FOX: CREMA DE LOS TACOS O TURBIEDAD
En una conferencia de prensa realizada ayer, el presidente electo, Vicente Fox, atribuyó "dolo" y "falta de ética" a este diario por consignar, en su edición del miércoles, una nota en la que recogía de manera literal y entrecomillada palabras pronunciadas la víspera por el propio Fox en Jalapa. En la conferencia, a la cual La Jornada no fue invitada, el presidente electo recriminó a Reforma por haber informado acerca de los salarios que devengan él y sus colaboradores del equipo de transición y a El Universal por una nota que sostiene que "organismos de inteligencia y seguridad nacional gubernamentales" espiaron al candidato presidencial panista en la pasada campaña y que acaso persistan en esa actividad ilícita ahora que es mandatario electo.
A esos dos diarios, Fox les formuló una petición por demás insólita: que le revelen sus fuentes y le "ahorren", de esa manera, los recursos de una investigación sobre presuntos actos de espionaje en su contra.
Sin afán de ignorar los excesos cometidos por los medios informativos, debe apuntarse que las actuales vicisitudes del presidente electo no pueden explicarse por la supuesta "crema de los tacos" o el "servirse con la cuchara grande", expresiones utilizadas ayer por Fox para referirse a la labor de los informadores, sino a las sistemáticas inconsistencias y omisiones declarativas del propio Fox y a sus contradicciones con su vocera, Martha Sahagún.
Respecto a la queja contra este diario, el mandatario electo atribuyó al supuesto "dolo" de La Jornada la reproducción de una frase entrecomillada ("Así como ustedes tienen sueldo, nosotros también") que fue publicada también por otros periódicos.
Más allá de las citas textuales, el fondo de la molestia del ex gobernador de Guanajuato con los medios es el escándalo desatado por la revelación de que él y su equipo perciben salarios equivalentes a los del Presidente y los secretarios, y que los recursos proceden del erario público, una situación que diversos políticos y legisladores califican de irregular o de abiertamente ilegal.
Fue su vocera, Martha Sahagún, quien comentó que los sueldos del equipo de transición, incluido el de ella, eran equiparables a los de secretarios de Estado, y fue ella la que dijo que infería que el presidente electo tenía un sueldo similar al del Presidente de la República. Y Vicente Fox no negó nada de eso cuando se le preguntó directamente. En cambio, se molesta por lo que él considera una interpretación de nuestra parte.
ƑPor qué, a propósito de la transparencia y honestidad que pregonan, el equipo foxista no declaró abiertamente que quería y debía tener un sueldo en vez de salirse por la tangente haciendo frases bonitas? Si así lo hubieran hecho quizá esta discusión no existiría. ƑPor qué en el afán de transparencia y honestidad no dijeron, en cuanto recibieron los recursos, cuánto iban a ganar? ƑPor qué el señor Vicente Fox, ante la pregunta expresa, no respondió claramente: No, yo no recibo sueldo del gobierno federal.?
Las explicaciones del equipo de transición y del secretario de Hacienda, José Angel Gurría, han sido demasiado enredadas y poco convincentes como para ser consideradas un ejercicio de transparencia; resultan, por el contrario, un ejemplo de turbiedad y de confusión: hace apenas unas semanas, Fox prometía que, en tanto fuera presidente electo, él y sus colaboradores trabajarían sin recibir "un solo centavo" y sólo por "amor a México"; en algún momento cambiaron de opinión y aceptaron emolumentos del gobierno federal, pero no lo informaron a la prensa; cuando ésta descubrió los salarios, Martha Sahagún dio por buena la revelación. El presidente electo confirmó la inferencia el martes, y ayer "aclaró" que recibe "un ingreso que viene de mis propios recursos". Gurría, por su parte, presentó una versión distinta a la de Sahagún, y mucho más confusa: los pagos, dijo, provienen de una "partida especial" autorizada por el presidente Zedillo, pero se manejan en un fideicomiso privado sustentado en donativos públicos, algo que no resulta claro para nadie.
En suma, la transparencia insistentemente pregonada y ofrecida por Fox a los medios no aparece por ningún lado; por el contrario, la opinión pública ha recibido del equipo de transición un discurso caracterizado por las incongruencias, las omisiones y las contradicciones. Cabe esperar que esos vicios en la comunicación sean producto de la inexperiencia, del nerviosismo o incluso de disensos al interior del próximo grupo gobernante, y que no vayan a convertirse, a partir del primero de diciembre, en hábitos del poder.
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