DOMINGO 13 DE AGOSTO DE 2000

Ť Sólo asistieron 500 fanáticos al recital de ska en el Hard Rock Live


Baile tribal light en el concierto de Dance; la pista nunca ardió

Ť Los grupos La Tremenda Korte y Salón Victoria se esforzaron por prender al gélido público

Jorge Caballero Ť El grupo anglosajón Dance Hall Crashers salvó el concierto de ska la noche del viernes en el Hard Rock, donde alternó con las bandas mexicanas La Tremenda Korte y Salón Victoria, ante unos 500 rudes kids que se dieron cita para desbordar su energía. Aunque los estadunidenses mostraron una amplia gama de sus canciones aceleradas/hilarantes, su potente sonido ska/punk/speed no logró incendiar el mosh pit con el slam dance, pero, por lo menos, llenaron el semicírculo.

Cuando el reloj marcaba las diez de la noche, el escenario se iluminó y aparecieron, con sus vistosos trajes a cuadros y bicolores, los integrantes de La Tremenda Korte. El escenario les quedó chico. Al tecladista, por ejemplo, lo tuvieron que colocar hasta atrás, de tal forma que casi no se veía. La tocada comenzó en petit comité. A pesar de que la agrupación le imprimió ganas pegándole macizo a sus instrumentos y bailando sincronizadamente, en la quinta canción únicamente se adentraron diez skaseros en el baile tribal del slam dance. A los lados, atrás y en la parte alta del antro los jóvenes también movieron sus cuerpos al ritmo de la Tremebunda, y los menos permanecían recargados en las barras.

Al ver la poca afluencia de público, el vocal de la banda dijo: "Se siente como en El Alicia, Ƒno?", refiriéndose al antro de la colonia Roma donde las bandas de ska están en su hábitat natural. Eso tampoco fue obstáculo para que La Tremenda Korte performanceara el escenario con sus movimientos/contorsiones/coreografías, e interpretara los éxitos que ha cosechado en los cinco años de desplazarse en el circuito underground: Waco, Condenado a morir, Llorar y Tres patines.

Luego siguieron Citlalli, Héctor, Beto, Timo, Checo, Saúl, Vlady, Salvador y Hugo, alineación del Salón Victoria. Inmediatamente arremetieron con su enorme sonido de big band latino, e interpretaron un booggie. Checo se dirigió a los fanáticos y les dijo: ''Vamos a divertirnos aunque seamos poquitos''.

La actuación del Salón Victoria no varió gran cosa de la participación de La Tremenda Korte: poca participación en el slam dance y músicos ganosos, que no pudieron contagiar su ánimo al resto del público.

A la décima rola, Checo volvió a dirigirse al público y anunció: ''Ya nos recortaron el tiempo. Con esta rola nos vamos''. Así sucedió. Algunos pocos pidieron a gritos el encore del Salón Victoria. La pantalla que cubre el escenario se desplegó. Nunca se cumplió la petición.

Pasaron 20 minutos, tiempo que aprovecharon los skaseros para abastecerse con diferentes bebidas etílicas, pues esa noche había barra libre. Se respiraba un ambiente de aburrimiento y hartazgo. Actitudes que desaparecieron al salir a escena los cinco integrantes del grupo estelar Dance Hall Crashers: Elyse, Karina, Jason, Mikey y Gavin.

Quién sabe qué ocurrió; nadie supo de dónde salieron tantos fanáticos e inexplicablemente el mosh pit se llenó. Las barras lucían ocupadas y el calor subió.

Con los instrumentos básicos (batería, bajo y guitarra, reforzados con dos grandes voces femeninas), Elyse Rogers y Karina Deniké, que por cierto con la energía que derrocharon en el templete y sus voluptuosidades se convirtieron en la delicia de los fans, los estadunidenses entonaron sus rabiosas y sarcásticas rolas a mil por hora; otras tuvieron un ritmo sensual/cachondo/sabroso, pero sin dejar de correr sus instrumentos con rapidez e intensidad, lo que contagió a todos los fans y provocó que bajaran de la planta alta para hermanarse en un slam dance light, que no fue tan rudo ni vistoso como los que se forman en los festivales de ska de esta capital. Pero por lo menos con la actuación de Dance Hall Crashers se sintió un verdadero ambiente de toquín.

Un concierto en donde faltó la convivencia/desmadre de los netos rude kids que abarrotan los conciertos de ska en los foros subterráneos, debido a la poca publicidad, por supuesto la falta de varo y un inmueble "muy fresa y caro para los que nos gusta el ska'', según calificó Vértebra, un "skasero auténtico".