LUNES 6 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť La fracturada relación entre ambos países, tema velado en la visita de senadores
Las diferencias entre México y Cuba, superadas
Ť El embajador Heriberto Galindo advierte que sería un error cambiar el sentido de la política exterior hacia la isla
Andrea Becerril, enviada, La Habana, 5 de noviembre Ť El embajador de México en Cuba, Heriberto Galindo Quiñones, advirtió que no debe cometerse el error de cambiar la política de México hacia la isla, sobre todo cuando se han superado las ''pequeñas turbulencias'' que se dieron hace poco, las cuales, más que problemas bilaterales de fondo, fueron incidentes de opinión pública.
El representante del gobierno mexicano en La Habana reconoció sin embargo que ''no será fácil para algún ocurrente'' modificar una tradición tan fuerte y entrañable, ligada a la historia y las luchas libradas por el pueblo mexicano.
Además, apuntó que se requiere de una reforma constitucional en caso de que se pretendiera variar la política exterior, y para ello es necesario el voto de las dos terceras partes de los representantes en el Congreso.
Señaló que hay buenas perspectivas para que continúe la ''relación de afecto y hermandad'' entre los pueblos cubano y mexicano en el gobierno de Vicente Fox.
En entrevista, aclaró que ha decidido declinar cualquier ofrecimiento que pudiera hacerle el presidente electo para permanecer como embajador en la isla.
Con más de 30 años de trayectoria política, informó que ya presentó su renuncia al presidente Ernesto Zedillo, y aunque está muy satisfecho de su labor en los cinco meses que lleva al frente de la representación mexicana en Cuba y ama profundamente a ese país, su decisión de regresar a México es definitiva.
-ƑHay versiones de que gente del equipo foxista le ha pedido que permanezca en el cargo? -se le preguntó.
-Yo he decidido regresar a México, correspondiendo a proyectos políticos personales, a convicciones y principios, y he decidido declinar cualquier ofrecimiento que me hiciera la próxima administración. Entonces, de manera educada y correcta esperaré en Cuba a que llegue a mi relevo el embajador designado por el presidente Fox.
Aclaró que no tiene fobias contra nadie, pero sí un proyecto político que se identifica con el PRI.
Primero en una plática durante el recorrido por el Capitolio de los once senadores del PRI que están de gira de trabajo por La Habana después en entrevista, Galindo Quiñones respondió a una de las principales inquietudes en la política exterior a raíz del ascenso de Fox a la Presidencia: la posibilidad de que se modifique la relación de México hacia Cuba.
''No creo que cambie el sentido primigenio de esa política, que ha dado al país prestigio en el mundo, como un defensor de la soberanía de otras naciones. Si hablamos de no intervención es porque no queremos que otro país intervenga.
"Cuando hablamos de autodeterminación de los pueblos es porque queremos ser respetados en nuestra decisión soberana de darnos el gobierno y la política que queremos.''
Negó también que Cuba se haya convertido en rehén de las pugnas partidistas en México.
''No lo veo así. Cuba no es rehén de nadie; es una gran nación, y los mexicanos tenemos mucho interés por estar cerca de Cuba y observamos todo lo cubano''.
-ƑPero pareciera que hay un deterioro en los últimos años, que se manifestó con el discurso del presidente Zedillo en la Cumbre Iberoamericana y las posturas del equipo de transición de Vicente Fox?
-La relación México-Cuba ha sido de mucho afecto, de mucha fraternidad y solidaridad, y hemos llegado a una etapa madura. No hay deterioro. A veces algunos señalamientos pueden no ser del agrado de unos y de otros, pero creo que esos incidentes fueron superados.
"Hoy estamos en una situación muy grata, como siempre lo hemos estado, pero además ya superamos las pequeñas turbulencias; estamos ante muy buenas perspectivas, con el fortalecimiento de los puentes -para seguir con la metáfora- en los que se transite de la administración de Zedillo a la de Fox.''
