MIERCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Nada resuelve el solo acercamiento EZLN-gobierno


Combatir paramilicias, primer paso en Chiapas: Montemayor

Ť Conai y diócesis de San Cristóbal, blancos de la guerra sin balas

María Esther Ibarra Ť La solución del conflicto en Chiapas no se reduce a un acercamiento entre el EZLN y las autoridades gubernamentales, porque ha habido una estrategia de guerra de desgaste total, afirmó el historiador Carlos Montemayor, quien consideró "criminal" el retiro del Ejército Mexicano si antes no se desmantela a los grupos paramilitares.

Entre los principales puntos de la estrategia de guerra señaló la desarticulación de la Comisión Nacional de Intermediación y de la diócesis de San Cristóbal de las Casas. "No hubo necesidad de bombas y balas para cancelar ese corredor que servía de voz junto con la sociedad civil, las ONG y otros grupos participantes", dijo el autor de Guerra en el paraíso.

Manifestó que no todas las bases zapatistas fueron destruidas o nulificadas por la intervención de soldados, sino por la actuación de los grupos paramilitares. En este sentido, precisó que existen entre 15 y 18 organismos de este tipo que actúan en 77 municipios de Chiapas, cuya acción ha generado el desplazamiento de familias, pérdida de cosechas y centenares de muertos.

Al inaugurar ayer en instalaciones de la Universidad Autónoma Metropolitana el ciclo de conferencias Los Pueblos Indios de la Conquista a Nuestros Días, que será también el nombre de su libro de pronta publicación, Carlos Montemayor estimó en torno al retiro de los efectivos militares de la zona de conflicto: "antes el gobierno debe desaparecer a los grupos paramilitares, pues de lo contrario la respuesta de los zapatistas sería armarse para combatir a éstos".

El historiador no consideró que el levantamiento armado del EZLN, en 1994, sea el último en la historia del país, pues subrayó que existe un "desgarramiento social", el cual puede prolongarse 10 o 15 años. De igual modo, la solución del conflicto chiapaneco no se dará sólo porque Fox hable con el subcomandante Marcos, advirtió.

Consideró "relevantes" los acuerdos de San Andrés por tener como eje central el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, cuyo objetivo es que todas las sociedades establezcan la igua montemayor-carlos-jpg ldad de condiciones para todo ser humano, pero consideró que representan sólo la séptima parte de una negociación entre el EZLN y el gobierno, que abarca más aspectos culturales y no políticos de fondo. Dijo que México se apresuró a firmar dicho acuerdo de la OIT porque "creyó que se trataba de un compromiso retórico".

Montemayor opinó que la solución al asunto chiapaneco es compleja porque "la estrategia de guerra no es simple o clara", como ocurre con otros conflictos bélicos, como el de Kosovo.

El ensayista afirmó que hay una visión distorsionada o confusa del continente americano y que actualmente para los europeos es un concepto de mercado y economía, donde los americanos son los estadunidenses y no los pueblos indios.

Explicó que los indios de México "nunca han sido los indios de México. Son pueblos que han tenido nombres precisos desde muchos siglos antes del siglo XV hasta nuestros días". Dijo que la forma más correcta de identificarlos es por sus gentilicios regionales, como son los purépechas, tzotziles, chinantecos, mayas, nahuas, tojolabales, yaquis y mazahuas, entre otros.

El indio del continente americano, continuó, ingresó en la nueva invención europea del mundo con un nombre que no le pertenecía y como un ser negado en su especificidad social y humana. Es decir, "indio era el otro, el que resentía el embate de la Conquista y de la acción colonial".

Como muestra subrayó que la palabra indio aparece en los diccionarios europeos a partir de 1600 y comenzó a formar parte de una "constelación de términos que forjaron claramente la opinión europea sobre estos pueblos, con términos como bárbaro, grosero, aborigen, antropófago, natural y salvaje".

Más aún, comentó Montemayor, el primer Diccionario de la Real Academia Española, publicado entre 1726 y 1736, agregó los conceptos de tonto y crédulo para explicar así la expresión Ƒsomos indios?

En este sentido, subrayó que el concepto indio sigue ocultando a los pueblos indígenas, por lo que instó a aprender a mirar el territorio del continente americano y a sus habitantes, lo cual es un aprendizaje lento y conflictivo que aún no concluye.