DOMINGO 19 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Dos científicos crearon un método para reducir la toxicidad de la planta
Depende de empresarios producir un tabaco menos carcinógeno
Ť Los investigadores Sergio Palacios y Faustino Juárez esperan el interés de las compañías
Ť Descubrieron la manera de impedir que el cultivo absorba sustancias radiactivas del suelo
Karina Avilés Ť En un laboratorio de la Universidad Nacional Autónoma de México, los científicos Sergio Palacios y Faustino Juárez iniciaron una búsqueda que los condujo a un descubrimiento que podría revolucionar la industria tabacalera, en beneficio de la salud de millones de personas, al disminuir el riesgo de contraer cáncer.
La Organización Mundial de la Salud ha advertido que de no asumirse un esquema global de combate, las muertes anuales en el planeta relacionadas con el consumo del tabaco se incrementarían de 4 millones a 10 millones en 20 años.
Todo comenzó cuando los investigadores encontraron que la planta del tabaco absorbe del suelo -con "mucho más avidez" que otros vegetales- sustancias radiactivas del tipo de los radionucleidos, que pueden ser generadoras de problemas celulares, como el cáncer.
Con el problema ya identificado, Palacios y Juárez se dedicaron a desarrollar una biotecnología que "prácticamente" elimina "todos los radionucleidos" de la planta, y con ello se puede crear un nueva calidad de tabaco en la que se "disminuiría notablemente" su agresividad y toxicidad a la salud.
Según la organización Glaxo Wellcome-México -con base en la investigación para la lucha contra las enfermedades-, en este país mueren a diario 120 personas a consecuencia de enfisema, cáncer pulmonar, accidentes cerebro vasculares e infarto agudo al miocardio, enfermedades producidas por el tabaquismo.
En México, apunta, existen 14 millones de fumadores de más de 12 años, lo que provoca que anualmente fallezcan 42 mil personas por los cuatro padecimientos antes mencionados.
El futuro de este descubrimiento -que de aplicarse no sólo reduciría el riesgo de contraer cáncer, sino también tendría repercusiones en el ámbito agrícola, ecológico, social e industrial de los pueblos- "depende del interés que puedan manifestar las compañías tabacaleras, pues son ellas las que tienen a su cargo los campos del cultivo y controlan desde la producción de la planta hasta la elaboración de los cigarrillos".
Por tanto, para lograr que se lleve a la práctica la investigación "tendríamos que trabajar" con esas empresas, pues "las condiciones en que éstas producen el tabaco son las que tendrían que cambiar a través de nuestra biotecnología", advierten los científicos.
Beneficios económicos
Juárez y Palacios conversan con La Jornada en un pequeño cubículo del Instituto de Geología de la máxima casa de estudios. El segundo toma la palabra. Destaca: "Nuestro papel de investigadores de la UNAM no nos permite incursionar en los mercados ni buscar el aspecto industrial de la investigación. Esto depende de la visión que pueda tener un productor de tabaco, de que sea lo suficientemente visionario para darse cuenta de que nuestra biotecnología puede generar un tabaco menos agresivo y repercutir en su economía. Si ellos no pueden ver el futuro de lo que significa nuestro avance, pues ya nadie lo puede ver".
Y en el caso de que no exista interés de la industria tabacalera mexicana y sí lo haya por parte de la industria internacional del ramo, "lo importante es que las investigaciones prosigan, generen más conocimiento y produzcan un cambio benéfico en la industria y en la salud humana".
Datos de la Organización Panamericana de la Salud establecen que cinco países del continente americano oc upan los primeros sitios a nivel mundial en la producción de tabaco no manufacturado: Estados Unidos (lugar dos); Brasil (cuatro); Canadá (14); Argentina (15) y México (16).
La biotecnología desarrollada por el químico Faustino Juárez y el edafólogo Sergio Palacios consiste en cambiar el método tradicional del cultivo del tabaco por "un manejo natural sustentable".
Es decir, explica Palacios, se utilizarían compuestos "cada vez más naturales y menos agresivos para que las plantas puedan tomar sus nutrimentos de ellos. Es lo que se llama un manejo biológico, más acercado a lo que una planta tiene en forma natural".
