VIERNES 15 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Informe de comisionado de derechos humanos
Unos 13 militares argentinos reprimieron en Honduras
Ť Desclasificación de documentos revela actividades de asesoría
Stella Calloni corresponsal/II y última, Buenos Aires, 14 de septiembre Ť Leo Valladares Lanza, presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Honduras, pidió en octubre de 1996 al ex ministro del Interior de Argentina, Carlos Corach, y al general Martín Balza, que facilitaran toda la información sobre los argentinos responsables de las desapariciones en ese país, como se había solicitado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA).
Pero antes Valladares había pedido la desclasificación de documentos a Estados Unidos y también a Argentina. El Departamento de Estado entregó 2 mil 600 hojas sobre la participación estadunidense en la represión en Centroamérica. Argentina ninguna, a pesar de que el ex presidente Carlos Menem se había comprometido a hacerlo oficialmente en Tegucigalpa en mayo de 1996. En el informe preliminar del comisionado, bajo el título de Los Hechos Hablan por sí mismos, se detalla la participación de por lo menos 13 argentinos, la mayoría militares en la represión en Honduras. Argentina y Estados Unidos son los dos países que han intervenido en la represión ilegal, entre 1980 y 1983, en Honduras.
En su informe, el comisionado hondureño abarca desde las características de las misiones militares argentinas en Honduras hasta el Acuerdo Tripartito entre Estados Unidos, Argentina y Honduras (1981) para "apoyar y promover" a la contra nicaragüense "con pase de operación en Honduras." La información proporcionada por Estados Unidos sirvió para demostrar este acuerdo por medio del cual se implantó la represión ilegal en Centroamérica".
En 1980, señala el informe, ya había asesores argentinos entrenando unidades de la policía en técnicas de interrogatorios a "sospechosos". La Junta Militar había enviado a los asesores para desarrollar un aparato de seguridad interno similar al de ellos, lo que benefició a un viejo amigo: el general Gustavo Alvarez Martínez, jefe máximo militar en Honduras entonces. Los argentinos mencionados en el informe son: el general Alfredo Valín, coronel Mario Davico, coronel Osvaldo Ribeiro, coronel José Hoyas, Héctor Francés y/o Etanislao Valdés (pueden ser la misma persona) coronel Jorge O Higgins, coronel Jorge de la Vega, Emilio Jasson, coronel Carmelo Gigante, Juan Carlos Galesio (civil que intentó infiltrarse entre los refugiados argentinos en Panamá desde fines de 1970), Juan Martín Ciga Correa ( hombre de la Triple A, hoy detenido en Buenos Aires acusado en el crimen del general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía en Buenos Aires, en 1974, en la Operación Cóndor), César Caro y Leandro Sánchez Reisse, pero hay más nombres
Los argentinos tenían como misión, en primer término, asesorar en la represión contra el movimiento de guerrillas "Cinchoneros", después un acuerdo para luchar contra el Frente Sandinista (FSLN de Nicaragua) y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN de El Salvador), en un programa conocido como "La tripartita".
La idea "era combinar el dinero estadunidense, entrenadores argentinos y territorio hondureño para crear un ejército (Contra) guerrillero conocido como Fuerza Democrática Nicaragüense (FDN). Las enseñanzas argentinas se referían a "Técnicas de Interrogatorios a sospechosos" y "desaparición de personas", señala el informe.
Pero además los organismos de derechos humanos argentinos reúnen información sobre declaraciones de ex militares hondureños que acusaron en diversas instancias a los argentinos por la "perversidad" de su entrenamiento.
"Agarrábamos a las personas, las matábamos, poníamos su cuerpo en helicópteros y los tirábamos al río Sumpul, para aparentar que lo habían hecho los salvadoreños. Antes de lanzarlos, les sacábamos los documentos y poníamos monedas salvadoreñas en los bolsillos. Los argentinos nos habían enseñado esto", relató un soldado hondureño, bajo el nombre de Efrén, que hasta 1992 estuvo relacionado con los militares argentinos.
En los informes locales se destaca que unidades de contrainteligencia de las fuerzas armadas hondureñas entrenadas por militares estadunidenses y argentinos y apoyados por contras de Nicaragua participaron en la desaparición de 184 personas en los años 80. En 1993 Valladares pidió al presidente de Honduras que pidiera la extradición de los jefes de la ex contra a Nicaragua y de 13 militares y civiles argentinos, que "cometieron, ordenaron o encubrieron los delitos". En junio de 1995, el ex represor hondureño Oscar Alvarez -sobrino del ex jefe militar- sostuvo que los argentinos fueron "pioneros en la desaparición y tortura de los detenidos, hasta que los estadunidenses impusieron métodos más complejos de represión".
José Valle, otro militar hondureño, refugiado en Canadá, dijo también que los argentinos les habían enseñado torturas "simples, pero muy dolorosas" y también a usar la capucha de goma para asfixiar a los prisioneros mientras los interrogaban.
El periódico estadunidense The Sun Baltimore publicó el 13 de junio de 1995 testimonios de un torturador hondureño, Florencio Caballero, uno de los más temibles del Batallón 316, centro de detención "que fue pagado por Estados Unidos". Caballero habló largamente de las torturas sicológicas enseñadas por los instructores de la CIA.
Asimismo, lo que les pagaban por asesinar a algunas personas. Por 150 dólares algunos militares secuestraron a Ricardo García, le "arrancaron los testículos y lo remataron a tiros", según el relato de Caballero, quien también dijo que usaban como método de persuasión amenazar con violar a las madres de los detenidos en su presencia o a familiares, e incluso con matar a los niños.
"Si el pedido de Valladares se hubiera cumplido, ahora muchos de los asesinos ya estarían entre rejas y no convertidos en jubilados, agentes de seguridad o empresarios", señalan las Madres de desaparecidos de Argentina.