JUEVES 21 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Llegué por el sueño americano, dice uno de los afectados


Protestas de inmigrantes en EU tras la agresión a 2 mexicanos

Jim Cason y David Brooks, corresponsales, Nueva York, 20 de septiembre Ť Todo indica que la única razón para ser agredidos es el ser mexicanos.

Esa fue la acusación de decenas de inmigrantes y sus simpatizantes en el pequeño pueblo de Farmingville, en Long Island, que han organizado marchas y vigilias de protesta después de que dos jóvenes mexicanos fueron golpeados y acuchillados el domingo pasado por un par de anglosajones.

La policía investiga el delito como un crimen de prejuicio racial. Según cuentan los jóvenes Magdaleno Escamilla, de 28 años y originario de Hidalgo, e Israel Pérez, de 19 años, los estadunidenses decían que buscaban mano de obra para un trabajo de construcción y un conocido los recomendó. Se subieron a un automóvil con los dos "patrones", pero al llegar a un almacén abandonado fueron atacados con una pala, un tubo de metal y un cuchillo por los dos hombres, quienes siguen prófugos.

Tras defenderse, lograron escapar y salir hacia una carretera, donde alguien los vio y avisó a las autoridades, mismas que los trasladaron a un hospital. Uno de ellos fue sometido a cirugía. Israel Pérez comentó al rotativo Times: "Yo llegué con el gran sueño americano que tienen todos los latinos. Es un gran país, pero quiero olvidar que esto ocurrió. Pienso que volveré a casa y no regresaré".

El detective de policía Robert Reecks comentó al diario New York Times que "parece que los asaltantes intentaban matarlos".

El consulado de México en Nueva York condenó los actos de violencia y solicitó a las autoridades correspondientes realizar una investigación exhaustiva. El consulado se comprometió a "brindar apoyo y asesoría legal para la reparación de los daños ocasionados en la integridad de las víctimas".

Mientras tanto, los mexicanos de este poblado, junto con defensores de los inmigrantes de lugares cercanos, incluso desde la ciudad de Nueva York, organizan actos de protesta y vigilias para manifestarse en contra del ambiente antinmigrante de esta zona que, según ellos, genera el clima para este tipo de actos violentos.

Cientos de indocumentados llegan a este poblado cada verano buscando empleo y han enfrentado una creciente reacción contra ellos por parte de los residentes, que los acusan de todos los problemas. Se han promovido medidas locales para intentar deshacerse de ellos, limitando el número de ocupantes de casas o instando a que las autoridades migratorias adopten más acciones.

Por su parte, los trabajadores dicen que son sujetos a todo tipo de maltrato, desde no ser pagados por contratistas, hasta ser insultados por parte de los residentes locales.

Todo por ser mexicano en busca de empleo. Para demasiados, el sueño americano se convierte en pesadilla.