El hallazgo produciría un cambio "total" en el sistema del cultivo del tabaco, con un costo "igual o menor" al que actualmente se invierte porque "nuestra biotecnología implica un cultivo natural".
De acuerdo con la Secretaría de Agricultura y Ganadería, en el ciclo otoño-invierno 1999-2000 se cultivaron más de 20 mil hectáreas de tabaco a nivel nacional, con una producción de 42 mil toneladas.
En Nayarit, primer productor de tabaco en el país, se cosecharon 18 mil 290 hectáreas, con una producción de 36 mil 800 toneladas; en Veracruz, mil 236 hectáreas y mil 800 toneladas; en Chiapas, mil 81 hectáreas y 2 mil 720 toneladas, y en Jalisco, 368 hectáreas y 678 toneladas.
Si se adoptara la nueva cultura del cultivo -continúa Palacios- en un principio podría aumentar el costo del tabaco porque las industrias del ramo tendrían que invertir en aprender el nuevo método, reducar y adiestrar a los labradores. Pero no tiene costo alguno en infraestructura. "No tienen que tener máquinas nuevas ni nada de eso", puesto que el cambio que proponemos es a nivel del cultivo en el campo.
Y la buena noticia para los fumadores empedernidos es que ni el sabor, ni el color, ni el olor del tabaco cambiarían "para nada" y tendría la ventaja de tener menos tóxicos. Los beneficios también alcanzarían a quienes están expuestos al humo tóxico que se desprende de la combustión.
"Eso es muy importante. Los que sufrimos por el tabaco no nada más son los fumadores activos, sino los pasivos; éstos últimos no tienen esa protección, entre comillas, es decir, el revestimiento que se les hace a los fumadores que tienen muchos años de hacerlo, y entonces son afectados más directamente", subraya.
Según el Centro de Información de la Organización de Naciones Unidas para México, Cuba y República Dominicana, las personas expuestas por largo tiempo a un ambiente en el que se fuma tabaco tienen un riesgo de entre 20 y 30 por ciento mayor de enfermarse de cáncer de pulmón, y de 10 a 15 por ciento de las deficiencias respiratorias en niños menores de 18 meses se atribuyen al tabaco.
Antecedentes
Juárez aún no terminaba de hacer su tesis de maestría en química nuclear sobre el gas radón, y en el lugar en que realizó su trabajo experimental se percató de un efecto que llamó su atención: "La gente presentaba algunos daños muy semejantes por efecto del radón a los que manifiestan los fumadores, aunque muchas de esas personas nunca habían fumado".
No profundizó en el asunto, pero un día, en una plática con Palacios, éste le habló de un caso similar, y hace dos años comenzaron a trabajar en esta investigación.
Juárez, investigador del Instituto de Geofísica, aportó sus conocimientos sobre el comportamiento químico de los radionucleidos; Palacios, investigador del Instituto de Geología, contribuyó con sus conocimientos del comportamiento de la planta del tabaco, puesto que por años ha estudiado el manejo biológico de los cultivos.
El proceso biotecnológico desarrollado por Palacios se aplicó a diferentes plantas para conocer si tenían el mismo grado de asimilación de los radionucleidos.
"La respuesta fue que, efectivamente, la planta del tabaco presentaba mayor asimilación de los radionucleidos". De esa manera, buscaron cómo disminuir mediante un manejo biológico la absorción de dichas sustancias radiactivas que el vegetal toma del suelo.
Palacios deja en claro que los radionucleidos son una de las "muchísimas sustancias" orgánicas e inorgánicas del tabaco que pueden ser generadoras del cáncer. La organización Glaxo Wellcome-México establece que se han identificado más de 4 mil sustancias en el humo del cigarro, y casi todas son carcinógenas.
Por ello, subraya Palacios, con este avance "no estaríamos diciendo que se eliminarán en el tabaco todos los elementos que pueden producir cáncer, pero sí bajaríamos muchísimo el riesgo de contraer cáncer al disminuir muchos de los productos riesgosos que tiene el tabaco".
Ahora queda en manos de la UNAM -institución que tendría la patente- y de los empresarios del tabaco que dicha investigación que aún no ha salido del laboratorio se pueda convertir en una realidad para beneficio de millones de personas.