Elaboración y venta de banderas, antiguas tradiciones
Septiembre, mes del fervor
Susana González G. * Durante la primera mitad de septiembre, afiladores de cuchillos y productores de maíz, la mayoría de ellos provenientes de los poblados mexiquenses de San Juan Totoltepec y Santa Ana Xilotzingo, abandonan sus cotidianas ocupaciones y se convierten en vendedores de banderas y artículos tricolores, con motivo de las fiestas patrias.
Las ventas, coinciden quienes cumplen más de una década en esta actividad, han bajado cada año, pero ninguna época fue tan mala como la primera mitad del gobierno del presidente Ernesto Zedillo, cuando al aprobarse el bando que prohibía el comercio ambulante en el primer cuadro de la ciudad se les impidió aproximarse al Zócalo.
La mayoría tuvo que regresar entonces a sus hogares con casi todas sus mercancías. Ahora, con la administración perredista, y por segundo año consecutivo, han pagado a la Tesorería del Distrito Federal 135 pesos como impuesto para que se les permita ofrecer sus productos.
Aunque parece que el fervor ha decrecido, el número de vendedores de banderas se multiplica. "Cuando comencé a dedicarme a esto, hace 13 años, éramos cuando mucho 30 los que trabajábamos en el Centro, pero ahora ya sumamos 80", refiere María Zárate Guzmán. Esta competencia ha significado la disminución de las ventas individuales, pero las ganancias, de cualquier forma, quedan en familia, porque raro es el caso del vendedor que no sea descendiente o esté emparentado con los fundadores de esta tradición, iniciada hace casi medio siglo.
ųƑSe restringe la entrada al gremio? ųse le pregunta a Margarito Rosendo Francisco, quien cumple 24 años de elaborar reproducciones del lábaro patrio.
ųDe ninguna manera, pero se debe aprender el oficio y demostrar que se tienen ganas de trabajar. Desde hace casi 50 años nos dedicamos a esto y todos nos conocemos. Son muy pocos los que no somos de Totoltepec o Santa Ana, con decirle que en estas fechas, cuando todo mundo está de festejo, ahí donde vivimos hasta parece pueblo fantasma porque nomás se quedan unos cuantos.
Si se extendieran los lienzos de todas las banderas que han elaborado, desde las más grandes, que miden 3.20 metros por 1.60, hasta las miniaturas de 7 por 12 centímetros ųcuyos precios varían entre los 300 y 7 pesosų, estos artesanos mexiquenses están seguros de que cubrirían, sin dejar un solo hueco, toda la explanada del Zócalo.
Calculan que cada uno de los 140 vendedores que obtuvieron permiso para trabajar en la delegación Cuauhtémoc logró comprar, a lo largo del año, hasta 70 metros de tela de cada uno de los colores de la bandera. Todo el material que utilizan lo adquieren poco a poco: desde el raso de novia, la tradicional y más cara tela utilizada para la elaboración de banderas, o el poliéster, que les ayuda a abaratar costos.
ƑCuánto tiempo dedican a la elaboración de banderas? Lo hacen "a ratos", pero intensifican su labor a partir de mayo. Y aunque todos "hacen banderas", cada uno tiene una tarea particular dentro de la familia. "Mi marido es el que cose, yo me dedico más bien a los adornos chicos", dice una señora mientras otro artesano explica que cuando ya están a punto de viajar hacia la capital intercambian artículos de tal manera que cada carrito "tenga de todo".
Una vez que llegan a la ciudad de México y se esparcen en parques y avenidas, los niños son sus principales aliados para vender, dice Porfirio Millán, otro artesano. La Plaza de la Constitución es, con todo, el lugar más codiciado porque ahí es donde logran las mayores ventas, pero por lo mismo está reservada a quienes llevan más años en el negocio, sin que los nuevos se inconformen por esa disposición no escrita.