DOMINGO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2000

 

Ť Guillermo Almeyra Ť

La disputa por la hegemonía

Sólo se escuchan las voces del establishment. Los gobiernos y los partidos, los medios intelectuales conservadores pontifican y lanzan en cascada hacia "los de abajo" sus juicios inapelables que presentan como si fuesen las conclusiones inevitables y naturales del conocimiento. Los medios televisivos, que son la nueva escuela de masas, machacan todos los días -disfrazados de programas de diversión, de publicidad, de información y hasta de cultura- valores y modos de vida y de consumo dictados por las necesidades del capital. Las Iglesias (la católica, con la canonización de Pío IX y la declaración de que es la única religión e Iglesia verdadera; la ortodoxa rusa, con su lucha contra los católicos uniatos, por ejemplo) empujan la rueda de la historia con todas sus fuerzas hacia atrás y fomentan así los conflictos interreligiosos, el fundamentalismo, las matanzas interétnicas.

Estamos volviendo a mediados del siglo XIX, antes del miedo al socialismo, antes de la "cuestión social", precisamente porque gran parte de la derrota infligida por el capital a los trabajadores consiste en la imposición a éstos del "pensamiento único" y de la idea de que no hay alternativa viable al régimen de aquél.

Para la conquista de esta hegemonía cultural -que reduce al mínimo el campo de la democracia y el de pensamientos, valores y culturas no capitalistas de cualquier tipo que sean y, por consiguiente, el margen de acción para construir y defender identidades y soberanías- el capital se ha valido y se vale de la ayuda poderosa que le brinda la mayoría de la izquierda que con su tercera vía se instala confortablemente en el sistema, que considera eterno. Esta no pretende "cambiar al mundo de bases" sino disputar la aplicación desde el gobierno de la política decidida dentro y fuera del país por el capital financiero.

Por su parte, las fuerzas que no están sometidas a la lógica de la realpolitik resisten con acciones y movilizaciones, y también con una discusión molecular en sus propias bases, esperando preservarlas de la acción del pensamiento hegemónico derechista, y en parte logran atenuar la influencia del mismo. Pero las relaciones y la lógica del capital permean todas las actividades en su carácter de relaciones mercantiles, que aparecen sin embargo como la realidad cotidiana "natural", "normal", y determinan incluso las estrategias de resistencia y de sobrevivencia, las cuales no pueden escapar a la lógica del mercado y a la del poder.

De modo que la hegemonía cultural del capital sólo puede ser desafiada practicando a nivel personal o en microunidades lo que aquélla quiere destruir (la solidaridad, el internacionalismo, la existencia de principios éticos que normen las acciones sociales) y presentando ante todos, cotidianamente, una alternativa viable a la política del capital. O sea, acabando con el verticalismo, las maniobras sin principios, y practicando y enseñando la democracia, la igualdad de género, el ecologismo, el repudio de la xenofobia y del chauvinismo, construyendo una visión internacionalista de los problemas, recuperando la memoria de los luchadores y pensadores libertarios y realizando un balance de las degeneraciones que afectaron a las izquierdas, pero también reuniendo y socializando las luchas hoy dispersas o apenas coincidentes.

ƑPor qué no convocar, en cada país y a escala mundial, los "Estados Generales de los Oprimidos", donde puedan discutir sus diferencias y sus coincidencias sindicalistas democráticos, cooperativistas, representantes campesinos, de comunidades indígenas, grupos feministas, ecologistas, por las libertades religiosas y sexuales así como todo tipo de tendencias socialistas, nacionalistas revolucionarias, libertarias? ƑPor qué no elaborar, en cada país e internacionalmente, un censo de actividades que rompen hoy con el "pensamiento único" para difundir y propagar ejemplos por Internet, como hace, por ejemplo Attac, en su lucha por el Impuesto Tobin al capital especulativo? ƑPor qué no discutir acciones comunes, sin sectarismo ni patriotismo de tendencia u organización, buscando sólo lo que pueda dar base común para un programa común nacido de la teoría y de la lucha? ƑPor qué no elaborar en miles de discusiones plurales y localidad por localidad elementos para oponer posiciones comunes de "los de abajo" a las de "los de arriba" sobre el campo, los derechos de la mujer, la educación, la sanidad, la emigración y editar después esos "Cuadernos de reivindicaciones" como instrumentos de acción y de propuesta política? ƑPor qué no iniciar una gran campaña capilar de información y de politización de masas, organizando foros y asambleas de los que salgan difusores y organizadores preparados de la participación colectiva popular?

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