MARTES 26 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Broncano, autor de Mundos artificiales...
La tecnología impulsó una evolución del pensamiento
Ť ''En los viejos cacharros está la memoria del futuro"
Miryam Audiffred Ť Uno de los pocos curiosos que se atreven a caminar entre la filosofía y los avances tecnológicos sin quedarse en alguno de éstos, en forma definitiva, es Fernando Broncano.
Tiene varios años alegando que la tecnología no es un monstruo al estilo Frankenstein que terminará aniquilando al hombre. Por ello ha dedicado su tiempo a escribir obras como Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológico, que será presentada la próxima semana durante el primer Congreso Iberoameriano de Filosofía de la Ciencia y de la Tecnología.
En el afán de buscar definiciones, habría que decir que, para el especialista, el ámbito tecnológico no es otra cosa que la transformación colectiva de la realidad. ''Es el medio fundamental por el que nos hacemos más humanos", dice en entrevista.
Coordinador del libro Nuevas meditaciones sobre la técnica, Broncano está de visita en el país para realizar una reflexión sensata acerca de las posibilidades y alternativas tecnológicas, ''aprovechando los muchos errores y los ocasionales aciertos". Sostiene que la tecnología debe ser vista como un sistema cultural que por sus cambios constantes requiere de cierta conservación.
Asevera que en la actualidad lo más interesante está en los aspectos tecnológicos, pues en ellos se encuentran las ''pistas fundamentales" del pasado.
''Pero la preservación de los artefactos no puede ser como la de los museos de ciencias naturales, sino algo similar a las bibliotecas o a los espacios naturales. Los artefactos viven mientras vive la memoria del uso y sobre todo del diseño. Su muerte es, entonces, el olvido."
Las palabras del especialista son una ''llamada desesperada" al cultivo de la cultura tecnológica, ya que ''la defensa del medio ambiente artificial" es una metáfora sobre la urgente necesidad de extender la sensibilidad social hacia las realizaciones técnicas.
''Del mismo modo que el humanismo renacentista propagó el respeto a los objetos de arte. Hoy se aboga por una nueva forma expandida de humanismo que reconcilie la cultura con sus propias producciones."
Despertar filosófico
''Guardad los viejos cacharros porque en ellos está la memoria del futuro", plantea este investigador que tiene el don de encontrar en la frialdad de un cuerpo metálico algo más que los detalles de los tiempos idos y los esbozos del porvenir.
Profesor de lógica y filosofía de la ciencia en la Universidad Carlos III de Madrid, Broncano está seguro de que los avances tecnológicos de las últimas décadas han impulsado un despertar y una evolución en el pensamiento filosófico mundial.
''Creo que ahora el lugar fundamental para hacer filosofía es la tecnología, porque ésta determina todos los aspectos culturales. Es más, tengo la impresión de que si los filósofos queremos seguir diciendo algo en el mundo, tenemos que hacerlo pensando en y desde el ámbito tecnológico."
Y es que los avances técnicos han planteado una serie de problemas novedosos, como la relación de la tecnología con la democracia, binomio que para múltiples estudiosos es incompatible, pero que en el caso de este hombre de origen europeo parece estar íntimamente relacionado.
La relación entre estos conceptos es tan estrecha y por ello Broncano se atreve a señalar que la democracia se asienta en una buena cultura tecnológica.
''La descentralización del poder exige mucha tecnología, de manera que las relaciones entre estos dos ámbitos son tensas, pero se apoyan mutuamente."
Tal vez el problema que más preocupa al especialista es el cambio de la conducta humana, pues los ciudadanos ''somos incapaces de manejar la complejidad del mundo tecnológico que hemos creado" o, por lo menos, existe la actitud generalizada de que no hay forma de arreglar las cosas.
''Se ha instalado una cierta conciencia del desastre próximo. Tenemos la sensación de que cada día es el anterior al fin del mundo y esto ha afectado la capacidad de hombres y mujeres para crear perspectivas."
Encargado de la elaboración del volumen de la Enciclopedia iberoamericana de filosofía dedicado a la mente humana, Broncano disiente de quienes relacionan invariablemente la tecnología con la manipulación, debido a que esta última es siempre un problema político.
''Sucede que como nuestra cultura no cree en la Providencia o en el demonio, se ha sustituido el mito de que hay alguien malo detrás de todo lo que hacemos con la idea de un sistema manipulador."
Lejos de las visiones pesimistas que condenan cualquier avance tecnológico, expone: ''La forma de evitar que se nos manipule radica en ser buenos consumidores, es decir, en no dejarnos engañar por cualquier cacharro o novedad".
Los ciudadanos, añade, deberían ser los diseñadores de la tecnología para que todas las innovaciones respondieran a necesidades muy concretas.
''Nos queda todo por decir. Siento que quienes estamos enfocados a estudiar los mundos artificiales pensamos en un lugar donde todo es nuevo. Por eso, tengo la impresión de que apenas estamos balbuceando."
Debate en torno de los desafíos éticos
Morelia, capital de Michoacán, será sede del primer Congreso Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y de la Tecnología, que se efectúa desde este lunes y culminará el 29 de septiembre con la participación de especialistas de múltiples instituciones de México y España; cuenta con el apoyo de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
Realizado con el afán de difundir y analizar la relación que existe entre los tres ámbitos, el encuentro permitirá a investigadores como Luis Villoro, Eduardo Rabossi, Mario Bunge, Juliana González, Arnoldo Kraus, Francisco Bolívar Zapata, René Drucker, León Olivé y Miguel Angel Quintanilla debatir en torno de las concepciones actuales de racionalidad y los desafíos éticos de la ciencia y la tecnología, entre muchos otros temas.
El encuentro también servirá de contexto para la presentación de los libros Mundos artificiales. Filosofía del cambio tecnológico, de Fernando Broncano, y El bien, el mal y la razón. Facetas de la ciencia y de la tecnología, de León Olivé.