JUEVES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Para ellos, sólo hay noticias si éstas son malas, lamenta el cardenal
Medios y comunicadores, filtros de amargura: Rivera
José Antonio Román Ť La Iglesia católica y los medios de comunicación social ''deben caminar juntos'' para prestar su servicio a la sociedad, siempre bajo el principio de la verdad, dijo ayer el cardenal Norberto Rivera, quien advirtió que los medios pueden reducir a los seres humanos a simples unidades de consumo u objetos de la manipulación política y social.
Lamentó que para los medios sólo existan noticias cuando éstas son malas. Así, por ejemplo, es noticia el asesino y no la madre que ama, aunque sepamos que por cada asesino hay un millón de madres entregadas y padres que trabajan doce horas diarias para llevar alimento a los suyos. ''Los medios y los comunicadores se convierten de esta forma en filtros de amargura y deformadores sistemáticos de la visión que el hombre tiene del mundo''.
Al oficiar una misa en la Basílica de Guadalupe, con motivo de la peregrinación que hicieron los trabajadores de un diario nacional, el prelado subrayó que en sí mismos los medios ''no hacen nada'', pues son instrumentos, herramientas que la gente elige usar de un modo u otro.
Por ello, cuando la Iglesia habla de la bondad o maldad de los medios, de su influencia negativa o positiva en la creación y difusión de la cultura moderna, se refiere claramente a quienes controlan los medios y determinan sus estructuras, sus políticas y sus contenidos.
El también arzobispo primado de México comentó que hay quienes aseguran que los medios de comunicación son el cuarto poder, y es probable que lo sean en la política o en la economía, pero en las conciencias de los individuos sin duda son el primero.
Recordó varias citas en las que el papa Juan Pablo II se ha referido a los medios de comunicación y su uso ético. Dijo que nada, por más fascinante que sea, puede escribirse, realizarse o transmitirse en perjuicio de la verdad. No obstante, añadió que esta verdad, que debería ser fundamento ético de las comunicaciones sociales, puede convertirse en el gran e incómodo problema de las mismas.
Así, en la búsqueda de intereses comerciales o políticos, ''se ha elevado a rango de noticia lo llamativo, lo galopante, lo tenso y lo avinagrado''.
Ciertamente, añadió, la búsqueda y la vivencia de la verdad en las comunicaciones sociales no es tarea fácil. ''La verdad y las rosas siempre están rodeadas de espinas'', dijo en referencia a un viejo proverbio español. Pero aun así, la Iglesia no renuncia a la esperanza y pregona que la verdad es el punto de confluencia con los medios y los comunicadores. Es en ese punto, en la verdad buscada y vivida en la transmisión de los contenidos, donde la Iglesia y el comunicador deben hermanarse en su servicio fiel y ético a la sociedad.
Rivera Carrera señaló asimismo que esa verdad hará también libre al hombre y a la sociedad, libres de la corrupción, de las imposiciones ajenas, de los reduccionismos ideológicos e incluso de la necesidad de triunfar.
El comunicador fiel a la verdad sabrá siempre superar las trampas del egoísmo porque sabe que, al final de la jornada humana, no será juzgado por la cantidad de ''ocho columnas'' que colocó o por la cantidad de dineros que recogió, sino por la cantidad de amor y de verdad que esparció por el mundo, concluyó.