JUEVES 9 DE NOVIEMBRE DE 2000

Ť Se deben destinar más recursos a investigación


Grave atraso de América Latina en ciencia y tecnología

Ť El continente produce menos de 3% del conocimiento mundial
Ť Piden especialistas mayor intervención de los gobiernos

Claudia Herrera Beltrán Ť El atraso científico y tecnológico de los latinoamericanos es de tal magnitud que su máxima aspiración no es contribuir con el nuevo lenguaje de la ciencia en proyectos como el genoma humano, sino "leer y tratar de entender lo que otros países están haciendo". Así resumió el vicerrector de la Universidad Andrés Bello de Chile, Manuel Krauskopf, "el drama" que en este terreno vive América Latina.

Esta situación negativa quedó reflejada en las cifras que se mencionaron en el segundo Congreso Mexicano para el Avance de Ciencia y Tecnología.

América Latina produce menos del 3 por ciento del conocimiento mundial; en 1997, todos los países del mundo publicaron 938 mil artículos científicos y tecnológicos, de los cuales Iberoamérica aportó sólo 45 mil, y México 4 mil.

Otro indicador señala que mientras México y Argentina tienen en promedio 8 graduados de doctorado por cada millón de habitantes, en Alemania hay 126.

Ante este panorama desalentador, científicos y expertos coincidieron en este foro que los gobiernos deben intervenir con políticas públicas adecuadas y con incrementos al presupuesto.

En palabras del oficial de Asuntos Económicos de la Comisión Económica para América Latina (Cepal) en Chile, Mario Cimoli, se trata de que las administraciones gubernamentales que fueron "buenas alumnas en macroeconomía", ahora se encarguen de "proteger el proceso de aprendizaje local".

Así quedaron resumidas muchas de las preocupaciones de científicos mexicanos y extranjeros que durante el primer día de trabajos de este congreso, organizado por la Sociedad Mexicana para el Progreso de la Ciencia y la Tecnología, presentaron un diagnóstico patético en este campo.

En tono de broma, el coordinador de Investigación Científica de la UNAM, René Drucker Colín, dijo que si todos los científicos de América Latina y España se murieran repentinamente, la ciencia y la tecnología mundial no perderían nada porque de todos modos seguirían apareciendo cerca de 900 mil publicaciones, producto de la investigación de frontera.

Krauskopf definió como una "tragedia" la situación de la ciencia y la tecnología latinoamericanas, al calificarlas de actividades "heroicas" que producen mucho en función de los recursos económicos y apoyos que se les otorgan. En pocas palabras, señaló, la ciencia y la tecnología son un "poema en nuestros países", porque son muy pequeñas.

Auxiliado con estadísticas, el director del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Diódoro Guerra, se unió a las voces desesperadas. Explicó que mientras el gasto en ciencia y tecnología de Estados Unidos representa el 2.67 por ciento del producto interno bruto, el de América Latina equivale al 0.81 y el de México al 0.43 por ciento.

Para el vicerrector chileno, el fondo del problema está en el modelo de universidad que priva en la región y que denominó "napoleónico", porque se inspira en la universidad que se promovió en Francia en la época del emperador.

Afirmó que la "universidad napoleónica" está rebasada porque enseña a sus alumnos conocimiento obsoleto, siendo que requieren aprender a "pensar lo que no se sabe", y en ese sentido llamó a imitar a las universidades estadunidenses, que promueven modelos educativos más modernos.

Acerca del papel que deben jugar los gobiernos en promover la ciencia y la tecnología, dijo que mientras no entiendan que deben financiar la buena ciencia, los latinoamericanos seguirán condenados a desarrollar muy poca ciencia.

Para Cimoli, la clave para superar este atraso es que los latinoamericanos se preocupen más por proteger su desarrollo científico y tecnológico que por ser "estudiantes perfectos de las políticas macroeconómicas", y propuso que los Estados intervengan directamente en las políticas en la materia, asignen un mayor gasto a esta actividad y evalúen a las instituciones y políticas de investigación.

De esta manera se realizó el congreso que generó algunos comentarios porque la responsable del área de ciencia y tecnología del equipo de transición, María del Carmen Díaz, fue la encargada de hacer la declaratoria inaugural, pero no asistió a la mesa redonda en la que estaba programada su intervención.

A tres semanas de la conclusión de este gobierno, resaltaron también las posiciones críticas, inusuales hace unos meses. El director del IPN, por ejemplo, reconoció que los laboratorios de este instituto no están bien equipados y atribuyó el hecho a la falta de recursos, pues dijo que de las 2 mil instalaciones de este tipo sólo disponen de recursos anuales para rehabilitar el 10 por ciento.