LUNES 6 DE NOVIEMBRE DE 2000

 


Ť José Cueli Ť

šQué de guapas en el tendido!

A las cuatro de la tarde apareció en la puerta de cuadrillas El Zotoluco, en medio de un gran entusiasmo y comenzó a cernirse el monstruo de mil cabezas. šResucitaba la México! con la llegada de Eulalio de las Españas (a pa'nombrecito) con ambiente de corrida grande. Y como todo el mundillo taurino, y el otro también, le quieren, después del paseíllo se llevó una ovación de lujo, la única de la tarde.

Todas las miradas se fijaban en Eulalio y como no queriendo, en cada hembra de tronío que acomodaba su anatomía en las barreras. Regresaba con él, Efrén Acosta El Loco, su picador de confianza, quien terminó la temporada española acaparando la atención de la afición conspicua a los toros en España, después de dar lecciones de toreo. Y es que cuando se torea, lo que se dice toreo, es lo mismo a pie que a caballo.

Decir que la plaza estaba "más de medio llena", no es necesario, pero en fin, por si lo es, queda dicho. Decir que había mujeres lo que se dice "buenísimas", el mismo dicho. Pero Ƒde qué va hablar uno que no se vincule a las mujeres? De nada. Si lo llenan todo, incluida la plaza, si es que no estaba tan llena.

Así, el mujerío permitía seguir el entusiasmo inicial. Puesto que de la corrida en sí, sólo tedio, aburrimiento y tortas de arena -salpicadas de "esa" del ruedo, que masticamos a lo largo del festejo. Nada de nada, que es nada. Entusiasmo que fue prefacio con el número agregado del "caballito" de Rodrigo Santos, a posteriori solo ilusiones.

Los toros de Xajay fueran descastados, sosos, mansos con los caballos. Sólo se salvó de la quema el primero de la lidia ordinaria, de encastada nobleza que desbordó al Zotoluco, a pesar de chispazos de gran torería y luego remate con bajonazos ƑQué pasó Zotoluco?

Lo demás es lo de menos; los de Xajay, sospechosos de pitones algunos, sin emoción, sin chiste, defensivos, no permitieron ningún lucimiento. Tan sosos, que ni siquiera Efrén Acosta -tan esperado- nos mostró su poderío con las varas. Un quite por chicuelinas a toma y daca de Manuel Caballero regresó las ilusiones, mas, sólo eso, ilusiones. Para terminarla de rematar ambos espadas infames con el estoque. Lo dicho, lo mejor: šQué mata de mujeres guapas en el tendido!