LUNES 6 DE NOVIEMBRE DE 2000

 

Ť Samuel Schmidt Ť

Las mujeres de Juárez

Imagínese usted lo tétrico del caso. Hay familias que salen a rastrear el terreno para ver si encuentran cadáveres de mujeres asesinadas allí donde se han hallado decenas de ellos. Por suerte, muchas veces regresan con las manos vacías, pero éstas no son buenas noticias para las familias que desesperan por saber algo de sus seres queridos. Y es que en Ciudad Juárez hay un problema muy serio de mujeres desaparecidas, que en muchas ocasiones aparecen muertas. Hay pánico en la ciudad y las familias, cuyas hijas no aparecen, levantan reportes de desaparición.

El tema ha tomado giros inesperados y desagradables mientras los delincuentes buscan pescar en río revuelto. Un hampón trató de timar a la madre de una desaparecida diciéndole que la tenía secuestrada y que si no pagaba la tiraría en el Cerro Bola --éste se ha convertido en un tiradero de cadáveres. Lo mismo sucedió con otro que intentó extorsionar a la familia de un niño desaparecido.

Este es un galimatías que nadie ha podido resolver. Francisco Barrio respondía con altanería misógina a las madres desesperadas que en ese momento no eran tantas mujeres asesinadas; su procurador general las culpaba al sostener que vestían provocadoramente y se arriesgaban al aventurarse por los bares y antros. Les recomendaba, entonces, que se vistieran distinto, que si una mujer era violada, debía vomitar sobre el atacante.

La procuraduría del gobernador Patricio Martínez se encontró con averiguaciones previas mal hechas y con acusaciones poco fundadas, lo cual posiblemente permita liberar al famoso egipcio, a quien se le condenó políticamente antes de probarle algún crimen. Otra herencia de Barrio. La procuraduría actual se encontró al jefe de una banda de choferes depredadores que finalmente cometió un error.

El gobernador Martínez nombró a una mujer como fiscal especial para el caso de las mujeres asesinadas. Hasta ahora ha tenido encuentros muy fuertes con las ONG, porque éstas exigen respuestas muy rápidas y de una gran eficiencia policiaca. No hay duda que lo policiaco ha fallado, no hay capacidad de investigación criminalística, pero también hay otros factores.

En los asesinatos se ha descubierto, o se sospecha, que está involucrado el nacrotráfico; la actividad de empresarios de cine pornográfico, que termina con el asesinato de la mujer violada; crímenes en serie con mutilaciones similares, y agentes libres que satisfacen sus apetitos de perversión en una ciudad sin orden legal, entre los que destaca la capacidad del narco para sumir a Juárez en un ambiente de violencia donde hasta el asesinato de mujeres se puede disfrazar. Una banda de choferes de camión, que transportaba trabajadoras de plantas maquiladoras, estuvo diezmando mujeres perfectamente camuflada, hasta que uno de ellos dio por muerta a una joven que pudo atestiguar.

Pero no hay que menospreciar la descomposición social muy propia de las ciudades de industrialización rápida, donde el crecimiento toma desprevenido al gobierno. La gran mayoría de las víctimas son muchachas jóvenes, delgadas, trabajadoras, guapas, que viven en zonas desprotegidas y que son vulnerables al salir o llegar a casa, y mucho más si lo hacen en las horas de la madrugada. Mientras la policía no se adecua para protegerlas.

Ninguno de estos crímenes se puede achacar al gobernador, aunque cada vez que aparece un cadáver la gente se enciende contra él. A Barrio le hubiera ido de otra manera con sólo mostrar un poco de humildad y entendimiento. Patricio ha sido más comprensivo, pero su comprensión no desarma a los criminales. No hay duda que en los dos últimos años el ritmo de mujeres asesinadas se ha reducido mucho, pero, aunque se trate de una sola, sigue siendo mucho.

El que estemos ante un problema socioeconómico profundo quiere decir que podría continuar por mucho tiempo, a menos que se formularan decisiones políticas muy efectivas.

Hay que hacer cosas convencionales para reducir los riesgos. Por ejemplo, debe mejorarse el alumbrado público en las zonas de mayor riesgo y poner mucho cuidado en el transporte. Muchas mujeres desaparecieron cuando iban a abordar el transporte público --mejor conocido como ruteras--, así que debe ponerse en marcha un operativo para investigar a los choferes y poner algunas trampas. Debe crearse un censo de choferes y revisar si tienen antecedentes penales en todo el país.

Paralelamente, debe promoverse una iniciativa societaria que movilice a la sociedad alrededor de un problema que no solamente nos avergüenza porque es una tragedia nacional, sino que permite la continuación de una imagen de Ciudad Juárez, como tierra de crimen e impunidad que le hace poca justicia a una comunidad de trabajo, que por ningún motivo quiere que sigan asesinando a sus jóvenes.

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