MARTES 5 DE SEPTIEMBRE DE 2000
* Con la novela Albina y los hombres-perro entré a la literatura completa, dice
Las revoluciones pasaron de moda; ahora se trata de mutar: Jodorowsky
* La caída del PRI implica un cambio de mentalidad con un futuro incierto, opina el escritor
* Parezco una especie de Santaclós latino, pero todavía no he doblado las manos, señala
César Güemes * Es un Santaclós latino que sabe de Tarot como si lo hubiera inventado. Es un escritor con un nuevo libro, Albina y los hombres-perro (Mondadori). Es un hombre de teatro, de comic y de cine que en las dos décadas que vivió en México se vio envuelto en los más grandes escándalos que la intolerancia y la censura nacional recuerdan en esos terrenos. Alejandro Jodorowsky recibe, para esta entrevista, una solicitud inusitada: responderla conforme tome con su mano algunos de los arcanos mayores del Tarot de Marsella, que él mismo se encargó de restaurar.
ųƑA qué se debe que te dedicaras todo este tiempo a libros de ensayo, a lo que denominas sicomagia, y no directamente a la novela?
Toma una carta, La Justicia, y responde: ''Esto habla del deseo de equilibrio. En una mano tiene la imagen de una espada y en la izquierda una balanza en donde pesa los hechos. Entonces, escribí antes otros libros de ficción que aludían a mi árbol genealógico. Y tuve que cortar con él, o sea hacer esos libros para entrar en la literatura completa que es esta nueva novela."
Regreso a la infancia, región mágicaųLas protagonistas de la historia que narras son mujeres. No eran así tus libros. ƑA qué se deberá?
La mano de Jodorowsky toma un naipe, lo voltea, El Sol: ''Qué bueno que apareció esto. A ver, en Chile se dice que hay seis mujeres para cada hombre y el varón se caracteriza por cambiar de compañera. En esa época pasé por una etapa muy paternalista. Pero con el desarrollo de la conciencia, de los amores, de la familia, se va uno dando cuenta que tiene parte del alma femenina. Hemos sido marcados por el padre y por la madre. En ese caso familiar, mi padre sometió a mi madre a un rincón, no la dejó existir. Y cuando yo hablaba con ella, me decía: 'Ya te pasaste al partido de la otra'. Entonces, mi padre me marcó a mí y por eso mis primeros trabajos literarios fueron esencialmente masculinos, pero poco a poco me fui liberando de ello, comencé a querer y a descubrir a mi madre. Al darme cuenta y aceptar que por varias razones ella no me había dado el cariño suficiente, la perdoné. Entonces comenzaron a aparecer los personajes femeninos. Sin embargo, tuvo que morirse ella para que comenzara a comprenderla".
ųDurante largos años has vivido en París. Sin embargo, la novela se ubica en Chile. ƑQué tipo de regreso o regresión es ésta?
Aparece el arcano XIII, el de la transformación, La Muerte: ''Aquí vemos que el personaje está escarbando y debajo hay manos, rostros y demás. Entonces, yo estaba en París cuando escribí esta novela y decidí escarbar una región mitológica, en la que nací. Vine al mundo en la época de la crisis, pero poco antes eso era la California de América del Sur, por su salitre, que lo mismo servía para hacer abono que para fabricar los explosivos que se usaron en la Primera Guerra Mundial. Poco antes de mí se hizo rico Chile, estuvo allá Caruso, la Pavlova, grandes compañías de ballet, en fin, corría el dinero. Luego vino la crisis y vine yo, y eso se volvió muy pobre aunque en la región quedaron muchos recuerdos, fantasmas, teatros y aldeas abandonadas, hasta dejó de llover. Por eso me interesó volver a esa región mágica que es la de mi infancia".
ųUn poco a contrapunto de lo que narras en el libro, aparecen las citas de Pablo de Rokha, que además de hermosas están llenas de pérdida. ƑQué te une a De Rokha?
