MARTES 21 DE NOVIEMBRE DE 2000
Ť Lucky Dube reunió a más de 25 mil personas, contados hutus y tutsis
Por un momento se olvidó el conflicto racial en Ruanda
Afp, Kigali, 20 de noviembre Ť Unas 25 mil personas asistieron el domingo por la noche, en Kigali, a un concierto del cantante sudafricano de reggae Lucky Dube, un acontecimiento cultural que reunió a un público de jóvenes y adultos, ricos y pobres, hutus y tutsis, sin precedente desde el genocidio de 1994.
En el gran estadio de Amahoro, Lucky Dube actuó con medios técnicos rudimentarios pero acompañado de una orquesta y un coro excelentes. El artista alentó al público a unirse a su frenesí durante varias horas, provocando el entusiasmo de los espectadores que, al principio, escuchaban simplemente o danzaban sólo tímidamente.
Este tipo de acontecimientos es excepcional en Ruanda, que no recibe casi nunca espectáculos de estrellas internacionales. No obstante, esta fue la segunda actuación de Lucky Dube en ese sitio, aunque su primer concierto fue de modestas dimensiones.
"La última vez que vine, en 1996, en Sudáfrica me decían: "ƑCómo? ƑVas a Ruanda? ƑEstás dispuesto a morir?", explicó el cantante a la prensa antes del recital. "Esta vez, se me habló del Ebola (virus que mató un centenar de personas desde septiembre pasado en la vecina Uganda). Pero yo me siento seguro aquí", agregó.
"Me acuerdo que antes de entrar en el escenario, no sabíamos si habría mucha gente en el estadio, y que una vez allí, esperaba que no pasara nada grave, que no hubiera violencia", recordó Dube respecto de su concierto de 1996, organizado sólo dos años después de perpetrarse el genocidio, en el que medio millón de tutsis fueron asesinados.
Verdadera estrella de la música en Africa, Lucky Dube es el único artista de su envergadura que ha aceptado actuar en Ruanda.
"Hasta ahora", ya que "esperamos que este acontecimiento de ideas a otros y que la experiencia se repita", declaró William Ntidendereza, presidente del Rotary Club de Kigali, que organizó el recital.
El concierto, que fue gratuito, pudo realizarse gracias a dos empresas ruandesas que donaron los 75 mil dólares necesarios para organizarlo. El objetivo era "alentar a la gente a reunirse y a divertirse", recalcó Ntidendereza.
Y una vez lanzados a la fiesta, nada pudo detener a los espectadores ruandeses, que danzaron y cantaron pese a la lluvia y las interferencias del equipo de sonido.