MARTES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2000

Ť Relatos sobre crímenes que asombran por su ironía


Impunidad, el eje de lazos entre represores argentinos

Ť El caso del intento de asesinato de Leighton y sus revelaciones

Stella Calloni, corresponsal/II y última, Buenos Aires, 25 de septiembre Ť El juicio realizado en Roma por el intento de asesinato del ex dirigente democristiano chileno Bernardo Leighton y su esposa Anita en septiembre de 1975, cuando estaba viviendo como refugiado político en esa ciudad, permitió acceder a algunas de las declaraciones del grupo comandado por Stéfano Delle Chiaie.

En 1995, como parte de la investigación sobre el asesinato del general chileno Carlos Prats y su esposa Sofía, en Buenos Aires (1974), la juez argentina María Servini de Cubría citó a declarar en Roma a Delle Chiaie y Vincenzo Vinciguerra, quienes están en libertad compensados por sus datos sobre la DINA, y aunque no dijeron nada nuevo sobre los testimonios que hoy existen, tuvieron mucha suerte de ser liberados de sus numerosos crímenes. Es algo que también se recrimina a la justicia italiana.

Delle Chiaie confirmó su paso por Buenos Aires y también el fuerte apoyo local. En septiembre de 1975 el periódico argentino La Opinión, ya mencionaba que el Movimiento Social de la ultraderecha italiana (MSI) tenía aquí una estructura celular de medio millar de hombres. Desde allí se ubica a Delle Chiaie y Pierluigi Pagliai y a fines de 1975 hubo suficientes noticias en la región de que el grupo de terroristas italianos había sido convocado por la DINA, y especialmente por el general retirado Manuel Contreras -su director-, para "trabajar" con ellos. Uno de los resultados rápidos fue el intento de asesinato de Leighton en Roma, que Delle Chiaie reconoce, como también sus trabajos en Santiago de Chile conjuntamente con Mauricio Di Giorgi, Roberto Granitti y Pagliai.

"Las dos primeras tareas concretas que asumieron estuvieron relacionadas con la acción sicológica y elaboración de propaganda anticomunista, y avanzando en esta línea Delle Chiaie propuso la creación de una organización central neofascista que coordinara a las dictaduras latinoamericanas y sugería que la sede debía estar en Santiago, donde su amigo Contreras ejercía todo el poder", como señala el periodista Jorge Camarasa, autor del libro Los nazis en Argentina.

Entre sus mejores amigos en Argentina, adonde regresaron después de algunos problemas con la DINA, habían contado con José López Rega, el ex secretario de Juan Domingo Perón, y uno de los fundadores de la Triple en 1974 y por lo tanto toda la estructura de esa organización terrorista que funcionó luego a pleno con la dictadura (1976- 1983) fue terreno fértil para las andanzas del grupo italiano. Como señala el periodista argentino Ignacio González Jansen en su libro sobre la Triple A, Delle Chiaie, así como otros criminales, trabaron amistad en Madrid con López Rega y militares argentinos con los que colaboraron además en los años 80 para apoyar a Estados Unidos en su guerra contra Nicaragua.

En las declaraciones ante Servini de Cubría en 1995 en Roma (a las que tuvo acceso este periódico), Vinciguerra sostiene que no cree que la justicia argentina haría nada en el caso del asesinato del general Prats. "La justicia no ha hecho luz sobre ninguna otra cosa... al igual que la italiana", indicó.

En una parte de su declaración Vinciguerra dice: "Ustedes (los argentinos) tienen una historia idéntica a la nuestra. Cambia solamente la lista de muertos", y asume que "el poder militar es más fuerte que el Poder Judicial". Refiriéndose a la Operación Cóndor, Vinciguerra habló de elementos "muy, muy secretos" y dijo textualmente: "me acuerdo de los servicios secretos de Estados Unidos que colaboraban sobre este plan, intercambiándose favores, y a veces también gente secuestrada llevada desde Argentina a Chile, para que fueran mantenidos en condiciones de mayor seguridad. Esto es más o menos lo que he declarado durante el procedimiento aquí en Italia".

En sus declaraciones tanto Vicinguerra como Delle Chiaie relataron sus relaciones en toda la región, sus lazos con la DINA, las empresas de exportación e importación que crearon con esta y también en Argentina y otros países, un relato sobre crímenes, que asombra por la frialdad y hasta ironía y dejan ver hasta qué punto la impunidad es hoy el eje de otros nuevos lazos.

Frente a toda esta situación, el jefe del gobierno de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, afirmó nuevamente que el gobierno de la ciudad considera como "apócrifa" la documentación presentada en Italia por la defensa del ex mayor Jorge Olivera, acusado por el secuestro y la desaparición de la ciudadana francesa Marie Anne Erize, en 1976.

Insistió en que Olivera presentó "una simple solicitud como una partida de defunción" de Erize, y señaló además que intentará que la justicia lo cite a declarar en torno a la polémica liberación de Olivera.

Desde Roma, la agencia Afp reportó que el ministro italiano de Justicia, Peiro Fasino, se inclinó porque sean "disipados todos los equívocos e interrogantes" respecto de la decisión del Tribunal de Apelación de liberar a Olivera, "y sobre todo saber si el documento presentado por la defensa era suficiente para justificar" su libertad.