MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť ITACATE
Kuo li gm
En lengua chinanteca la vainilla es kuo li gm, palabra que significa ''la vaina de la flor del bejuco". Este nombre corresponde a la clasificación botánica establecida en la región. Los chinantecos la apreciaban mucho por su fragancia delicada; la usan desde la época prehispánica para aromatizar el aceite de pixtle, esto es, del hueso del mamey, cuyos aceites esenciales se debía investigar en colaboración con quienes saben del tema en la región, antes de que algún extranjero ''listo", intente patentar esta antiquísima receta, pretextando que él ''descubrió" su uso. Este aceite se emplea en el embellecimiento del cabello femenino; y no está por demás recordar que con el hueso de mamey tostado, se resalta el color negro de las cejas.
El refinamiento chinanteco no sólo ha estado presente en la cosmética; con una esencia preparada con vainilla, también se daba un delicado aroma a las hojas del tabaco con el que se elaboraban los puros.
En la región, que se sitúa al norte del estado de Oaxaca, hay por lo menos cinco variedades de esta planta de la familia de las epífitas. En la actualidad se han domesticado tres de ellas. La recuperación de su cultivo comenzó de manera sistemática en 1985 y son varias las poblaciones que se dedicaron entonces a esta actividad: San Felipe Usila, Paso Escalera, Arroyo Iguana, Cerro de Hoja y San Pedro Tlatepuzco.
Además, participan las comunidades de San Antonio Ocote, San Lucas Arroyo Palomo, Cerro Cangrejo Grande, Cerro Armadillo Chico, San Rafael Agua Pescadito y Rancho Grande, todas ellas del municipio de Valle Nacional, y de otras poblaciones que se encuentran en la zona mazateca.
Cuando se iniciaron las tareas de cultivo, esta actividad complementaba al de la producción de café, principal actividad de la región.
Otro aspecto de gran importancia que se consideró, es que la posibilidad de generar empleos y diversificar la actividad mediante su cultivo, fortalece la zona de amortiguamiento ecológico y por lo tanto contribuye a preservar la selva chinanteca. Como ocurre en las comunidades indígenas de nuestro país, el trabajo es colectivo y participan personas de todas las edades.
El proyecto, llamado inicialmente Usila, fue apoyado desde su comienzo por la Dirección de Culturas Populares, por la Comisión Nacional de Fruticultura hoy desaparecida, y por la Dirección General de Reforestación y Manejo de Suelos Forestales. Desde esa época Elías García, a quien agradecemos la información que compartimos con el lector, ha sido acompañante del proceso.
Los chinantecos han dado continuidad a través del cultivo de la vainilla, a sus conocimientos y tecnologías tradicionales, hoy tan apreciados especialmente en Europa, pues lo hacen sin utilizar agroquímicos. Además, han valorado la importancia del germoplasma de esta planta que les pertenece.
Este importante esfuerzo colectivo, se ha reconocido recientemente, al otorgársele en Italia a la comunidad de Rancho Grande el Premio Slow Food 2000, como reconocimiento por contribuir a la gastronomía artesanal. Esta población chinanteca, coordinada por Raúl Antonio Manuel, realiza desde 1993 un trabajo en el que colaboran campesinos e investigadores universitarios.
Ť Cristina Barros y Marco Buenrostro Ť