MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť ''Ya hablabla con Fox cuando nadie lo pelaba''
Alfonso Romo, paradigma de las próximas familias gobernantes
Ť El presidente del Grupo Pulsar aspira a un país donde ''todos seamos empresarios'' Ť Nuevo León, contagiado de éxito, dice
Jaime Avilés, enviado, Monterrey, NL, 20 de noviembre Ť Monterrey tiene algo de pueblo grande o infierno chico. Es el domingo 4 de noviembre del último año del siglo XX. En la monumental plaza de toros que lleva el nombre de la ciudad, hay corrida y cartel de lujo: Eloy Cavazos (el máximo ídolo local) y Pablo Hermoso de Mendoza (el fenómeno europeo que ha revolucionado el toreo a caballo). El público forma tumultos para verlos...
En barrera de primera fila de sombra, detrás del burladero de matadores, en los asientos de honor, para decirlo pronto, se encuentran Eugenio Garza Lagüera, Alfonso Romo Garza y Adrián Fernández. Uno es el mayor accionista de la cervecería Cuauhtémoc Moctezuma, una de las más importantes de Latinoamérica; otro es el empresario consentido del futuro presidente de la República, y el tercero es un famoso pero modesto piloto de bólidos tipo Kart. Cada cual es un reportaje en sí mismo.
El deportista Fernández, el más distinguido corredor mexicano de coches deportivos, es el gancho publicitario de un negocio que pretende inscribir a Monterrey en el circuito internacional de las competencias automovilísticas. En los terrenos de la fundidora, la otra industria que a la par de la cervecería contribuyó decisivamente en la fundación de esta ciudad, la elite se ha empeñado en construir un autódromo que ya está en marcha.
El inmenso predio donde se asentará, poblado aún por las herrumbrosas ruinas de la acería -cafeteras gigantescas que a lo lejos se recortan como si fueran parte de una película de Fritz Lang-, fue expropiado en 1988 por el gobierno de Miguel de la Madrid para que los regios plantaran un bosque y tuvieran una fuente natural de oxígeno, toda vez que habitan la octava urbe más contaminada del planeta, carecen de áreas verdes para contrarrestar el efecto de los 3 millones de motores de explosión que la recorren a diario y, para colmo, ha señalado el especialista Iván Restrepo, las montañas circundantes, incluido el famoso Cerro de la Silla, ''están devastadas''.
Romo, abanico de negocios
Acodado en su barrera sobre el capote de paseo de Eloy Cavazos, que se lo ha enviado al inicio de la corrida como una distinción especial -para que no digan que el magnate sólo es consentido de Fox-, Poncho Romo está sentado allí por tres razones visibles. Junto a Adrián Fernández, porque se siente obligado, como empresario, a fomentar el deporte por el bien de un país y de una juventud sanas (ideas como estas expresó el 30 de octubre, en un diálogo con el periodista Xavier Héctor, de la televisión regia, al reconocer que su programa Pro Excel, a favor de la excelencia, donó 6 millones de dólares para apoyar a los atletas mexicanos que fueron a la Olimpiada de Sydney).
La segunda razón es la ya legendaria afición del inversionista a los caballos. Antes de la corrida, con su espléndida cuadra encabezada por Chicuelo y Cagancho -los corceles gitanos que han aprendido a galopar en el ruedo moviéndose con la gracia de un capote o de una muleta-, el rejoneador vasco Pablo Hermoso de Mendoza dirigió una serie de "clínicas" de equitación en el Club Hípico de Monterrey, el sitio de recreo favorito de Poncho.
Presidente del Grupo Pulsar Internacional, controlado por medio del Grupo Savia -dividido, a su vez, en tres sectores: industrial, comercial y de servicios financieros-, que de septiembre de 1999 a septiembre de 2000 facturó ingresos por 15 mil 418 millones de pesos, merced a las ventas de las empresas Seguros Comercial América, Seminis ("máxima productora de semillas para frutas y hortalizas en el mundo"), Bionova (dedicada a la investigación "agrobiotecnológica") y Empaques Ponderosa (fabricante de cartón plegadizo), Alfonso Romo, accionista mayoritario de todo eso (''pero no dueño, eso es ridículo''), ha acudido a la fiesta de los toros y de los caballos por una razón más, la tercera:
Eloy Cavazos, el diestro más taquillero en los taurinos desiertos del noreste mexicano, ha ofrecido que todo el dinero que se reúna esa tarde será destinado a la remodelación del Hospital Universitario. Este, como su nombre lo indica, pertenece a la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), cuyo rector, el biólogo Reyes Tamez Guerra, ocupará en breve la Secretaría de Educación Pública en el gobierno foxista.