Toca el turno de volverse de cara a El Diablo: ''Mira, en Chile cuando la época de Pablo Neruda, él fue maravilloso y nefasto a la vez. Fue tan popular y tan político que aplastó a los otros poetas, principalmente a Pablo de Rokha con quien tuvo peleas gigantescas. De Rokha, a partir de esas defenestraciones, fue considerado una especie de fascineroso, de loco, pero era el gran poeta de habla española. Lo que me atrajo a mí fue reconocer su lado mítico, sacar algunas perlas de su trabajo a fin de mostrar que es una maravilla de escritor. Le hago un homenaje y al mismo tiempo concuerda con los personajes de la novela, que no están del todo realizados, sino que poco a poco salen de la oscuridad para llegar a la conciencia. Saqué a De Rokha de la oscuridad, es un decir, al modo de los personajes. Así que para mí en este contexto El Diablo representa a Neruda, que con su genio aplastó a tantos".
ųAhora vienes a México sólo de visita, casi como turista, incluso te hospedas en un hotel y no en una casa de tu propiedad. Pero aquí creciste en el terreno creativo. ƑEres un extranjero en México?
La Papisa es la imagen: ''Aquí, mira, La Papisa tiene el libro sagrado. Esta carta es de acumulación de experiencias y de aislamiento. Chile fue importante para mí por mi formación poética e intelectual. México representó 20 años de existencia creativa. E influyó profundamente en mi vida familiar: aquí formé una familia y nacieron mis hijos. Le di mi juventud a México y el país me hizo entrar en contacto con la sicomagia, el teatro y el cine. Claro que es importante para mí, pero me fue imposible que me declararan mexicano. ƑCuántas veces lo pedí? Años y años. A cada rato me amenazaban con el artículo 33. Eché mano de todo, hasta de influencias, y nada. Al final me vinieron a decir, cuando filmaba La montaña sagrada: 'Te vamos a matar'. Total que me convertí en una bestia negra por una tontería que jamás ocurrió y tuve que escapar.
''Luego, cuando hice El topo, toda la industria cinematográfica mexicana se volvió contra mí, bajo el argumento de que la cortina de nopal no la atravesaba nadie. Me dijeron que era un loco. Bueno, El topo salió, se volvió un mito cultural en Estados Unidos, participamos en el festival de Cannes y la cinta recibió un premio, Ƒpero para qué nacionalidad? Yo quería que el premio me lo dieran como mexicano, pues no, ni así. Hubiéramos tenido en México un premio de Cannes. Traté con toda mi alma de ser mexicano y me lo hicieron imposible. Ahora estoy muy feliz cuando vengo porque ya nadie me ataca, ni me insulta. Al contrario, alumnos míos están en los primeros sitios de la dramaturgia nacional. Por eso publico primero aquí que en ningún lado, porque quiero que se cierre el círculo y porque se ha reconocido que mi trabajo en el país echó raíces."
De la oposición a la propuesta
ųDesde hace tiempo ya no eres el provocador o, si me permites el giro nacional, el cabrón que eras cuando tus montajes teatrales y tus cintas. ƑYa eres otro?
La mano toma La Estrella: ''Implica colaboración, da lo que recibe, ya no se opone al mundo sino que le aporta lo que le corresponde. Entonces, hay periodos en que uno lucha contra el mundo para imponerse, sobre todo en la juventud. Pero hay un momento en que te encuentras. Ahora lo que escribo trata de ser un arte terapéutico ya no por la oposición sino mediante la propuesta. Lo que uno quiere ya no es revolucionar, sino mutar. Las revoluciones ya pasaron de moda, lo que es necesario es el cambio real. Ahora México no pasa por una revolución con la caída del PRI, sino por una mutación de mentalidad que todavía no sabemos a dónde conducirá pero ya comenzó, ya nunca más será igual. Y otra cosa: la mutación no es violenta como la revolución, pero es mucho más útil. En mi caso no significa que haya doblado las manos, aunque ahora parece que soy una especie de Santaclós latino. Cada cosa a su tiempo. Dalí provocó hasta el último día de su vida, pero se venció a sí mismo por eso".
ųƑEstás cansado como escritor?
La Luna cierra el ciclo de los arcanos: ''Es el símbolo de la recepción. No me veo cansado, tengo dos años escribiendo mi próximo libro, La danza de la realidad. Ahí llegué a un estilo que es novela, ensayo, autobiografía y texto terapéutico. Creo que esa es la literatura del futuro. Cada vez me siento mejor y el futuro no me cansa. Para mí la escritura es una enfermedad positiva, una necesidad".
(Albina y los hombres-perro se presentará mañana, a las 20:00 horas, en el Museo de la Ciudad de México, en Pino Suárez 30, Centro Histórico.)