Ť José Antonio Rojas Nieto Ť
La marcha del mercado petrolero
Hay tres razones para pensar que está por concluir la tendencia alcista (bull market, le llaman los especialistas) de los precios del petróleo, que comenzó en febrero de 1999: 1) decreciente presión de los inventarios sobre la demanda; 2) reducción de los incrementos anuales del consumo; 3) aumento sustancial de los niveles de producción.
Respecto a los inventarios o almacenamiento de crudo y de refinados, lo primero que se debe señalar es que se recuperan poco a poco. Los datos internacionales muestran que al comienzo de este cuarto trimestre del año, en los tres grandes bloques de países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, se tenía una disponibilidad equivalente a poco más de 52 días de consumo, inferior a la de años anteriores: 57 días en 1999, 61 días en 1998, 58 días en 1997 y, finalmente, 56 días en 1996, días que aluden a volúmenes almacenados que fluctúan entre los 2 mil 200 y los 2 mil 350 millones de barriles, y a consumos cercanos a 42 millones de barriles al día, cerca de 56 por ciento del consumo mundial.
La evolución reciente de estos inventarios permite concluir que luego del invierno no sólo no habrán disminuido, sino que se habrán incrementado un poco, con lo que experimentarán un nivel relativamente mejor respecto al registrado en la primavera de años anteriores, por lo que se puede concluir que estos inventarios, en los tres grandes bloques de consumidores, tienden a fortalecerse y a recuperar sus niveles estacionales óptimos, por lo que dejarán de ejercer esa presión extraordinaria sobre la demanda propia de los meses vinculados a la baja de la producción mundial de crudo y, con ello, inhibirán un poco la tendencia alcista de precios.
La segunda razón que permite pensar en que está por concluir esta tendencia de ascenso continuo de precios es la disminución en los incrementos anuales de la demanda, muy altos en los dos últimos años, como resultado de la sorpresiva recuperación de la zona Asia-Pacífico y en la no menos sorpresiva continuidad de la dinámica económica en Estados Unidos. Y aunque se espera que en 2001 la demanda sea superior en 2 millones de barriles al día, respecto a la de este año (78.3 contra 76.3 millones de barriles diarios), es indudable que el crecimiento de los incrementos anuales tiende a ser un poco menor por el comportamiento económico esperado, sobre todo en Estados Unidos, en donde se prevé el llamado aterrizaje lento (soft landing) de la economía, luego de las elecciones y por la situación de la zona de consumo más dinámica del mundo: Asía-Pacífico (Australia, Bangladesh, China, Corea, Filipinas, India, Japón, Malasia, Pakistán, Singapur, Taiwán y Tailandia, entre otros), en la que también tiende a disminuir el crecimiento del incremento anual de una demanda que algunos años antes de 1998 crecía en casi un millón de barriles al año, y que hoy sube a poco más de 850 mil.
Pero, además de estos elementos que tienden a estabilizar un poco los ritmos de crecimiento de la demanda mundial de crudo, es indudable que hoy, por el alza de precios, la producción mundial se ha liberado plenamente, por lo que no hay ningún problema para satisfacer el alto nivel del consumo de este invierno, estimado en casi 79 millones de barriles diarios. Así, los productores de la OPEP ya producen 29.6 millones al día, y los No-OPEP, 49.5 millones, con lo que se completan las condiciones para que se registre la tradicional baja de precios, vinculada a los descensos estacionales del consumo en los primeros trimestres del próximo año.
Así, podemos pensar que el crudo WTI poco podrá descender de los 33 dólares por barril que registra en estos días, a un nivel cercano a los 26 o 27 dólares a mediados del próximo año, con lo que se registraría un descenso cercano a los cuatro dólares, en promedio, para 2001. Si esto resulta así, la mezcla mexicana de exportación, que este año registrará un precio anual de 25.50 dólares por barril, podría descender a 20 o 21 dólares por barril en 2001.