En febrero de este año, 60 enfermeras fueron despedidas por organizarse y exigir que les aumentaran el sueldo porque manejaban desechos quirúrgicos (bisturíes usados, sangre contaminada, ampolletas de vidrio y órganos humanos, entre otros) sin la debida protección sanitaria. En respuesta a la medida, estallaron una huelga de hambre en la Macroplaza, frente al palacio de gobierno. En una entrevista con este enviado, concedida en mayo, las mujeres en lucha dijeron que el pésimo estado general del nosocomio se debía a que el director de la institución, doctor Jesús Ancer, "lo había dejado caer a propósito con el fin de privatizarlo", y añadieron que, desde su punto de vista, las "remodelaciones" tenían por objeto "modernizarlo" con dinero de los contribuyentes, para después venderlo barato a los amigos del régimen.
Antigua amistad con Fox
El periódico El Norte publica al día siguiente en primera plana la foto de la corrida: Eugenio Garza Lagüera, Adrián Fernández y otras personas, entre ellas varias señoras y señores no identificados por el pie de grabado, atestiguan el momento en que Romo acepta el brindis de Eloy Cavazos.
Una semana más tarde, la noche del lunes 13 de noviembre, en el Auditorio de la Biblioteca Magna Universitaria Raúl Rangel Frías, de la UANL, vestido con un severo traje negro, adornado con una corbata gris perla y sonriendo, casi siempre, por encima de sus frondoso bigotes de plata (estilo Carlos Payán) que le dan un aire jovial y festivo, Romo Garza pronuncia la conferencia La responsabilidad social del empresario. Cuando el solemne acto concluye, ante los discretos guaruras y los ávidos periodistas que intentan acercase al hombre de negocios, Eloy Cavazos, de traje azul y corbata florida, se le aproxima a él y le dice, en presencia de este enviado:
-Orejas y rabo, mi Poncho. Estuviste enorme...
Durante su charla, hablando en voz muy baja, casi tímido se diría, el magnate postula: ''Nuevo León está contagiado de éxito: los empresarios generamos riqueza, patrocinamos universidades, coordinamos nuestros esfuerzos para una población cada vez más rica en ideas''.
Al examinar el tiempo que vivimos, anota: ''Del siglo XIX al XX, en México se buscaba que los medios de producción estuvieran en manos del Estado: queríamos un país donde todos fueran obreros; hoy, del XX al XXI, queremos un país donde todos sean empresarios'', porque, agregará más adelante, ''la riqueza no se distribuye, se genera para que otros generen más riqueza", y explica que la fórmula secreta que lo ha llevado al éxito es simple: ''disciplina y sacrificio, sacrificio y disciplina''.
Finalizada la exposición, el público hace preguntas. El hombre que recoge los papeles escoge los temas y se los transmite a don Poncho desde el único micrófono del podio; es don Reyes Tamez. Esa mañana, en su columna de La Jornada, Miguel Angel Velázquez ha escrito que el rector de la UANL será el próximo secretario de Educación Pública. Por esa causa hay tantos reporteros en el lugar, y todos alistan grabadoras y libretas cuando Tamez lee esto:
''Señor Romo, Ƒusted está hablando con el licenciado (Vicente) Fox sobre temas de educación?''.
Don Poncho contesta: ''La gente cree que yo voy a México a hablar con Fox, pero qué le voy a decir al señor presidente electo que no le haya dicho antes, hace como cuatro años, cuando venía a Monterrey y nadie lo pelaba, Ƒverdad, Reyes?''.
Monterrey, universo insospechado
Pueblo grande, infierno chico, en los albores del nuevo milenio Monterrey aparece como una ciudad-estado considerada paradigma del neoliberalismo. Aquí, entre las rígidas normas morales que prohíben a los bañistas nadar con ''shorts de bragueta" en las albercas públicas y la insospechable permisividad de los antros para gays y lesbianas proletarios, con un sistema carcelario dominado por la práctica habitual de la tortura, con un casino que es la envidia del resto del país, con una zona residencial donde la pobreza está vedada por decreto de ley y los mendigos "trabajan" amparados, la soberbia Sultana del Norte vive y trabaja al ritmo de las exclusivas familias que a partir del 1o. de diciembre tomarán las riendas políticas de México.