Ť Miguel Concha Ť

Un medio sobre los medios

Las elecciones de julio nos enseñaron que la cultura política de los mexicanos evoluciona. Ese cambio reflejó la voluntad de los votantes hacia varios espectros políticos del país. Ahora los ciudadanos deben aprovechar esa oportunidad para consolidar una democratización que conduzca a una profunda reforma del Estado.

Esa reforma debe incorporar, desde luego, la reglamentación del derecho a la información, tantas veces pospuesta por los intereses de empresarios y políticos del viejo régimen que se está extinguiendo. Tendrá que incluir el secreto profesional como una de las garantías para el ejercicio de periodistas y reporteros, así como el reconocimiento del periodismo como una más de las profesiones. Deberá refrendar además el derecho de los periodistas a agruparse en organizaciones y gremios, desde donde hagan valer sus demás derechos. Una reforma al respecto tendrá obligatoriamente que incluir también el derecho de todos los grupos sociales para acceder a las concesiones de radio y televisión y, desde luego, a la información completa del Estado.

Los cambios políticos que requiere la nación para consolidar un mejor régimen democrático, no pueden soslayar la reforma de los medios de comunicación, en los que una parte importante de los actores deberán ser los propios ciudadanos. Es a las agrupaciones ciudadanas a las que corresponderá ahora un importante papel para participar entre los concesionarios, como productores de información, pero también como vigilantes de los productos informativos que emiten las televisoras, la radio y la prensa escrita.

Por ello nos congratulamos del nacimiento de la publicación quincenal Zócalo abierto; comunicación, política y sociedad, que tiene entre otros objetivos el contribuir a enriquecer la cultura democrática de los ciudadanos en relación con los medios de comunicación. Los empresarios del periodismo casi nunca han tomado en cuenta al televidente; mucho menos le han otorgado el derecho de réplica. Fieles reproductores y beneficiarios de la colusión prensa-poder, casi siempre les han impuesto su programación y sus puntos de vista, con versiones oficiales previamente autorizadas o censuradas.

Zócalo abierto no quiere ser un medio más de comunicación, sino una de las publicaciones donde se analiza y critica a los propios medios de comunicación. La crítica partirá de especialistas en medios, caricaturistas y reporteros profesionales. No será una publicación que "ejecute" o descalifique con el amarillismo a sus colegas. Buscará, por el contrario, analizar comerciales, programación y políticas editoriales de las televisoras y las estaciones de radio, además de la línea editorial de los diarios llamados "nacionales".

"Uno de los propósitos fundamentales de la publicación --se lee en su número cero-- es contribuir a la transformación de nuestro oficio, a través del examen cotidiano de los propios medios. En otras palabras, lo que pretendemos es realizar un análisis sistemático, que permita un mayor conocimiento público sobre la situación de la prensa escrita, radiofónica o televisiva, así como de los fenómenos de la comunicación en general.

"Nuestro segundo gran propósito --se añade-- es hacer un periodismo que contribuya a fortalecer la democracia en la capital del país, por medio de la promoción de la participación ciudadana. Queremos que las expresiones sociales cuenten con un canal de difusión que refleje sus opiniones y aspiraciones para construir una mejor y más equitativa convivencia. Las estructuras democráticas, legales y políticas que surgen y se consolidan en la ciudad de México, requieren de órganos de tribuna."

En el contexto político y social que actualmente vive el país, y recién pasado un proceso electoral en el que los medios de comunicación, sobre todo los televisivos, jugaron un papel tan relevante, y vieron más de una vez cuestionada su labor informativa, proyectos como éste son bienvenidos. La ciudadanía actual requiere de más medios que le permitan no sólo estar bien informada, sino que le brinden elementos de análisis serios, objetivos y transparentes. Sólo así dejarán de ir siendo un discurso vacío el derecho a la información y el acceso de los ciudadanos a los medios.