SABADO 4 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Se enreda el Kremlin en sus propias contradicciones en el caso del Kursk


Rescatar códigos secretos, no cadáveres, el objetivo ruso

Juan Pablo Duch, corresponsal, Moscú, 3 de noviembre Ť Enredadas en sus propias contradicciones, el Kremlin se resiste a admitir que el propósito de la operación que llevan a cabo buzos rusos y noruegos para penetrar en compartimentos del hundido submarino Kursk no es recuperar los cuerpos de los marinos muertos en agosto pasado.

RUSSIA-22Los porfiados hechos empiezan a demostrar que rescatar los cadáveres es un pretexto para encubrir las auténticas preocupaciones de las autoridades rusas y del mando de la armada, que parecen ser dos.

Por un lado, rescatar los códigos secretos, que se utilizan tanto para el lanzamiento de misiles y torpedos como en la sensible área de comunicaciones cifradas, y por el otro confirmar para su exclusivo conocimiento la verdadera causa de la tragedia del sumergible nuclear y, en la medida de lo posible, desaparecer las evidencias.

Lo primero explicaría la repentina decisión de abandonar las labores en el noveno compartimento de popa, tras recuperar sólo 12 cadáveres de los 23 que se sabe están en

él, y centrar ahora la atención en los compartimentos tercero y cuarto de proa, donde se encuentra la parte neurálgica de la nave.

Lo segundo se desprende del extraño manejo que se ha hecho de la nota que dejó el teniente coronel Dmitri Kolesnikov, el único testimonio que podría aclarar muchas de las dudas que las autoridades mantienen de modo deliberado.

El problema se reduce a una mezcla de torpeza y de soberbia. Torpeza por no querer llamar las cosas por su nombre, pues resulta obvio que cualquier país para proteger su seguridad nacional trataría de rescatar los códigos secretos, sin necesidad de ocultarlo ni de proclamar intenciones que redundan en mayor dolor para los deudos, aunque el propio presidente Vladimir Putin haya prometido que se dará sepultura a todos los muertos.

La soberbia de no querer reconocer la verdadera causa de la tragedia ha hecho cada vez más grande el enredo y cada vez menor la credibilidad de las autoridades. Se adelantaron versiones oficiales inverosímiles como el choque con un submarino extranjero, o con una mina de la Segunda Guerra.

Ninguna de esas versiones pudo ser respaldada con la nota de Dmitri Kolesnikov, pues de ser así, ésta ya se habría difundido oficialmente a los cuatro vientos.

Intencionalmente, no esclarece el enigma de cómo pudo conservarse el documento durante tanto tiempo y reitera su existencia, convirtiendo los apuntes del infortunado teniente coronel en secreto de Estado.

Entre tanto, hay personas que aseguran que tuvieron acceso al testimonio de Kolesnikov y que, contraviniendo las órdenes superiores, no están dispuestas a callar: el experto Igor Griaznov, uno de los pocos que lo examinó, dijo que se conservó porque lo guardó en una cápsula metálica.

Revela que es mucho más extenso de lo que da a entender la versión oficial y que la última nota está fechada el 15 de agosto, tres días después de las explosiones.

Por su parte, el capitán Serguei Ovcharenko, de la tripulación del crucero ruso Piotr Veliki, sostiene que el Kursk fue hundido accidentalmente por un torpedo inteligente, una novedosa arma que busca hacer impacto en el submarino que esté más cerca dentro de su radio de acción, lanzado desde dicho crucero, lo que provocó la segunda explosión cuando la nave se fue a pique.

De ser cierto lo anterior, la lenta agonía de los 23 marinos refugiados en el noveno compartimento, en espera de ser rescatados, sería un hecho adicional que el mando de la armada querría ocultar para siempre.

Las revelaciones de Griaznov y Ovcharenko fueron publicadas en la edición más reciente del semanario Moskovskie Vedomosti y llama la atención que, ante acusaciones tan serias, la respuesta de las autoridades haya sido el silencio. Testimonios coincidentes de otras personas que esta vez pidieron guardar el anonimato, fueron dados a conocer esta semana por Novaya Gazeta, y la reacción oficial fue la misma.

La desesperación de los deudos está llegando a su límite y clamaron este jueves, durante el entierro del teniente coronel Kolesnikov en San Petersburgo, que se dé a conocer en la prensa qué es lo que ocurrió en el Mar de Barents, aquel 12 de agosto.