DOMINGO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Víctima de un infarto, de gira en Alemania


Murió Carlos Castillo Peraza, ex presidente de Acción Nacional

Ť Tenía 53 años el político, filósofo y escritor nacido en Yucatán

Juan Manuel Venegas Ť El ex presidente nacional del PAN, Carlos Castillo Peraza, murió el viernes en Alemania, víctima de un infarto al miocardio.

De 53 años, el político, filósofo y escritor yucateco se encontraba en la ciudad de Bonn, invitado por la fundación Konrad Adenauer a una reunión de análisis sobre los futuros proyectos de la institución.

Tenía programado regresar a México este sábado; sin embargo, el viernes por la noche sufrió un infarto al miocardio, y murió cuando llegó al hospital. El PAN informó que su cuerpo será traído a México entre martes y miércoles próximos.

Guía del panismo

Considerado el gran ideólogo del panismo de los últimos veinte años, Castillo Peraza fue el responsable de sustentar la pro Castillo/Impugna debate puesta que impulsó Acción Nacional a partir de 1990: solidarismo y democracia cristiana.

Desde la Comisión de Identidad, creada en 1989 por el CEN del PAN, Castillo Peraza tuvo el encargo de precisar los puntos de la doctrina del partido, contando con la colaboración de Felipe Calderón Hinojosa y Fernando Estrada Sámano.

Escribió Soledad Loaeza en El Partido Acción Nacional, la larga marcha: "El crecimiento de Acción Nacional en los ochenta, la aparición del neopanismo, la política del diálogo con la Presidencia de la República, el acceso al poder, el pragmatismo de la directiva del partido y la pérdida de la hegemonía en la oposición independiente cimbraron la identidad del PAN; asimismo, sus nuevas posiciones en el gobierno -local o estatal- imponían un esfuerzo programático que había sido innecesario en el pasado.

"La directiva panista de la época, bajo el liderazgo de Carlos Castillo Peraza, emprendió la tarea de definir una propuesta para los noventa. En ella se distinguen dos dimensiones: la identidad, entendida como definición doctrinaria, y el programa de gobierno. Para afian- zar la primera, la directiva del partido recurrió a la doctrina social de la Iglesia católica; para diseñar el segundo, a las propuestas de la democracia cristiana". Los panistas, agrega la investigación de Loaeza, "en busca de una identidad ideológica que fuera la columna vertebral de su actividad política, volvieron los ojos a la doctrina social de la Iglesia católica. La fundación de la revista Palabra (precisamente a cargo de Castillo Peraza) en 1987 había sido un primer paso" en ese rumbo.

Con la dirección en sus manos, Castillo Peraza acercó al PAN a la influencia del catolicismo alemán y a la línea de pensamiento trazada desde el Vaticano por el papa Juan Pablo II. Fue inevitable entonces su afiliación a la Internacional Demócrata Cristiana (IDC), cuya vicepresidencia recayó desde el año pasado en Felipe Calderón Hinojosa, calificado como el panista más cercano al ideario de Castillo Peraza.

El dirigente de la "victoria cultural"

Como dirigente nacional, de 1993 a 1996, a Castillo Peraza le correspondió el periodo de mayor crecimiento político-electoral del PAN hasta ese momento de su historia: ganó la gubernatura de Jalisco y refrendó las de Guanajuato y Baja California; además, con la consolidación panista entre el electorado de los municipios y ciudades capitales más importantes del país, alcanzó a gobernar a casi 40 por ciento de los mexicanos.

Antes, durante el liderazgo de Luis H. Alvarez (1987-1993), el político yucateco, y Diego Fernández de Cevallos, fueron los principales operadores del panismo nacional en las negociaciones con el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. A los tres se les atribuye haber inaugurado la etapa de las concertacesiones: el arribo, en 1991, de Carlos Medina Plascencia a la gubernatura de Guanajuato.

Fue precisamente esa influencia que ejerció en la presidencia de Alvarez, la que llevó a Castillo Peraza al triunfo en el proceso interno panista para elegir el relevo del chihuahuense el 6 de marzo de 1993: hizo suyas las ganancias electorales de los seis años anteriores (sobre todo los gobiernos de Baja California en 1989 y de Chihuahua en 1992) y, muy a su estilo, destacó que su experiencia nacional e internacional le aseguraban una ventaja importante frente a sus contrincantes (el duranguense Rodolfo Elizondo y el guanajuatense Alfredo Ling), que en su opinión eran sólo "muy buenos dirigentes estatales".

Así ganó, y con ello Acción Nacional mantuvo la línea de diálogo con el gobierno; la preminencia del CEN en la definición de todas las políticas del partido, a nivel estatal y municipal, y el privilegio a la doctrina del partido, por sobre las presiones que ejercían los neopanistas.

Su acercamiento con Salinas, y las reformas constitucionales que éste impulsó (artículos 27 y 130), llevaron a Castillo Peraza a decir: "Asistimos en el México de hoy a una victoria de Acción Nacional; no sólo política, por cierto, sino sobre todo cultural..."

La derrota y fin a la militancia

En la cumbre de su trayectoria política, Castillo Peraza decidió contender, en 1997, por la jefatura del Gobierno del Distrito Federal. Su presentación electoral, sin embargo, fracasó: de brillante inteligencia pero sin carisma ante grandes concentraciones; ajeno su discurso a las clases medias-populares, y en conflicto con un amplio sector de los medios de comunicación, arrastró a su partido al tercer lugar de las preferencias ciudadanas, con sólo 16 por ciento de los votos emitidos.

Tras la caída, se refugió en la Secretaría de Relaciones Internacionales del CEN del PAN y en su consultoría Humanismo, Desarrollo y Democracia, que ofrece asesoría bancaria, bursátil, comercial y de servicios.

En ese contexto, el 30 de abril de 1998, Castillo Peraza decidió poner fin a su militancia partidista.

Luego de 34 años de figurar en las filas del blanquiazul, optó por dedicarse a la "vida intelectual, durante el tiempo que Dios me conceda aún de vida..."