se daba cuenta de mi sentir, de mis necesidades ni de mi padecer, porque nadie me preguntaba acerca de mí. Según ellos, todo lo que necesitaban saber estaba en la computadora". Guarner encaró a los jóvenes médicos y preguntó: "Ƒcómo ven mi pulmón, muchachos? Muy bien, doctor, respondieron. Y cómo saben que está bien si en tres días no me han puesto el estetoscopio encima" (Arena, 15/5).

Pero la coartada de las "especialidades" y su tratamiento del dolor, es del todo reciente. En el transcurso de la Gran Guerra, Georg Groddeck, maestro de Freud y quien le inspirara la noción del ello, dictó entre 1916 y 1917 las célebres 32 conferencias psicoanalíticas para enfermos, la primera de las cuales es rotunda: "la relación entre médico y paciente es excepcional: se caracteriza por la entrega confiada del enfermo a su médico. El enfermo debe colaborar, y esto es lo difícil, porque implica una confianza excepcionalmente grande por su parte. Pero ni aún entonces dejan de surgir entre médico y enfermo desacuerdos que por lo general tienen que ver con la noción del alma". Groddek cultivó, por cierto, estrecha amistad con E. Fromm y M. Klein.

Como gusta decir el doctor A. Córdova, tal vez esa medicina a la que alude Groddek, esté más cerca del entendimiento clínico del sufrir que de la administración del dolor. ƑCuál es la diferencia? No es fácil encontrar mejor síntesis que la que legara O. Wilde en su Epístola. In Carcere et Vinculis: De Profundis: "el sufrimiento es un momento larguísimo. No podemos dividirlo en estaciones. Tan sólo somos capaces de situar sus talantes y de narrar su regreso. El tiempo no progresa: gira. Parece dar vueltas y más vueltas alrededor de un núcleo de dolor. En este lugar, no existe más que una estación, la estación del pesar".

Pero la medicina moderna es cara y tiende a serlo cada vez más: instala ese sufrir en el firmamento de compra-venta de "servicios". El dolor es algo "subjetivo", dice Guarner, que sólo siente quién lo padece y que quienes están a su derredor "no pueden valorar".

En lugar de la "cobertura para todos, pero no para todo", que pregona la Organización Mundial de la Salud de la doctora Brundtland, lo que reclama con urgencia la medicina clínica son, sin duda, otras políticas capaces de poner por delante al hombre que sufre.

Fox debe tener muy presente que ninguna "elite" puede decidir a espaldas de la mayoría que lo eligió, sobre todo cuando, como ha adelantado, su gobierno aspira a ser de "calidad" y dar satisfacción al "cliente", si es que esa nomenclatura pálidamente empresarial tuviera cabida en el sector salud. De la misma manera que el país no es la firma, el proceso de atención tampoco debería mercantilizar el sufrimiento. La integración que hace el mercado de la persona, nunca es completa. Compra retazos. El Estado debe regularlo y evitar siempre caer en la tentación de culpabilizar al ciudadano-usuario por su "estilo" de vida. En suma: otras políticas para otros políticos eficazmente comprometidos con el mandato que se les otorgó.

Justamente, el World Health Report 2000 que publicita esa OMS de la doctora Brundtlan -cuya validez calificó de tajo el abogado González Fernández, secretario de Salud porque el gobierno mexicano "nunca fue consultado"- y que pretende certificar el "desempeño" de 191 sistemas de salud del mundo, sostiene que Colombia se ubica en mejor posición que otros países del área, no porque su pueblo esté más sano y sufra menos, sino porque sencillamente šdesembolsa más por su "salud"! Sorpresas que da la vida.

Ť Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco