DOMINGO 10 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Fraternal confrontación sónica entre artistas mexicanos y de la isla
En Veracruz, el arte de "la academia del son cubano"
Arturo Jiménez, enviado, Veracruz, Ver., 9 de septiembre Ť Poco conocido fuera de Cuba en su nueva etapa, el Conjunto Chappottín y sus Estrellas es considerado en la isla "la academia del son cubano". Con una historia de medio siglo, la agrupación reúne hoy la segunda y la tercera generaciones musicales: el hijo y el nieto del legendario Félix Chappottín, su fundador.
Tiene voces de primera, como la de Miguel Cuní, hijo del gran músico del mismo nombre, o de ex cantantes de grupos como Los Karachi o Son 14: José Lusso y Eduardo Font Paniagua entre ellos.
Las noches del jueves y el viernes, el Conjunto Chappottín y sus Estrellas se presentaron en diversos foros dentro del Festival del Caribe Veracruz 2000, causando revuelo.
José Angel Chappottín Coto, director del grupo, hijo del excelente bongocero Angel Chappottín y nieto del fundador, confía: "Es un trabajo muy difícil porque tengo mucha responsabilidad. Como se ve, soy el menor de todos los integrantes. Tuve que estudiar, aprender cómo se hacía esta música, por qué se hacía y cómo debería hacerse".
Con 28 años y aún llamado El niño de la trompeta, José Angel completa: "Y bueno, lo demás es de corazón, todo lo demás viene. Tengo la suerte de ser el nieto de Félix Chappottín, quien fundó este conjunto, y parece que de sangre me viene algo".
Entre el son y jazz
El jueves por la noche, el son y el danzón de veracruzanos y cubanos llenaron calles y callejones del centro histórico del puerto, y ya de madrugada, y hasta casi las cuatro, la rumba del Conjunto Chappottín y sus Estrellas aún resonaba en un lugar imprevisto, transformada sin trámite en "jazz latino" gracias a la magia de la inspiración y del simple placer de tocar.
Y es que tras la exitosa presentación de los cubanos en el callejón de la Lagunilla, con los veracruzanos Luis Montané y sus Criollos --que tuvieron como invitado de honor al cantante boqueño Chico Andrade-- y Fuerza Latina, el chappottineo se trasladó a La Sirena, en el callejón de Trigueros. Ahí, más en corto, los músicos, simplemente, se entregaron haciendo de su son un arte de la improvización y del virtuosismo, ya en las voces, ya en el piano, el bajo, las cuatro trompetas o el bongó de Angel Chappottín.
Mientras, también de madrugada, las danzoneras la Playa, de Veracruz, y Ases del Ritmo, de Cuba, confrontaban de manera fraternal sus sonidos frente al edificio de las Atarazanas. Una con la instrumentación basada en los metales, otra en los violines. Una de fuerte y claro sonido, otra suave y dulce, llena de la atmósfera de la contradanza del siglo XIX. Ambas plenas de finura y elegancia.
Este domingo, luego de dos días de conciertos masivos en el malecón, la clausura del Festival del Caribe Veracruz 2000 se dará ahí mismo, con la presentación de grupos de varios países, todos sustentados en un amplio rescate de las respectivas tradiciones.