Ť Preocupación en La Habana por el ascenso de Vicente Fox
Andrea Becerril, enviada, La Habana, 5 de noviembre Ť El presidente cubano, Fidel Castro, recibió esta noche en el Palacio de la Revolución a la delegación de senadores priístas encabezada por Enrique Jackson. Fue un encuentro privado que comenzó a las 21 horas y continuaba al cierre de esta edición.
Uno de los temas que abordaron los legisladores mexicanos con el presidente de Cuba fue la relación bilateral entre los dos países y el futuro de ésta.
Aunque públicamente no se alude al tema, es sabida la preocupación que hay entre altos círculos del poder en Cuba, e incluso entre artistas e intelectuales, por un probable cambio en las relaciones de solidaridad y respeto que hay entre México y el país gobernador por Castro.
Al cambio que se experimentó desde el sexenio que está por concluir y que tuvo su punto más delicado cuando el presidente Ernesto Zedillo pronunció un discurso ante el pleno de la Cumbre Iberoamericana, se han sumado las declaraciones de integrantes del equipo foxista, que condicionan el apoyo a La Habana al respeto a los derechos humanos.
Incluso, la semana pasada hubo un incidente que provocó el enojo de la directiva cubana, porque el disidente Elizardo Sánchez filtró entre corresponsales la versión de que asistiría a la toma de posesión de Vicente Fox.
El mismo Sánchez aclaró un día después que había sido una mala interpretación de los periodistas, pero de cualquier forma, el hecho no fue del agrado de las autoridades y menos de Fidel Castro, que fue ya invitado al cambio de poderes presidenciales en la ciudad de México.
De acuerdo con fuentes cercanas al círculo de poder, a las asociaciones de artistas e intelectuales les molesta que las próximas autoridades mexicanas intervengan en la vida interna de los cubanos y les digan cómo resolver sus problemas.
El gobierno cubano lleva un registro puntual de las más de 10 ocasiones en que tanto Fox como sus asesores en materia internacional han mencionado que seguirá el apoyo a Cuba, pero velarán por el respeto a los derechos humanos.
A las autoridades cubanas no pasa desapercibido que fue Adolfo Aguilar Zinser, ahora miembro del equipo de transición del presidente electo, quien promovió las reuniones de los disidentes cubanos con la canciller Rosario Green en noviembre del año pasado.
Tampoco que un grupo de esos disidentes, con Elizardo Sánchez a la cabeza, acudió como observador a las elecciones del 2 de julio. De ahí que la filtración que este último hiciera de que asistiría a la toma de posesión de Fox causó un profundo enojo en las autoridades cubanas.
El probable giro en la política exterior mexicana hacia Cuba estuvo presente incluso en la reunión que un día antes sostuvieron los senadores mexicanos con el vicepresidente de Cuba, Carlos Lage. El tema central fue el económico, la apertura al mercado que se está dando en la isla, pero el funcionario aludió también a la esperanza que tienen los cubanos de que el PRI impida, desde el Congreso, cualquier retroceso en la relación entre ambas naciones.
Hoy, previo al encuentro con Fidel Castro, el embajador mexicano Heriberto Galindo ofreció en la residencia mexicana una recepción a los once senadores priístas, a la que asistieron otro de los vicepresidentes, José Ramón Fernández; el viceministro de Relaciones Exteriores, Jorge Bolaños; el ministro de Educación, Fernando Vecino Alegret y el viceministro de Relaciones Exteriores para América Latina y el Caribe, Pedro Núñez.
Además, también estuvieron varios integrantes del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, entre ellos el jefe de Relaciones Internacionales, José Arvezu Fraga, así como el escritor Miguel Barnet, el compositor César Portillo, la cantante Amparo Montes --que participó en el reciente homenaje a Agustín Lara-, y el director de Casa de las Américas, Fernández Retamar.
Por la noche, los senadores encabezados por Enrique Jackson se trasladaron al Palacio de la Revolución para cenar y dialogar con Fidel Castro.
Hoy se develará la estatua a Benito Juárez en la Avenida de los Presidentes de La Habana; con ese acto concluye la visita de los senadores priístas.