MIERCOLES 20 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť FORO DE LA CINETECA
Iluminación de fondo
La Postdamer Platz, en Berlín, antes y después de la Segunda Guerra. En Iluminación de fondo (Lichter aus dem Hintergrund, 1998), la directora Helga Reidemeister contrasta en estupendas fotos fijas en blanco y negro la vida cotidiana en el Berlín anterior a la devastación bélica, y en lo que es ya la urbe reconstruida, la ciudad de la posguerra, dividida en sectores, con la plaza Postdamer, antiguo centro de efervescencia cultural, situada en el campo soviético. La cinta toma esta plaza emblemática como punto de partida para elaborar, en tono semidocumental, el retrato íntimo de un fotógrafo alemán, Robert Paris, nacido en Berlín oriental, quien relata la manera en que ha vivido las transformaciones urbanísticas, culturales y políticas de su ciudad después de la caída del Muro.
El relato es perturbador, pues lo que se evidencia continuamente es un saldo de decepción y amargura; se diría, casi, una nostalgia del autoritarismo Hablan el artista Robert Paris, de casi 40 años, y su madre, también fotógrafa. Hablan otras figuras del medio artístico de Berlín oriental. El tema obsesivo es la inseguridad, la falta de alternativas: la incertidumbre en la Alemania reunificada. La sensación de miedo y desasosiego no es muy distinta, afirman los artistas, a la que se vivía en Berlín oriental en tiempos de la Stasi (policía secreta comunista). En aquel tiempo las condiciones de sobrevivencia eran precarias, pero existía una noción de pertenencia a un grupo artístico definido y había, sobre todo, códigos y circuitos culturales identificables. A lo que se enfrenta hoy la generación de artistas presente en Iluminación de fondo es a un entorno social hostil, donde imperan las leyes de la competitividad y del mercado.
El dramaturgo Heiner Müller evoca el nuevo terrorismo de la sociedad de consumo, y la inseguridad existencial que propicia. Otro personaje exclama perplejo: ''Tanta ropa, tantas marcas, Ƒpara qué? Vivimos en una sociedad del despilfarro". En la Alemania de la reconstrucción, el pragmatismo social desplaza y vuelve anacrónico cualquier tipo de heroísmo individual. El tiempo es oro, dice un personaje. La ciudad cambia todos los días, y a nadie se le consulta sobre la conveniencia de los cambios. Un verdadero catálogo de obras en construcción y de proyectos urbanísticos modernos (''Se construye sólo para deducir impuestos").
A este afán modernizador se opone el malestar existencial de los personajes entrevistados (''Viajo de un lado a otro, siempre con mi pobreza interior"). Esta incertidumbre provoca cambios en la vida privada: se busca la pareja ideal, la compañía doméstica que hará soportable la falta de asideros más firmes. Un miedo generalizado conduce a una abdicación de la independencia.
Iluminación de fondo registra este paisaje desolador, y sus imágenes más elocuentes son las propias fotografías de Robert Paris, los muelles donde se entrecruzan las lenguas de los inmigrados, las fundidoras monumentales, los andenes desiertos, las estaciones ferroviarias en vías de demolición. Otra Alemania, un territorio extraño, cada día más ajeno.
Ť Carlos Bonfil Ť