MIERCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Los discursos de los legisladores no despertaron sentimiento ni emoción
En la ALDF, recuento de los daños a 15 años de distancia
Elia Baltazar Ť Un minuto de tragedia valió uno de silencio y la intervención de seis diputados locales que en sesión solemne recordaron los sismos de 1985.
Vacías las gradas, las palabras de los legisladores no despertaron sentimiento ni emoción, si acaso rescataron el recuento de los daños de aquel terremoto que patentó el nacimiento de "la sociedad civil", la que hoy mereció el reconocimiento en las palabras de los representantes de las seis fracciones parlamentarias representadas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Había que mencionar a los caídos, reconocer al Cuerpo de Bomberos y a los topos de Tlatelolco. Machacar los errores del gobierno federal encabezado por Miguel de la Madrid y los "excesos" del Ejército, que "se reveló como el gran saqueador de los sismos", según el testimonio de la diputada Enoé Uranga, del Partido Democracia Social, que se contó entre los "héroes anónimos" que rechazaron reconocimientos oficiales.
Comenzó el desfile de discursos engolados la diputada del Partido del Trabajo, Eugenia Flores, quien advirtió que "si a un desastre que viene de la naturaleza se le agrega una falta de planeación urbana, un desprecio por la participación social y civil", entonces éste "de verdad ocasionará muertes".
Después vino la representante del PCD, quien disparó a diestra y siniestra las faltas por todos conocidas. Muchos, entre los que se contó ella, dijo, padecieron "el dolor de un gobierno incapaz de responder ante un acto así". Qué más da, sin embargo, porque "el sismo de 85 nos dio la tranquilidad de saber que aunque tengamos gobiernos burocráticos e incapaces de planear y de establecer estrategias a la altura de situaciones como aquellas, la ciudadanía ahí está, dispuesta a entregarse y salvar vidas".
Poco a poco comenzaron a desalojar el recinto un grupo de estudiantes de primaria, que bostezaban y bromeaban entre ellos, bajo la mirada vigilante de una maestra que repasaba uno a uno los nombres en dorado dispuestos en el fondo de la tribuna.
Vino el turno del diputado Jesús Cuauhtémoc Velasco, de Convergencia por la Democracia, quien aseguró que el temblor fue una "inflexión" en la historia de esta ciudad, porque "a partir de ese momento vimos surgir múltiples iniciativas sociales, de protesta ante las injusticias, ante la corrupción".
Pero la tragedia trajo sus frutos, agregó el diputado, pues "la emergencia social se convirtió felizmente en emergencia política, e iniciamos un ciclo que aún no concluye". Ni hablar.
En el pleno los cuchicheos parlamentarios se multiplicaban, pues estaban pendientes la discusión de las reformas a la Ley Orgánica de la ALDF, del registro del PCD y su reconocimiento como fracción de tres diputados o como independientes; había que acordar el calendario para las comparecencias del gabinete del Gobierno, para intentar llevar al estrado, en primer lugar, "al gran inquisidor Samuel del Villar", tan preocupados como están los diputados de oposición en la situación de la ley y los derechos humanos.
Subieron al estrado después el diputado del Verde Ecologista, Alejandro Gundis, quien comenzó su intervención ofreciendo la definición de desastre: "un suceso que causa alteraciones intensas en las personas, los bienes, los servicios y el ambiente", dijo, "excediendo la capacidad de respuesta de la comunidad afectada". Y otra observación: "los desastres pueden ser naturales o provocados por el hombre", por si alguno de los presentes tenía duda.
Después vendría la participación de Edmundo Delgado, del PRI, quien hizo especial mención al trabajo que durante 15 años han realizado los topos, grupo del cual él mismo forma parte. Y para demostrar que nadie es profeta en su tierra, el legislador mostró un diario taiwanés, que mostraba un amplio reportaje sobre ellos.
La rememoración precisa de los daños vino de parte del diputado panista Iván Manjarrez Meneses. Y ya para cuando tocó el turno de la legisladora perredista Yolanda Torres, sólo había que agregar que "aquel 19 de septiembre de 1985 surgió la ciudadanía de la capital del país".