JUEVES 28 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Un banquete canónico, obra de un incansable lector sin fronteras: Eliseo Alberto
Rojas indaga la reacción histórica de los consagrados ante los jóvenes: Monsiváis
Ť Es un libro que se inscribe en la incipiente metahistoria cultural de AL, dijo Castañón
Ť Retoma 6 escritores cubanos, los más propensos a vencer los azares de la posteridad: Campos
Arturo García Hernández Ť ƑCómo se han conformado las figuras y los modelos literarios representativos de lo latinoamericano y, específicamente, de lo cubano? ƑCuáles son los fundamentos y el proceso que los hacen universales? son los temas que ocupan al ensayista e historiador cubano Rafael Rojas (Santa Clara, 1965) en su libro Un banquete canónico, recién publicado por el Fondo de Cultura Económica.
Para ello, Rojas -doctorado en Historia por El Colegio de México- tuvo como principal motivación el libro El canon occidental. La escuela y los libros de todas las épocas, del crítico estadunidense Harold Bloom, que incluye 18 autores latinoamericanos, seis de ellos son cubanos pero entre los que no figura, por ejemplo, José Martí.
Un banquete canónico -constató Adolfo Castañón al comentar el libro, la noche del martes- proviene de una lectura ''polémica y contrastada" de las pretensiones canónicas de Bloom. Rojas divide en dos partes su trabajo. En la primera -un ensayo que da título al libro- ''como jugador probo y honrado, pone sus cartas sobre la mesa" y en la segunda -Coloquio de ficciones- ''realiza un ejercicio de prestidigitador, de malabarista de las referencias" al hacer que autores como José Lezama Lima, Severo Sarduy, Nicolás Guillén, Alejo Carpentier, Guillermo Cabrera Infante y Reinaldo Arenas, ''se interroguen y conversen entre sí en torno de algunos lugares de las conversaciones cubana y latinoamericana".
Es un libro, concluyó Castañón, que se inscribe en la incipiente práctica de la ''metahistoria cultural latinoamericana".
Eliseo Alberto, por su parte, describió a Rojas como ''incansable lector sin fronteras y sin aduana" y lo ubicó en un grupo y una generación de escritores e intelectuales rebeldes que emergieron en Cuba a mediados de los ochenta, ''después de tantos años de mansedumbre", que esgrimían una nueva visión o interpretación de la realidad nacional cubana, al influjo de ''los vientos siberianos de la perestroika y el glasnost", aun cuando éstos ''llegaran a la isla bastante debilitados". Un banquete canónico -destacó el autor de Informe contra mí mismo- muestra a Rojas como un investigador respetuoso que ''cuando se aproxima a los predios de la crítica literaria no arriesga juicios y coloca a un libro y su creador en un contexto más amplio. Así, con esa gracia que caracteriza su inteligencia, establece vasos comunicantes que facilitan un acercamiento más provechoso. El respeto, que no la demolición ni la apología gratuitas, es su sello".
Platónico convivio antillano
En opinión de Julieta Campos, a Rojas lo seducen la historia de las ideas y la exploración del papel que éstas juegan en la formación de una conciencia nacional cubana: ''El famoso libro de Bloom le ha proporcionado la oportunidad de ofrecernos su propia versión de un platónico convivio antillano donde entablarían un diálogo imaginario, a través de determinados textos, los seis escritores cubanos a quienes decidió incluir en su listado de los más propensos a sobrevivir a los azares de la posteridad".
Aunque la publicación de ''libros definitorios" como El canon occidental trascienden ''en forma significativa fracasos anteriores", Carlos Monsiváis se unió a la objeciones de Rojas por la exclusión que Bloom hace, entre otros, de autores como Martí, Juan Rulfo, Alfonso Reyes o Leopoldo Lugones, sin los cuales -citó las palabras de Rojas- son impensables ''ya no las literaturas mexicana, argentina y cubana de los dos últimos siglos, sino toda la literatura hispanoamericana en su conjunto".
A Rojas le interesa, y su interés es contagioso -advirtió el autor de Aires de familia- ver cómo se integra ''el mapa de las canonizaciones, la reacción histórica de los consagrados ante los jóvenes, los dispositivos de la crítica oficial, la construcción de los árboles genealógicos de la actitud literaria, las grandes dificultades para leer sin prejuicios a quienes se apartan de los criterios canónicos al uso".
Rojas -abundó Monsiváis- muestra ''los mecanismos de la historia literaria, de la burocracia cultural, de las sucesivas y simultáneas capas de lectores; el mecanismo que en función de los intereses de una comunidad nacional señala a sus cumbres expresivas sin que se perciba con claridad cómo esas cumbres expresivas intervienen notablemente en las visiones de la nación".
El siglo XX en México, antología con Teresa Frenk
La antología pianística El Siglo XX en México, disco que en su segundo volumen se ocupa de los compositores más destacados de 1950-2000 será presentado hoy, a las 20:00 horas, en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes (avenida Juárez y Eje Central, Centro Histórico). Con la interpretación al piano de la propia Frenk, la grabación contiene obras de Salvador Contreras, Lucía Alvarez Vázquez, Graciela Agudelo Murguía, Leonardo Velázquez, Mario Kuri-Aldana y Enrique Santos. Los comentarios estarán a cargo de Ricardo Miranda, coordinador Nacional de Música y Opera del INBA; el maestro Rodrigo Treviño, secretario de Difusión de la Escuela Nacional de Música de la UNAM, y el pianista, concertista y profesor Arturo Uruchurtu. Durante la presentación, Teresa Frenk ofrecerá un concierto con algunas de las piezas del disco auspiciado por el Fonca y que contó también el apoyo de Quindecim recordings.