SABADO 30 DE SEPTIEMBRE DE 2000
Ť Exigen organismos humanitarios la intervención del presidente De la Rúa
Preocupa huelga de hambre de presos políticos argentinos
De la Redacción, Buenos Aires, 29 de septiembre Ť La Organización de Familiares de Presos Políticos de La Tablada y otros grupos defensores de los derechos humanos manifestaron su preocupación por la salud de los argentinos detenidos a consecuencia del asalto al cuartel La Tablada, ocurrido hace más de 11 años, quienes cumplen su segunda huelga de hambre en dos meses, que empezó el 5 de septiembre.
Algunos familiares realizan su propio ayuno desde el pasado día 20, frente a la Casa Rosada, en espera de ser recibidos por el presidente Fernando de la Rúa.
La anterior huelga de hambre, de 46 días en mayo, se levantó tras un acuerdo con funcionarios del gobierno argentino, quienes se comprometieron a presentar ante la Cámara de Diputados y el Senado la aprobación de la ley Torres Molina, que prevé revisar las sentencias de los reos en una segunda instancia, con miras a aplicarles un eventual indulto a estos presos políticos.
El anterior presidente, Carlos Saúl Menem, prometió repetidamente que consideraría la liberación de los presos, sin nunca tomar medidas encaminadas a ello.
Por esto, los grupos de derechos humanos subrayan que el hecho de que el nuevo gobierno de De la Rúa no haya hecho nada por solucionar este problema es un motivo más de decepción por su convulsionada administración, marcada por el descontento social y acusaciones de corrupción.
La organización de familiares destaca el hecho de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos instó al gobierno argentino a tomar cartas en el asunto, considerando la ley Torres Molina, y solicitó que se mejoren las condiciones de aislamiento en las que se mantiene a los presos.
Los familiares destacan que los compromisos de los funcionarios fueron palabras huecas, para evitar los costos políticos que implicaría la muerte de alguno de los ayunantes, pero afirman que en esta ocasión los presos políticos corren aún más peligro pues no han podido recuperarse de la primera huelga de hambre, en la que varios sufrieron anemia, avitaminosis y la pérdida de hasta 18 kilos de peso.