MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť José Blanco Ť
Mitos mexicanos en la educación superior
La semana pasada algunas voces volvieron a subir de tono y volumen, a propósito de que el marroquí Jamil Salmi, funcionario del Banco Mundial, dijera en una conferencia que México "no ha superado el mito de la gratuidad" en la educación superior. Hubo a quien la tesis le pareció una irresponsabilidad y hasta una provocación. Ya se sabe, para un sector de la opinión mexicana, cuando el Banco Mundial (BM) habla aquí, sobre México se ciernen las peores amenazas. Basta que la tesis provenga de ese organismo internacional para que, para ese sector, quede automáticamente descalificada. Todo ocurre como si el BM hubiera sido creado como un engendro del mal, específicamente diseñado para crear el peor de los daños allí donde opera: uno de los tantos mitos del "nacionalismo" mexicano.
El BM es un banco. Como tal opera. No regala nada. Bajo ciertas condiciones, presta dinero, como cualquier banco. Como tantas otras, es una institución especializada. El BM es en realidad un grupo de instituciones: el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), la Asociación Internacional de Fomento, la Corporación Financiera Internacional, el Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones y el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones. La primera de estas instituciones fue fundada en 1944. Actualmente sus socios son los gobiernos de alrededor de 180 países. Su asunto es el desarrollo de los países pobres, y su crédito se destina al apoyo a las personas; por eso la salud y la educación tienen la preeminencia en sus líneas de crédito. Alrededor de tres cuartas partes de los créditos se otorgan a través del BIRF. Este a su vez consigue el dinero en los mercados de capitales, mediante la venta de bonos. El BM no tiene una gran significación en el financiamiento internacional: otorga alrededor de 20 mil millones de dólares anuales para 100 países que atiende. Para un país con el desarrollo relativo de México, el financiamiento proveniente del BM es marginal, está en declive y pronto, como el propio BM lo ha dicho, dejará de operar aquí. Algo similar le ocurre con México a casi todas las agencias de la ONU.
Por cuanto tiene que cuidar los recursos de su capital (de sus socios) y de sus pasivos (la venta de bonos), el BM sólo presta si el prestatario tiene capacidad de pago. Como todos los bancos. Por eso, y porque no puede prestar bajo garantía prendaria o hipotecaria, tiene que calificar la viabilidad de los proyectos en los que se aplicarán los recursos. De acuerdo con sus propios criterios. Como cualquier banco. Si un gobierno no desea pedirle prestado, por supuesto, no está obligado a hacerlo.
El BM tiene una gran división de investigación. Le sirve para construir sus propios criterios, los que surgen de la sistematización que realiza de la experiencia internacional. Cuando Jamil Salmi, jefe del Grupo de Educación para América Latina y el Caribe, habla de la "gratuidad" en la educación superior, lo hace en el contexto de las tendencias observadas en el plano internacional. Por ejemplo: a) en 1997 el Reino Unido, con un gobierno laborista, se volvió el primer país europeo en adoptar el cobro de cuotas en sus instituciones de educación superior (IES) públicas; b) en 1999 el gobierno socialdemócrata de Alemania dejó de renovar la disposición tradicional de la Ley Marco sobre Educación Superior que garantizaba educación gratuita; c) ha comenzado a implantarse cuotas en China, Vietnam, India, y un número creciente de países latinoamericanos y africanos; d) Rusia y otros países de la antigua Unión Soviética buscan adecuar sus marcos legales, que hoy garantizan una educación superior gratuita, para poder introducir cuotas; e) en Japón, Corea del Sur, Filipinas, Chile, Brasil, y otros países de América Latina, hay ya un sector notable de IES privadas. Las razones detrás de estas decisiones y las formas que adopta la participación de las familias y de los beneficiarios directos de la educación superior en los costos de la misma, son extraordinariamente variadas. Para una aproximación a esta tendencia mundial, puede consultarse el proyecto internacional de investigación Higher Education Finance and Accessibility: An International Comparative Examination of Tuition and Financial Assistance Policies, de Bruce Johnstone y Preeti Shroff Mehta, estudio que discute y recoge los argumentos en contra de tal participación.
A veces, los criterios del BM son distintos o contrarios a los predominantes en este o aquel país. Por ejemplo, hace tres lustros el BM sostenía la necesidad de otorgar primacía a la inversión en educación básica, haciendo a un lado la educación superior, en los países en desarrollo. La crítica internacional que recibió el BM terminó por hacerlo abandonar ese criterio.