DOMINGO 5 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Recibe hoy homenaje póstumo en Bellas Artes


El folklore mexicano, de luto por Amalia Hernández

Ť No alcanzó a celebrar los 50 años del ballet que fundó en 1952

Yanireth Israde Ť La coreógrafa Amalia Hernández Navarro, fundadora del Ballet Folklórico de México, falleció la madrugada del sábado víctima de un paro respiratorio, a los 83 años.

Este domingo, a las 12 horas, recibirá un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes -ceremonia que encabezará el presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Rafael Tovar y de Teresa-, donde la agrupación dancística mantiene una temporada permanente desde hace 40 años, con presentaciones los miércoles y domingos. Será sepultada, a las cuatro de la tarde, en el Panteón Jardín.

Amalia Hernández padecía diabetes y antes de su deceso estuvo internada durante cuatro semanas en el hospital ABC de la ciudad de México, informó el nieto de la artista, Salvador López López.

El Ballet Folklórico, conjunto de proyección internacional, no suspenderá su programa regular de presentaciones en el recinto de mármol. Incluso hoy, antes del homenaje, la agrupación ofrecerá una función a las 9:30 horas y otra a las 20:30.

Nació el 19 de septiembre de 1917 y no sobrevivió para celebrar los 50 años del ballet que fundó en 1952. No obstante, la agrupación le rendirá en 2002 un "ma foto- AMALIA gno" homenaje con el estreno de casi una decena de coreografías que la artista dejó inéditas. Una de éstas piezas es el Ballet de Navidades en México, reveló Salvador López.

Hija del militar Lamberto Hernández y de la maestra Amalia Navarro, Amalia estaba destinada a seguir la carrera de maestra, continuando los pasos de su bisabuela, su abuela y su madre. Sin embargo, su interés por la danza fue mayor, por lo que dejó inconclusos sus estudios normalistas.

Sus primeros maestros fueron el exiliado ruso Hipólito Sybine, considerado el mejor bailarín del ballet de Anna Pavlova, y Nesly Dambré, integrante del Ballet de la Opera de París

De acuerdo con la investigadora Kena Bastien van der Meer, probablemente no exista rama del arte dancístico que no haya estudiado Amalia; además de los maestros mencionados, cursó ritmos indígenas con Gloria Campobello; tap, con Tessy Marcué; danza contemporánea, con Waldeen; danzas regionales, con los maestros Luis Felipe Obregón y Amado López; danza española, con Encarnación López, La Argentinita; danza oriental, con Xenia Zarina, y teatro, con Seki Sano. Se especializó en arte mexicano con Miguel Covarrubias en la Escuela Nacional de Antropología, e ingresó a la Escuela Nacional de Danza.

No obstante la formación dancística en clásico y moderno que logró adquirir, su gusto por los bailes autóctonos de las diversas regiones del país se convirtió en su verdadera pasión.

En 1952 decidió formar su propia compañía de danza y fundó una pequeña compañía que, en sus inicios, sólo contaba con ocho integrantes.

Este reducido grupo, denominado Ballet Moderno de México, comenzó a trabajar esporádicamente en la Sala Chopin haciendo presentaciones con coreografías creadas por la propia Amalia.

El grupo logró permanecer vigente gracias a que en poco tiempo se le presentó la oportunidad de trabajar en el programa de televisión titulado Función de gala, proyecto que promovió y patrocinó Emilio Azcárraga Vidaurreta.

En 1959 el grupo representó a México en los Juegos Panamericanos de Chicago. Se organizó así una gira en la que el ballet viajó con 50 elementos, adoptando para tal acontecimiento el nombre de Ballet Folklórico de México. Entre las coreografías que para entonces integraban el programa figuraron Los hijos del sol, Antiguos sones de Michoacán, El cupidito, Fiesta veracruzana, Los quetzales, La danza del venado y Navidad en Jalisco.

El ballet ha recibido más de 200 preseas, entre ellas destacan, además del Premio de las Naciones, la Medalla de la Paz, otorgada en 1963 por la Provincia de Ontario, Canadá; la Orden de Artes y Letras de la República Francesa, en 1964; el trofeo del Royal Festival Hall de Londres, en 1973; el Premio Tiffany 1992 (Nueva York); el Premio Nacional de Ciencias y Artes en la rama de Bellas Artes, en 1992, y el Premio del Instituto Cultural Mexicano de Washington, DC, en 1998. En 1993, Amalia ingresó al Sistema Nacional de Creadores de Arte, como creadora emérita.

Le sobreviven tres hijos: Norma López Hernández, José Luis Martínez Hernández y Viviana Basanta Hernández; su nietos Salvador López López, Viviana y Tatiana Alvarez Basanta, y su bisnieto Salvador López Maldonado. Norma, Viviana y Salvador están vinculados estrechamente a la vida artística del ballet y continuarán la tarea emprendida hace medio siglo por Amalia Hernández.